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El exfiscal de Estados Unidos, William Barr, desestimó los cargos contra el general Salvador Cienfuegos, extitular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a fin de preservar la colaboración entre ambos países en el combate a las drogas.
Lo anterior, según un extenso reportaje del medio ProPublica y la New York Times Magazine.
Se señala que la evidencia que tenían eran los supuestos contactos que tuvo el general con miembros del Cártel H-2 que operaba en Nayarit, además de dichos del exfiscal general de ese estado Édgar Veytia, condenado a 20 años de cárcel en la Corte de Brooklyn.
Luego del arresto de Cienfuegos quien había visitado Estados Unidos por un viaje familiar, el exembajador estaodunidense Christopher Landau fue cuestionado por el canciller Marcelo Ebrard y se le informó que la presencia de la Agencia Antinarcóticos (DEA, por sus siglas en inglés) en México estaba "decididamente en riesgo".
La publicación detalla también que fue la estación de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) y una unidad secreta del Ejército Mexicano, entrenada y equipada para operaciones antinarcóticos, los implicados en el intento de captura de Ovidio Guzmán en octubre de 2019, lo que sería conocido como "El Culiacanazo".
Tras el fracaso del operativo y la masacre de la familia LeBarón, Barr visitó el país y propuso a las autoridades mexicanas acelerar la extradición de narcotraficantes, ir contra sus finanzas y que la Marina intensificara sus esfuerzos para frenar el tráfico. Otro deseo de Washington era la captura de Rafael Caro Quintero (hoy detenido).
Dos días después del viaje de Barr, el exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Calderón, Genaro García Luna, fue detenido a las afueras de un apartamento de lujo en Dallas, Texas, relata el reportaje.
