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El Espacio de Cerpa: El mejor boxeador mexicano de todos los tiempos

RODOLFO CERPA

Mañana viernes se estarán cumpliendo 40 años de que se nos adelantó en el camino, el que, a mi gusto, ha sido el mejor peleador nacido en nuestro país, como lo fue Salvador Sánchez Narváez, a quién solo la muerte, lo pudo vencer como campeón en aquella madrugada triste del año de 1982 al perder la vida en un accidente automovilístico dejando un legado tan difícil de igualar en esta dura disciplina.

Nacido en Santiago Tianguistenco en el estado de México, comenzó su carrera en el pugilismo a los 16 años donde, sin esperar, enseñó sus aptitudes con una pegada demasiada fuerte y gran contraataque no requiriendo de mucho tiempo para llegar a la cima del boxeo saltando inmediatamente al escenario mundial y aunque para que la cronología no fuera perfecta y antes de alcanzar el olimpo, en 1977 perdió por decisión dividida ante Antonio Becerra.

Y desde entonces, Sal Sánchez como era conocido, no volvió a ser derrotado, almacenando en su fugaz carrera, 44 victorias siendo de estas, 33 por la vía del nocaut con solo esa derrota que se menciona líneas arriba y un empate, pero en el año de 1980 se consagró a lo más alto ya que, cuando nadie se lo imaginaba (me incluyo), obtuvo el título mundial de peso pluma, por el Consejo Mundial de Boxeo al vencer a Danny "Coloradito" López el 2 de febrero de 1980 en 13 episodios porque hay que recordar que anteriormente, todas las peleas por los títulos mundiales se llevaban a 15 asaltos pero después los altos funcionarios de los organismos de esta disciplina y viendo las consecuencias que llevaba el tener peleas hasta estas instancias, decidieron reducir el número de rounds para protección de los boxeadores.

Pero después de que nadie le hacía ni las cosquillas en la división de las 122 libras, le llegó el momento más importante de su trayectoria cuando en la división inferior, a saber peso supergallo, el puertorriqueño Wilfredo Gómez, que se caracterizaba también por su poderoso punch, pero que lamentablemente era muy bocón, reto a Salvador Sánchez para una pelea por el título que poseía el mexicano y que después de firmar el contrato, se la pasó con puro bla, bla, bla y hasta había pronosticado que la pelearía finalizaría en ocho episodios y que además retiraría al mexiquense.

Y llegó la fecha tan esperada de aquel 21 de agosto del año de 1981 recordando que esa pelea, fue en pago por evento y que hasta tuvimos que escucharla por la radio donde lo único que dijo nuestro paisano durante todo su entrenamiento, fue precisamente ese día del combate cuando el tercero sobre la superficie Carlos Padilla los llevó al centro para el protocolo habitual por lo cual Sal Sánchez le dijo al boricua: "Tómate una fotografía porque después no te vas a reconocer".

El de la famosa Isla del Encanto, fue enviado por primera vez en su carrera en esa pelea desde el arranque del combate y que, a diferencia de lo que había pronosticado en ese entonces el monarca supergallo, todo terminó en ocho asaltos, pero a favor del mexicano lo que marcó, para siempre su arribo a lo máximo del deporte de los catorrazos.

Esa contienda, sin duda, consagró al mexicano mientras que el llamado "niño consentido de las monjas", ya tenía diez victorias sobre boxeadores de nuestro país, siendo la más recordada y que nos retorció el hígado durante muchos años, cuando venció por la vía rápida a Carlos Zárate en el año de 1978 ya que, estando "El Cañas" ya sobre la lona, Wilfredo Gómez lo seguía golpeando a placer con el consentimiento del referí y que fue algo que recordó Sal Sánchez el día de su consagración.

¡Gracias por todo Salvador!

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