(CORTESÍA)
En la cuenta atrás para el comienzo de la cita mundialista en Catar, el 20 de noviembre, FIFA presenta 100 de los mejores momentos de la historia de la Copa Mundial de Futbol.
Un futbolista alemán habló de "dedicar nuestro séptimo gol a nuestras esposas, y el octavo a nuestros perros". El entrenador Jupp Derwall prometió "subirse al primer tren de vuelta a Múnich" si su equipo sufra una derrota impensable.
Tal autocomplacencia, claro, estuvo muy equivocada. Argelia era un debutante en la Copa Mundial 1982, pero desembarcaron con un estilo sorpresivo: llegaron con triunfos en amistosos a República de Irlanda, Real Madrid y Benfica, con el orgullo nacional a flor de piel.
"Porque en nuestra historia, sobre todo en las décadas del 50' y el 60', muchos futbolistas profesionales dejaron sus carreras en Francia para dedicarse a la guerra de la Independencia. Eso hizo que el apoyo del público a nuestra selección en 1982 sea muy fuerte", explicó Lakhdar Balloumi, delantero de aquella selección del norte de África. "Tomamos los comentarios de los alemanes como un insulto a nuestro pueblo", agregó.
La respuesta llegó en el campo, con Lakhdar Belloumi y un gol increíble para conseguir una victoria merecida: "Fue un tanto perfecto, uno de los mejores de todo el torneo", dijo el defensor Chaabane Merzekane. "Y después no nos relajamos: seguimos atacando. Pudimos haber ganado por tres o cuatro goles".
Reacción
Alemania Occidental quedó en shock. Un diario, Süddeutsche Zeitung, escribió que se sintió como "el Titanic hundiéndose". La indignidad fue mayor cuando el equipo se recuperó para clasificarse, a expensas de los argelinos, en la "Desgracia de Gijón", un partido infame en el que los alemanes y los austriacos dejaron de competir con el marcador suficiente para que ambos pasaran.
El comentarista del canal alemán ARD describió el espectáculo como "vergonzoso", mientras que su colega austríaco se rehusó a hablar en los últimos 30 minutos del partido e invitó a los espectadores a apagar la televisión. Ese partido llevó a la FIFA a cambiar las reglas y a que los partidos decisivos de la fase de grupos se jueguen a la misma hora.
"No estábamos enojados", dijo Merzekane. "Estábamos bien. Vimos a dos equipos poderosos degradándose para eliminar a Argelia. Ellos avanzaron con deshonra. Nosotros volvimos a casa con la cabeza alta".
