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Programa de la función El Abanico, presentada el 5 de diciembre de 1958, en el Teatro Martínez. (ESPECIAL)

Programa de la función El Abanico, presentada el 5 de diciembre de 1958, en el Teatro Martínez. (ESPECIAL)

DOMINGO DERAS TORRES

Para las 21.15 horas del viernes 5 de diciembre de 1958, había sido anunciada anticipadamente en la prensa lagunera la presentación en el Teatro Martínez de la obra teatral El Abanico, protagonizada por la famosa actriz duranguense Dolores del Río.

La diva que había triunfado en el cine mudo y sonoro de Hollywood en las décadas de los años veinte y treinta del siglo pasado, y en la época de oro del cine mexicano, llevó el papel estelar donde estuvo acompañada por un gran elenco de artistas. En el reparto aparecían Ramón Gay, Raúl Ramírez, Miguel Ángel Ferriz, Maruja Grifell y Meche Pascual.

Figuraban como empresarios teatrales Luis G. Basurto y Luis Riley, este último, era el esposo de la diva que en México triunfó con la película María Candelaria al lado del célebre actor Pedro Armendáriz (1942). La representación teatral estaba basada en la comedia El Abanico de Lady Windermere del literato irlandés Oscar Wilde.

Estuvo a cargo en la adaptación de la obra, el escritor Salvador Novo, amigo de la famosa actriz y quien fuera su vecino en Coyoacán en la ciudad de México. El Abanico, fue presentado en varias ciudades del interior del país, resultó ser una gira teatral exitosa que conquistó el reconocimiento de la crítica y el aplauso del público.

La escenografía fue realizada por David Antón, el vestuario femenino y masculino estuvo a cargo de la Casa Valdez Peza. La acción de la obra correspondía a un año del Londres victoriano: 1893. En la construcción del escenario consistente en muebles, joyas, objetos de plata, efectos de sonido, arreglos florales y arbotantes, intervinieron asesores teatrales y firmas comerciales. Todos ellos de la ciudad de México.

Los programas que se repartieron entre el público asistente, fueron patrocinados por la firma de casimires Rivetex, en coordinación con El Puerto de Liverpool que fue una famosa tienda departamental que existió en Torreón. Dolores del Río, se hospedó, en el Hotel Elvira que tiempo después llevó el nombre de Hotel Palacio Real. Ambos funcionaron por la avenida Morelos frente a la plaza de armas.

La primera vez que Dolores protagonizó El Abanico de Lady Windermere, fue en el Teatro Virginia Fábregas de la capital mexicana en 1958, trabajo actoral que la inspiraría para tiempo después filmar la película argentina Historia de una Mala Mujer.

Deslumbrado por su talento histriónico el escritor duranguense José Revueltas, escribió: "Usted transforma el simple mundo de la ficción en el mundo de la poesía, el sueño de la realidad en la realidad del sueño, La hemos admirado hondamente anoche y siempre; gracias por su arte".

De hecho, Dolores del Río había realizado su debut actoral en México con El Abanico de Lady Windermere, en ese año de 1958. Conquistó a los exigentes críticos del arte escénico, los intelectuales la exaltaron, los boletos se agotaban en cada presentación, la actriz deslumbró con los elegantes vestidos que lució, cascadas de aplausos resonantes recibía al cerrarse el telón al final de sus intervenciones.

Dolores del Río se transfiguró, así, en la actriz que saltó del cine a los escenarios teatrales con desbordante éxito. La diva del celuloide se plantó de carne y hueso en el foro; lo hizo suyo. Esta obra dramática también la representó en Buenos Aires, Argentina, los periódicos la elogiaron.

De su vida escénica, expresó: "En el cine, llega un momento en que tú ya no puedes crecer como actriz. El teatro, para mí, es como la hora de la verdad porque te enfrentas a ti misma. Nada de corte y a repetir la escena si no salió bien. En teatro el verdadero diálogo es con el público".

En 1962 murió en la ciudad de México, Antonia López Negrete, su madre. Dolores del Río se encontraba representando la obra teatral Espectros de Henrik Ibsen que no canceló cuando recibió la infausta noticia. Se encerró varios minutos en su camerino acompañada de su esposo Lewis A. Riley, después retornaría al escenario sin una lágrima, inmutable. Exhibió sus nervios de acero.

Al enterarse el público del fallecimiento de su progenitora, le brindó un cerrado y solemne aplauso, al día siguiente encabezó el funeral hasta el panteón donde fue sepultada. Por la noche, se presentó a continuar con su trabajo en el teatro. Así era la gran estatura artística de Dolores del Río.

En su edición del sábado 6 de diciembre de 1958, El Siglo de Torreón publicó la noticia de que la actuación teatral de Dolores del Río, había sido un éxito rotundo. Así decía la nota informativa: "Cariñosas y nutridas ovaciones cerraron con broche de oro el debut de la eximia actriz durangueña, Dolores del Río, en su presentación de ayer en la noche en el Teatro Martínez con El Abanico, adaptación teatral de Salvador Novo a la obra de Oscar Wilde. El culto público lagunero premió con entusiastas aplausos la magnífica interpretación artística que la hace ascender un escalón más en la cumbre de la fama".

El Abanico, fue presentado nuevamente al público lagunero el domingo 7 de diciembre, en dos funciones que tuvieron verificativo a las 17.15 horas y a las 19.15 horas. Se agotaron los boletos.

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