
(FERNANDO COMPEÁN)
El rostro de Jesús está empapado en sudor, su cuerpo lastimado por los golpes y las caídas, pero su mirada se mantiene fija en el camino y su concentración está en reflejar la compasión del nazareno, mientras cientos de fieles le acompañan en el recorrido de más de dos kilómetros y aguantan caminar durante casi tres horas bajo el inclemente sol lagunero.
El viacrucis viviente en Lerdo celebró 35 años de tradición y mística en la Parroquia del Sagrado Corazón, la representación de Jesucristo estuvo a cargo de Ángel David Serna, de 20 años, quien desde los 8 años ha formado parte del coro parroquial y había soñado con este momento.
En la plaza principal de Lerdo se congregaron cientos de ciudadanos con sus familias para presenciar el viacrucis, aquí observan cuando es sentenciado a muerte y, custodiado por los soldados romanos, comienza a caminar rumbo a la Iglesia de El Cerrito, en San Isidro. Los empujones de los soldados lo tambalean pero no cae. Recibe azotes mientras avanza, los niños se asustan, las señoras entrecierran los ojos con cada golpe, pero sigue caminando, junto a todos los católicos que le acompañan en la procesión.
El sudor es real, el cansancio también. El calor se agudiza a cada paso, en algunos tramos su respiración se agita, pero nuevamente fija su mirada en el camino y sigue. No lo hace por figurar, quiere transmitir el mensaje del nazareno, que la gente de La Laguna y los visitantes comprendan lo que significó la Pasión de Cristo y tengan la oportunidad de revivirla cada año.
Jesús tiene la espalda flagelada por los azotes y las rodillas rojas por las tres caídas que sufre a lo largo del recorrido. La cruz de madera que lleva a cuestas pesa cada vez más y el sol no da tregua. Los fieles le acompañan con rezos y cantos. El encuentro de María con Jesús conmueve a más de uno. Las lágrimas y el silencio, se hacen presentes una vez más antes de sentir un alivio cuando Simón el Cirineo ayuda a cargar la cruz a Cristo. Viene una segunda caída y una tercera.
Cuando Cristo es crucificado, los feligreses callan, se detienen y observan la triste imagen. Son casi las 2 de la tarde y los rayos de sol caen intensos sobre las tres cruces, los fieles se resguardan en cualquier sombrita. Jesucristo, concentrado, con el rostro empapado en sudor y "sangre", la corona de espinas en su cabeza y semidesnudo, resiente el largo trayecto. En sus hombros están las marcas de haber cargado la cruz de madera donde finalmente sería crucificado.
Los soldados bajan el cuerpo lastimado de Jesús de la cruz y algunos asistentes rezan, la mayoría sólo mira en silencio y reflexiona sobre el sacrificio de amor que implica la Pasión de Cristo.
TRADICIÓN Y MÍSTICA
La tradición del viacrucis en Lerdo nació en 1988 organizado por los grupos A.C.J.M y el Coro Apóstoles del Señor, como una inquietud de transmitir el verdadero sufrimiento de Jesucristo, de vivir la pasión y muerte de una manera menos pasiva que permitiera una mayor reflexión del sacrificio por amor de Jesús hacia los hombres.
El viacrucis en Lerdo es coordinado por Martín de Jesús Ulloa Bermejo y Marvin Josué Quintana Armijo, con la asesoría espiritual del presbítero Julio Carrillo Gaucín.
Este año, el papel de Jesús fue representado, por primera vez, por Ángel David Serna Quintana, de 20 años de edad. María fue representada por Rebeca López Rodríguez, de 20 años, quien estudia Idiomas en la Escuela de Lenguas extensión Gómez Palacio, de la UJED. Ingresó al viacrucis en el año 2013, y desde el 2016 representa a la Virgen. María Magdalena fue representada por Karla Pamela Villanueva Quintana, de 34 años, quien es licenciada en Administración de Empresas. Ella ingresó a la representación en el 2009 y desde el 2013 representa a María Magdalena.
En total, participan 60 actores en escena. Actualmente el grupo "Viacrucis, Camino a la Cruz, Tradición y Mística", motivados por un gran amor hacia las tradiciones religiosas y con el fin de preservar una de las de mayor relevancia e impacto social no solo en la comunidad sino a nivel mundial, llevan a cabo la representación del viacrucis viviente bajo el concepto que la promoción del sacrificio de Jesús es el más grande legado que se puede dejar a las próximas generaciones.
El viacrucis de Lerdo arrancó a las 11:00 horas en la Iglesia del Sagrado Corazón y terminó en la Iglesia de Guadalupe, conocida como El Cerrito, cerca de las 14:00 horas, con una duración de tres horas. Los actores, acompañados de los fieles, caminaron un trayecto de más de dos kilómetros.