(EL SIGLO DE TORREÓN)
El fallecimiento del escritor lagunero Gilberto Prado Galán (1960), ocurrido el pasado 21 de octubre en Ciudad de México, causó un gran desconcierto entre la comunidad cultural de La Laguna. Tan sólo unos días antes, el 14 de octubre, había viajado a la Feria Internacional del Libro de Monterrey para presentar su último libro: Ella era el jardín, el cual fue editado y publicado por el Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE). En aquella ocasión, en el área dedicada a Coahuila, estuvo acompañado por el poeta José Javier Villarreal.
El autor no alcanzó a presentar su obra en Torreón. Ella era el jardín es una carta de amor para su esposa, Leticia Santos Campa, quien falleció en 2016. En sus letras, el autor intentó crear un bálsamo para ese dolor que sólo puede provocar la ausencia de un ser humano, como si al poblar de palabras la hoja en blanco se pudiese dibujar el rostro de a quien se le escribe.
Por tal motivo, el IMCE, así como colegas, familiares y amigos cercanos al escritor, decidieron brindarle un homenaje póstumo este martes y realizar la presentación de su libro. El evento tuvo lugar en el Museo Regional de La Laguna (MUREL) y en él participó Adolfo Castañón, Cristina Matuk Héctor Matuk, Pablo Arredondo, Nadia Contreras, además de un ensamble de cámara.
“Es un evento agridulce. Por un lado, la parte triste es que no esté presente Gilberto, alguien cercano a nosotros, con quien tuvimos muchísmo contacto desde hace un año para ahora, que fue un gran apoyo para el Instituto, hay que reconocerlo. Independientemente del gran autor que fue, de la pérdida que representa para la literatura, sólo para La Laguna, ni del estado de Coahuila ni del país, sino también por su calidad humana, por su visión, esa es una pérdida irreparable”, indicó Antonio Méndez Vigatá, director del IMCE, durante su intervención.
Poco después de las seis de la tarde, un ensamble compuesto por músicos como Ismael Estevané, Yoleti Riquetti, Ioseb Gamilagdishvili y Johanan Eager interpretó una serie de piezas musicales. Acto seguido, sobre la pared del escenario se proyectó un video donde el escritor Adolfo Castañón, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), emitió su mensaje.
“El nombre de Gilberto Prado Galán está asociado al arte del palíndromo, que es este ejercicio de comprimir versos, palabras, secuencias lingüísticas verbales que se pueden leer en un sentido o en otro. Él fue un artista de esto, de este juego que es también literario y subversivo”, aportó Castañón.
A continuación, el resto del panel ocupó la mesa adornada por flores en su parte inferior. Sobre el muro ahora se proyectó una fotografía del autor, cuyo semblante se acentuaba gran sonrisa mientras vestía a cuadros y sostenía su chaqueta.
Cristina Matouk fue la primera en tomar la palabra para aportar que Ella era el jardín le parecía una esfera circundada por varios hilos, donde las ideas y emociones son capaces de atravesarse para responder interrogantes o reafirmar su esencia en la fe y la esperanza.
Enseguida, el turno fue para Héctor Matuk, miembro inaugural del grupo literario Botella al Mar, quien narró cómo conocieron al maestro Saúl Rosales, para luego crear el grupo y también contemplar el ascenso que Prado Galán tuvo en su escritura.
Por su parte, el escritor Pablo Arredondo habló sobre la trascendencia que el amor tiene en Ella era el jardín. Con la voz entrecortada, destacó la inclusión de textos breves, intensos, numerados del 1 al 174, que muestran una emotividad fuera de lo común.
Finalmente, la poeta Nadia Contreras aportó detalles sobre el proceso de Ella era el jardín y compartió episodios de su amistad con el autor. Además, el IMCE y la coordinación Laguna de la Secretaría de Cultura de Coahuila, emitieron un reconocimiento póstumo al autor, mismo fue entregado en manos de sus familiares.
El IMCE también anunció la creación de una biblioteca itinerante que llevará el nombre de Gilberto Prado Galán.
