
(EUNICE MUÑOZ)
El centro de equinoterapia lomos con alas lleva ya nueve años al servicio de la comunidad lagunera, pese a que el lugar ofrece el servicio de forma totalmente gratuita, los padres de familia que acuden con sus hijos para recibir la terapia decidieron dar una aportación voluntaria, “cuando ya empieza uno a convivir con los niños te das cuenta que lo requieren y lo único que puede hacer uno es apoyarlo”, es lo que comentó Ilhuicamina Cabrera García, presidente del centro.
Todos los domingos abren sus puertas a 20 pacientes quienes acuden de 9:00 a 12:00 del medio día para continuar con sus terapias, hasta ahora han atendido a menores de dos años hasta jóvenes de 22, Cabrera, quien también es terapeuta del lugar recomienda que el tratamiento comience desde los primeros años de vida para quien nace con la discapacidad, “hemos tenido niños con retraso psicomotriz o en el andar de dos a tres años que a partir de montar en el caballo han logrado caminar, no es lo mismo que con un niño que padece parálisis cerebral o alguna situación más grave vaya a lograr caminar, pero lo que buscamos es mejorar su condición de vida”.
Los pacientes de lomos con alas son personas con un diagnostico y recomendación para realizar la equinoterapia, ya que hay quienes tienen ciertas enfermedades que al recibir la terapia puedan poner en peligro su vida.
Cuenta Ilhuicamina que hay diferentes principios básicos para este tipo de tratamiento, desde el calor corporal del caballo, como el caminar de las patas delanteras que permiten realizar una estimulación en los pacientes para que el cerebro intercepte y guarde el movimiento
el primero es el del calor, este permite que los niños que tienen alguna contractura muscular puedan relajar el musculo con la fricción y el calor corporal del caballo que es dos grados centígrados mayor que la de un humano, pese a que en una enfermedad neuronal que provoca la tensión de los músculos, puede relajar la parte dañada y le permite un descanso al paciente.
El segundo principio es la reproducción del andar, al colocar al jinete a la altura de las piernas delanteras del animal, deja que el cerebro perciba el movimiento como el estimulo del andar; el tercero se trata de un estimulo neuronal, al colocar al niño en la misma posición confunde al cerebro al no saber si el movimiento es voluntario o por una estimulación externa, lo que hace el órgano es guardar la información.
El ultimo movimiento, es que al montar el caballo, la persona tiene que hacer fuerza en los músculos de las piernas para evitar caer del animal, “este movimiento permite que aunque el niño vaya sentado de igual forma se vaya estimulando”, así lo dijo el presidente del centro.
Actualmente el centro se encuentra sobre la prolongación calzada Lázaro Cárdenas, a un costado del rastro municipal de Matamoros, sin embargo las instalaciones son prestadas, fue la semana pasada cuando luego de los nueve años de trabajo, el municipio donó un lugar al centro, Ilhuicamina hace un llamado a la sociedad para apoyar al centro y a los niños y jóvenes que se reciben.