
(GUADALUPE MIRANDA)
Una disputa legal de hace cinco años, mandó a la calle a madres de familia con sus hijos, quienes eran albergados en la Casa Hogar Pan de Vida de Lerdo, que desde hace más de 11 años, ha atendido a cientos de menores y de adultos mayores.
Sus cosas fueron echadas prácticamente a la calle, luego de que el dueño del inmueble identificado como Miguel, acudiera con una supuesta orden de desalojo, sin que hubiera una notificación previa que les permitiera buscar un lugar donde pasar la noche.
A las 10 de la mañana acompañado por abogados y una supuesta orden, entraron a la vivienda ubicada en Prolongación Morelos y calle 11 de la colonia San Isidro, hogar de tres madres trabajadoras con sus hijos, cuyas pertenencias quedaron prácticamente en la calle. Incluso denunciaron que husmearon entre sus pertenencias.
Santa Sánchez, es una de las afectadas. Es madre de tres pequeños: un menor de 7, otro de 4 y uno más de un año, a quien María Isabel Salas, voluntaria de la asociación Pan de Vida, pudo dar asilo por un par de noche.
Pero no solo eso, gracias a que sus padres viven a un costado del que era la Casa Hogar, las camas, ropa, los muebles pudieron quedar resguardados en el patio, lo cual entristeció a los menores, al no poder encontrar sus juguetes o simplemente su ropa, por lo que permanecieron con sus uniformes.
Más que apostarle al apoyo de la autoridad como el DIF, la asociación lanza un llamado de ayuda a la comunidad, para que alguien los pueda representar legalmente.
Y es que de acuerdo con Isabel Salas, cuando Miguel, quien era propietario de la vivienda, de acuerdo con las declaraciones de la afectada, Banco Azteca, hace más de ocho años, les pidió no pagarle renta puesto que él ya no era el dueño al haber perdido la propiedad.
“Vinieron del Banco para decirnos que no podíamos rentar a este hombre porque la casa es de banco Azteca, él no es el propietario, teníamos poquito cuando llegó el banco… hace como 8 años, y luego ya no le dimos renta y se molestó. Y le dijimos, el banco hasta nos dijo que era hasta demanda… entonces nos sacó”.
Las voluntarias, recordaron que a lo largo de más de 11 años de servicio de manera formal, pero 40 sin haberse constituido como asociación, atendieron a cientos de menores e incluso adultos abandonados por sus propias familias.
Santa, recordó que ella fue una de las atendidas en este lugar, que fue como un verdadero hogar durante su infancia.