"Chico" fue adquirido en una tienda de mascotas en los Estados Unidos, desde que lo vieron en el aparador sabían que se trataba del futuro miembro de la familia, era un alegre y regordete Chow Chow de tres meses de edad. Sus dueños un matrimonio de cincuenta y tantos años adoraban a las mascotas, ella de origen español de facciones refinadas, guapa e inteligente, principal responsable del gran amor y cariño hacia los animales, su esposo de origen norteamericano, serio y recatado, sin dejar de sentir gran afecto hacia su mascota.
"Chico" había vivido en varios países, el trabajo de su dueño así lo dispuso, llegó a nuestra región con diez años de edad, realmente no los aparentaba, robusto, pelaje rubio y brilloso dócil, gallardo, no conocía la agresividad. En una ocasión su dueña llegó a la clínica con una perrita que habían abandonado en la calle, delgada, pelo hirsuto, triste y sin alguna raza aparente. No sabía aquella criatura que a partir de ese día su vida cambiaría para siempre, fue adoptada y tratada como si fuera el mejor ejemplar de raza pura. Pasaron los meses cuando recibí una llamada de la dueña de "Chico", se oía muy afligida, quería que fuera a revisarlo, lo notaba triste y sin apetito, además muy extraño, su voz expresaba preocupación, pero a la vez seguridad, consciente de que pudiera ser una enfermedad de cuidado, ya que tenía más de doce años de edad, pedía una buena calidad de vida para su mascota, ella no era de la idea de prolongar la vida a base de sufrimientos. Después de corroborar la enfermedad con los análisis de "Chico" no había duda, se trataba de una insuficiencia renal, sus riñones empezaban con problemas, retención de líquidos, dolor de articulaciones y cansancio, afortunadamente con los medicamentos y las dietas específicas que existen hoy en día, "Chico" logró estabilizarse. Mientras, la perrita recogida "Lucy", se había convertido en un hermoso ejemplar adulto, de excelente carácter, así que la dueña decidió operarla para no tener descendencia. Por cierto, siempre insistía a manera de broma en que la operara a ella también, ya que en "Lucy" no había quedado el menor indicio de cicatriz y como jamás estuvo triste o adolorida, pensaba que sería el cirujano ideal para la operación que ella necesitaba practicarse.
Pasaron los meses y "Chico" volvió a recaer, contaba con trece años y todo parecía que había llegado al final de su vida, la dueña una vez más pedía que evitara el sufrimiento y tomara la decisión más adecuada para su perro, aunque le doliera en el alma ella estaría de acuerdo con cualquiera que esta fuese. "Chico" ya no caminaba, el tratar de incorporarlo fue tal su dolor que por primera vez intentó morder, los diuréticos, analgésicos y demás medicamentos, ya no cumplían con su función, se tomó la decisión de no dejarlo sufrir durmiéndolo para siempre. Llamó a su esposo al trabajo para que estuviera presente y se despidiera por última vez de su mascota de toda la vida, tardó algunos minutos en llegar, mientras, ella recordaba en voz alta la vida de "Chico", de vez en cuando corría una discreta lágrima sobre sus mejillas, "Lucy" no se despegaba de su dueña, como si tratase de consolarla, que decisión tan acertada fue haberla adoptado.
"Chico" llevó una vida confortable que disfrutó hasta el último momento, ojalá y todos los dueños pensaran de igual manera, y otorgar siempre a su mascota, una vida de calidad y al final, una vejez decorosa.