
Son 20 años los que la familia Ordaz Silva, hacen reliquia en honor a la Virgen de Guadalupe, la cual es una de las más concurridas en Matamoros.
Son 20 años los que la familia Ordaz Silva, hacen reliquia en honor a la Virgen de Guadalupe, la cual es una de las más concurridas en Matamoros.
Viven en la colonia El Chalet y la familia es muy conocida, en el municipio pues cada año también festejan a San Judas Tadeo y al Divino Niño, así como a la Virgen de San Juan.
Antonio cuenta que quien empezó con la devoción de hacer la reliquia a la Virgen de San Juan fue su abuelo, pues lo hizo durante 40 años, en el Ejido El Barreal de Guadalupe, luego continúo su papá durante 35 años, pero debido a que falleció, desde hace dos años que su hermano y él se encargan de continuar con la tradición, incluso reparten la comida en el ejido y por la tarde llegan a la colonia a repartir también, pues para esa fiesta compran dos cerdos y 200 kilogramos de sopa.
Con relación a la celebración del 12 de diciembre, la tradición la empezó su mamá, que por supuesto su padre apoyó, al ser un legado que por varias generaciones se ha ido transmitiendo, pues hermanos y familia en general se unen a para organizar la fiesta.
“Aquí es más familiar, porque es algo que empezó mi mamá y tenemos como 20 años y las vecinas llegan y nos ayudan”.
“Toñito” como lo conocen los vecinos comparte que cuando empezaron formaron una danza de pluma, aunque generalmente se separa el grupo de mujeres o de hombre y actualmente son 40 miembros y son muy solicitados para “bailar” en colonias y ejidos, pero cuando debido a sus ocupaciones no se completa la totalidad para algún compromiso pues la hace mixta.
Incluso dice que en el acompañamiento de la danza también tienen el apoyo de los vecinos, pues trae a niños y adolescentes y le apoyan para estar al pendiente de ellos.
Sobre la celebración a la Morenita del Tepeyac, comparte que se construyó un altar, hace trece años en la esquina de su casa y justamente este año se cambió la imagen, debido al deterioro que presentaba, sin embargo, se decidió que la virgen que quitaron se colocará un altar en medio de la calle, para hacerle algo así como una despedida.
Con uno o dos días de anticipación deben empezar con la preparación de los alimentos, pues para “velar” el día once, generalmente ofrecen menudo o tamales, al tiempo que las vecinas le van adelantando, dorando las sopas, partiendo la carne y alistando los demás ingredientes que lleva la reliquia, pues el día doce.
Son de 140 a 170 kilogramos de carne (dependiendo el tamaño del cerdo) los que utilizan para preparar el asado y 100 kilogramos de las siete sopas, como lo marca la tradición.
“Lo hacemos para agradecer lo bueno y lo malo que nos pasa, porque solo en cuando nos pasa algo es cuando nos acordamos de Dios o la Virgen y yo creo que a veces los que nos pasa es un aviso que ellos nos dan para decirnos que ahí están y que debemos agradecer todas las bendiciones que nos dan”.