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¿Qué hacer ante las malas calificaciones?

Los padres pueden encontrar una oportunidad de fomentar el esfuerzo y la educación en valores ante un escenario poco alentador

¿Qué hacer ante las malas calificaciones?

¿Qué hacer ante las malas calificaciones?

JAVIER FERNÁNDEZ ROMERO

La entrega de calificaciones es el momento más importante del ciclo escolar, pues en ellas se refleja el desempeño del alumno. Tener bajas notas puede causar sentimientos de frustración y miedo en los niños, tanto por la mala puntuación como por la reacción de sus padres.

Sin embargo, este momento puede ser aprovechado para tratar de mostrar una actitud resiliente, que ayude a mejorar a los estudiantes académica y personalmente en el futuro. 

La clave está en educar el valor del esfuerzo desde la primera infancia, que es el momento en el que se forma la personalidad del niño y sus valores.

La poca valoración del esfuerzo: un problema social

Algunas de las carencias que se observan en las nuevas generaciones son la fuerza de voluntad y el esfuerzo. 

Habitualmente se escuchan mensajes sobre la necesidad de esforzarse para conseguir metas en la vida, sin embargo, la sociedad del consumo y el bienestar transmite ideas subliminales en sentido contrario. 

Muchos padres procuran evitar a sus hijos las dificultades que ellos tuvieron que superar en su infancia. Esto conduce a la sobreprotección y a ofrecerles una vida cómoda, donde no deben realizar esfuerzo alguno para obtener lo que desean.

Cuando los pequeños crecen sin haber luchado por las pequeñas cosas cotidianas, es posible que terminen convirtiéndose en adultos mediocres, débiles, desordenados, inconstantes, caprichosos, incapaces de cumplir una tarea seria y de marcarse objetivos en la vida y cumplirlos.

La obediencia o el castigo son ineficaces

El problema es que no se fomenta este valor cuando los padres imponen y el niño simplemente obedece. 

Inculcar la obediencia es necesario para que el pequeño encauce sus capacidades en vez de seguir los impulsos de sus caprichos. Pero también es preciso que se sienta motivado y de ese modo surja la disposición para el esfuerzo necesario que le conduzca a lograr la meta propuesta. 

Los motivos más valiosos para el niño pueden ser la aceptación y aprobación de los padres y maestros, la valoración social en general, lo atractiva y placentera que puede resultar la actividad a realizar, el orgullo por los logros propios, etc. 

El esfuerzo, resultado de la educación en valores

El trabajo y el esfuerzo no forman parte de la herencia genética, son valores que precisan desarrollarse. Los padres acompañan y ayudan al niño en su aprendizaje facilitando un ambiente familiar seguro, afectivo, alegre y motivador. 

En este ambiente, el ejemplo de los padres es primordial. El niño aprenderá a esforzarse si observa la alegría con que los adultos se esfuerzan por cumplir bien su trabajo. Si, por el contrario, sólo escucha a los padres quejas, excusas y lamentaciones al tener que trabajar por obligación, el niño aprenderá a hacer lo mismo.

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