Los aficionados de Santos que acudieron ayer al estadio Corona salieron molestos tras la derrota ante Rayados. (ERICK SOTOMAYOR)
Duelo norteño en el Corona, con la visita de los Rayados y con el antecedente fresco de que los santistas eliminaron de la anterior liguilla a los regios, los muchachos del "Vasco" Aguirre llegaron a la Comarca con malas intenciones. Antes del silbatazo inicial, la directiva santista rindió un homenaje a un lagunero que ha dedicado su vida a Santos.
El homenajeado fue Raymundo Ramírez, utilero del primer equipo durante los más recientes 25 años y que ayer vivió su último partido en la cancha del Corona. "Me voy bien, feliz por tantas memorias que se van a quedar conmigo para toda mi vida, pero triste porque voy a dejar una rutina que había mantenido durante muchos años, aunque voy a seguir viniendo como aficionado", mencionó "en corto" Ray, quien prometió próximamente contará muchas de esas anécdotas para El Siglo.
Apenas comenzó el partido y la adrenalina empezó a fluir, los aficionados vivieron el encuentro como no lo hacían desde hace meses, a tope y gritando, alentando, empujando, desde el mismo primer minuto, ambiente que se prolongó durante todo el primer tiempo, tenso y sin goles. La segunda parte inició "movidita", con los Rayados moviendo las redes santistas tras un doble remate que dejó sin chances a Lajud.
Fue un mazazo difícil de digerir para los fanáticos y los decibeles descendieron notablemente durante cierto lapso, fue hasta que los futbolistas pisaron a fondo el acelerador, que revivió el ánimo desde la grada. Finalmente llegó una decisión del VAR favorable a Santos, un penalti sobre el "Mudo", tanto dudoso, le dio a Brian Lozano la oportunidad de marcar, la cual no desaprovechó y luego de 560 días, volvió a gritar desaforado una anotación.
Fue entonces que se vivieron los momentos más emotivos en el estadio, un balón al poste, Jeraldino a la cancha, el "Santos, Santos" retumbando, todo parecía indicar que sería otra noche de esas para recordar, pero el futbol tenía otros planes. Un cabezazo sentenció el partido y hundió en el desánimo a los santistas, quienes abandonaron el estadio molestos, emitiendo algunos abucheos, pero esperando a sus Guerreros hasta que entraron en el túnel para brindarles palmas, con la esperanza de que el próximo fin de semana pueda pintar mejor.