
Una meta debe ser avanzar en la aplicación de la economía circular, un esquema de autosuficiencia que no dependa del consumismo. (EFE)
La urgencia de avanzar hacia sistemas económicos más verdes, que promuevan la seguridad alimentaria y la participación social, es una de las advertencias que está generando la pandemia del COVID-19, afirmó el ecologista Mauricio Álvarez en el marco del Día de la Tierra.
"Hay que aprovechar este momento histórico para sentar las bases de un sistema económico más ecológico, más consecuente con el discurso verde, con más soberanía alimentaria, menos dependiente de dinámicas externas, que se base en la protección de ecosistemas, la justicia y la participación social", afirmó Álvarez.
El coordinador del programa Kioscos Ambientales de la Universidad de Costa Rica explicó que a nivel mundial la pandemia está dejando en evidencia la necesidad de generar institucionalidad y políticas "que pongan en el centro el bienestar de las personas y la relación equilibrada con el ambiente".
Según Álvarez, una meta debe ser avanzar en la aplicación de la economía circular, un sistema autosuficiente que no dependa del excesivo consumismo y el mercado.
"La crisis está demostrando que la gente puede vivir con menos consumo y de manera más sostenible. Hay una relación directa entre nivel de consumo y estado de los ecosistemas", afirmó.
Costa Rica, un país que alberga el 6% de la biodiversidad mundial, que protege casi una tercera parte de su territorio y que es reconocido a nivel internacional por sus políticas ambientales, enfrenta diversos retos para mejorar la gestión y protección de sus recursos.
Según el ecologista, el discurso verde del país no es consecuente con las institucionalidad que posee, la cual considera que no es fuerte.
"La concentración de la riqueza genera una degradación de sistemas naturales. El sistema económico neoliberal ha profundizado la crisis socioambiental que se expresa a través del cambio climático o el agotamiento del agua. Ha producido un incremento del ritmo de la explotación de los recursos naturales", expresó.
LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA
Por su parte, la Federación Ecologista (Fecon) de Costa Rica anunció que está trabajando con diversas organizaciones para plantear al Gobierno propuestas para la reactivación económica posterior a la pandemia del COVID-19.
"Hemos hecho énfasis en que es momento para impulsar un plan de recuperación económica reorganizando el modelo de producción de alimentos. Hay que fortalecer la participación y articulación comunitaria entre pequeños y medianos agricultores, productores pecuarios y grupos pesqueros, apoyando primordialmente las prácticas ecológicamente sanas", destacó la Fecon en un pronunciamiento.
Según la federación, uno de los puntos primordiales debe ser la "recuperación de la soberanía alimentaria", pues considera que los diversos tratados de libre comercio firmados por el país, "ahogaron la producción local de alimentos" y han generado "indefensión" ante el impacto internacional de la crisis de salud.
"Ahora más que nunca consideramos necesario detener las propuestas que aceleren la liberalización económica en Costa Rica. Esta crisis sanitaria internacional demuestra que es un modelo (económico) absolutamente dañino para la naturaleza e incapaz de garantizar la protección y el bienestar social de los pueblos", concluyó la organización.
RESTAURAR LA NATURALEZA
Ante el deterioro de la naturaleza, es urgente generar una transformación radical del pensamiento humano que pueda entender al entorno como un sistema vivo con un propósito y flujo propios, afirmó Delfín Montañana, codiseñador y docente de la línea de Sustentabilidad Integral en la Universidad del Medio Ambiente, UMA México.
Durante la charla “Ya no necesitamos proyectos sostenibles, requerimos procesos regenerativos”, organizada por la Universidad del Medio Ambiente como parte de la Cumbre de Agentes de Cambio, el especialista habló sobre la teoría de Diseño y Desarrollo Regenerativo que tiene la inquietud de reconciliar las esferas humana y natural para regenerar sistemas socioambientales.
Montañana explicó que el ser humano vive en un sistema de cosas, donde el ecosistema es solo un sector de la economía que produce recursos para su extracción y asimila los desechos generados por otros sectores, es decir, donde lo económico se encuentra por encima de todo lo demás, incluso de la dignidad humana.