El máximo responsable humanitario de Naciones Unidas dijo el miércoles que en Siria se han reportado más de 40 casos de COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, y al menos tres muertos, lo que indica que hay "indicios de tragedia" luego de nueve años de guerra que han diezmado el sistema de salud del país.
Mark Lowcock dijo al Consejo de Seguridad de la ONU que aunque la cifra pueda parecer baja en comparación con otras naciones, las pruebas en Siria son muy limitadas. En enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, pidió por su parte un alto el fuego duradero.
Con millones de personas desplazadas en condiciones de hacinamiento y sin un saneamiento adecuado, no se puede esperar que Siria "afronte una crisis que es un desafío incluso para las nacionales más ricas", dijo.
Se están realizando esfuerzos para establecer zonas de aislamiento en los campos de desplazados y las instalaciones de atención médica en el país, pero las medidas destinadas a contener el virus ya han tenido efectos colaterales como una pronunciada subida en el precio de la comida en algunas zonas, explicó.
Lowcock dijo que debe permitirse la entrada al país de suministros médicos esenciales, así como la reapertura del cruce fronterizo de Al Yarubiyah, entre Irak y el noreste de Siria.
El paso se cerró en enero ante la insistencia de Rusia, y Lowcock apuntó que las entregas de suministros médicos a la región desde Damasco no han cubierto las necesidades.
