El filósofo medita acerca del misterio de la vida.
Medita acerca del misterio de la muerte.
Medita acerca del misterio del hombre, de su origen y de su destino.
El filósofo medita acerca del misterio del más allá.
Medita acerca del misterio de Dios.
Acerca del misterio de la existencia humana.
Un día al filósofo le da catarro.
Entonces ya no medita acerca del misterio de la existencia humana.
No medita acerca del misterio de Dios.
Tampoco medita acerca del misterio del más allá, del misterio del hombre, de su origen y destino.
Ya no medita acerca de los misterios de la vida y de la muerte.
El filósofo ya no medita.
Se da a todos los diablos porque tiene catarro.
El filósofo. ¡Bah!
¡Atchís!
¡Hasta mañana!...