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Las voces de los defensores de la pandemia

El personal de los hospitales narra los retos, ilusiones, decepciones y desesperanzas que han vivido en esta contingencia sanitaria

A pesar de que conforman el primer frente en la lucha contra el COVID-19, los trabajadores de la Salud en México han sido objeto de agresiones y discriminación. Sin embargo, también hay mensajes de esperanza y ánimo para ellos.

A pesar de que conforman el primer frente en la lucha contra el COVID-19, los trabajadores de la Salud en México han sido objeto de agresiones y discriminación. Sin embargo, también hay mensajes de esperanza y ánimo para ellos.

IVÁN HERNÁNDEZ

Desde que la "vieja normalidad", esa a la que podríamos llamar "rutina de todos los días", fue herida de gravedad, se ha vuelto un lugar común llamar a médicos y enfermeros, y en menor medida a personal administrativo y de intendencia de los nosocomios, héroes que luchan en la primera fila de la batalla contra la COVID-19.

Menos común es escuchar las voces de los trabajadores sanitarios.

La información sobre la evolución de la pandemia fluye por los canales oficiales pero, el descrédito de las autoridades que presiden el desfile de cifras y recomendaciones excita en muchas personas el germen del escepticismo.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2019, el 48.8 por ciento de la población desconfía del Gobierno federal, mientras que casi 60 de cada 100 mexicanos no confían en las administraciones estatales.

Los hospitales públicos gozan de mayor credibilidad que los actores políticos. El 63.3 por ciento de la gente tiene confianza en ellos. Sin embargo, en los pasados tres meses, las manifestaciones de sus trabajadores solo han emergido a cuentagotas.

El 14 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió un comunicado en el que llamaba a invertir recursos para evitar crisis de salud mental derivadas del combate al coronavirus. El organismo describió a los profesionales sanitarios como un conjunto proclive a sufrir malestar psicológico por causas como la sobrecarga de trabajo, el riesgo al contagio y la necesidad de tomar decisiones de vida o muerte. Muchos profesionales de la salud, se leía en el texto, han reconocido que necesitan apoyo psicológico.

Semanas antes, el 17 de marzo, el Instituto Belisario Domínguez emitió una nota estratégica titulada "Las remuneraciones del personal de la salud en México: entre el amor al arte y los esfuerzos débilmente recompensados". La idea esencial de la información era que los representantes de los cuidados médicos en territorio nacional no reciben emolumentos acordes ni a los años invertidos en su formación ni a las tareas cruciales que desempeñan.

Situados entre la espada de la COVID-19 y la pared de las bajas remuneraciones, ¿qué dicen los agentes de la salud pública? La siguiente crónica fue construida a partir de hitos en el devenir de la pandemia y de publicaciones hechas en redes sociales por elementos del sistema sanitario en Torreón.

27 DE FEBRERO

Confirmado el primer caso de importación del coronavirus, el Gobierno mexicano ha declarado la fase 1 del plan para evitar el contagio masivo. Un amigo compartió en mi muro el video de un simulacro sobre la forma en que debe abordarse a un sospechoso de portar COVID-19. Acompañó a la imagen con un texto redactado en estilo telegráfico: Simulacros. Diantres. Al tiro. Coronavirus. En México ya estamos preparados. Mis contactos subieron reacciones como "Nos vamos a morir, jajaja" o "En el Seguro no tosen así, te tosen (casi te escupen) en la cara".

3 DE MARZO

Un mal día. Lleno de enfado. ¿Desde cuándo proteger al personal de una enfermedad que se transmite por vía aérea es un lujo? Resulta que no es necesario pedir un N95 (la mascarilla de filtrado más empleada en el terreno médico) para tratar con pacientes de tuberculosis pulmonar; un cubrebocas simple es más que suficiente. Ese tipo de respuestas descorazonan. Cuidan más la clínica o el insumo que al trabajador. Tristemente, son pocos los directivos que se preocupan por el personal. Para la mayoría de los que mandan solo somos estadísticas, números.

La Organización Mundial de la Salud ha declarado pandemia al brote de la COVID-19.

Afuera de la clínica está formada la fila para conseguir medicamento. Un conocido me detuvo, necesitaba hablar. Estaba algo alterado. Dijo que siempre es lo mismo. Tiene que aventarse un tiro para llegar a la ventanilla y al final de la espera solo recibe la mitad de la dosis prescrita.

14 DE MARZO

La Secretaría de Educación Pública anunció que las clases serán suspendidas del 20 de marzo al 20 de abril.

17 DE MARZO

Hasta el momento, cero defunciones por coronavirus.

18 DE MARZO

Primera muerte por el virus en México. Los días que vienen serán difíciles para muchos. Toca ser solidarios con los afectados por la contingencia.

22 DE MARZO

La cuestión es bastante simple de enunciar: quédense en casa. Eso de venir al filtro de Urgencias es como la ruleta rusa: puede que te toque, puede que la libres. No acudas a menos que sea una urgencia real.

23 DE MARZO

Inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia. Voy al trabajo. A darle con o sin insumos.

24 DE MARZO

Las autoridades de salud dieron luz verde a la fase 2. Se pusieron en marcha las acciones del Plan Marina y el Plan DN-III-E para auxiliar a la población en todo el país. El siguiente mensaje de Alicia me ha conmovido. Habla de un grupo vulnerable a la COVID-19 del que no se habla mucho, por eso lo comparto: Nosotros, los trasplantados, tomamos inmunosupresores. Son medicamentos que mantienen nuestro sistema inmunológico suprimido, esto quiere decir que siempre traemos las defensas bajas, lo que nos hace más propensos a enfermar (característica que compartimos con los pacientes de cáncer, los obesos, los hipertensos y los diabéticos). Por eso, en estos días de pandemia, les pido que sigan las recomendaciones para evitar contagios. La situación es muy seria. Las cirugías de trasplantes fueron canceladas en todo el país. No tienen idea de la magnitud de esa decisión. Muchos aguardamos con una mezcla de esperanza e impaciencia la fecha de la operación porque representa mejorar nuestra calidad de vida. Si aún no crees en todo esto, tu postura es muy respetable pero, mantente alejado de mí o de cualquier otro paciente inmunosuprimido. No se vale que tu ignorancia eche a perder todos mis años de lucha contra una enfermedad crónica.

Apoyar también significa hacer labores que no me competen. Dar un plus por la población. Lo hago con gusto. Tengo muchos buenos ejemplos a mi alrededor. No quisiera ser indiscreto pero, la verdad, a veces los trabajadores de limpieza, de oficina y de otras categorías bajas están más dispuestos a ayudar que los médicos y las enfermeras calificados que tenemos. Sabemos a lo que nos exponemos, sabemos que nos arriesgamos pero, si los hospitales no ayudamos ahora, ¿para qué servimos entonces?

27 DE MARZO

Recibimos capacitación sobre COVID-19. Una amiga me colmó de bendiciones cuando le comenté que por la contingencia las personas de la tercera edad y con enfermedades degenerativas no acudirán a las citas de revisión de abril. Eso la tranquilizó mucho, tenía miedo de traer a su madre a la clínica. Le di "me gusta" a la foto de un par de colegas. El mensaje adjunto decía: Entretenidas y asustadas pero, con toda la actitud.

Me pareció apropiado copiar la oración de una compañera: Nada sé sobre el futuro, desconozco lo que habrá, mas si él cuida de las aves, él también me cuidará.

30 DE MARZO

Nuestras autoridades informaron lo siguiente:

a) La Secretaría de Salud puso a consideración del Consejo de Salubridad General acciones para atender y declarar la emergencia sanitaria que incluyen la suspensión de las actividades no esenciales.

b) Se establece un periodo de cuarentena del 30 de marzo al 30 de abril.

c) La SEP emite una segunda declaratoria con la suspensión de clases en aulas hasta el 30 de abril.

31 DE MARZO

Hoy recibimos en la clínica a nuevos compañeros. Pobres. Apenas salen del cascarón y les va a tocar el mero mole de la contingencia. Los que ya tenemos experiencia traemos el miedo y el estrés a tope. No puedo imaginar cómo se sentirán. Sé que todos ellos darán su mejor esfuerzo por los pacientes. Mientras acunaba en los brazos el diploma una de las nuevas dijo: "Sabemos que esto se va a poner feo y que nos podemos contagiar. Igual queremos ayudar. Nuestra formación valió la pena y estamos aquí para servir".

1 DE ABRIL

Tomado del muro de Jesús. Querida familia. Escribo estas líneas para que estén tranquilos. Yo elegí mi camino, mi profesión, por vocación. Hoy toca estar en peligro, tentar al destino, exponerme al riesgo de convertirme en un depositario más de la pandemia. Es natural sentir miedo. Cada día escucho en mi interior una voz que me llama a desertar. Las razones para pensar de ese modo pesan: si me contagio y el coronavirus me mata, no podré hacer tantas cosas, no podré concretar tantos sueños. Sin embargo, mi mayor temor es que ustedes, mis seres queridos, caigan enfermos y yo no pueda hacer nada para salvarlos. No quiero verlos convertidos en un número más, en un elemento más de estadísticas frívolas. Soy responsable de mis actos. Elijo cumplir con mi labor porque ustedes me enseñaron a tener un corazón que no puede ser indiferente al dolor ajeno y a utilizar mis conocimientos para ayudar a quien los necesita. A causa de la pandemia, el mundo entero exige lo mejor de los profesionales del sector Salud. El desafío pues, está servido y yo no ignoro el llamado. Si algo sale mal y acabo por despedirme, será un honor haber servido junto a mis camaradas, colegas, compañeros, tanta gente que no baja los brazos y se mantiene firme. Si quieren recordarme como un héroe, háganlo. En lo personal, me gustaría ser recordado como un ser humano cuyo único poder era saber cuidar del enfermo, del desamparado, de aquel que lucha por su vida. Deseo que todo esto desaparezca. Deseo que todo esto se convierta en un mal momento ya superado. Sin embargo, sé que no será así. Si llego a faltar, antes que sufrir el aguijón de mi ausencia, piensen en mí como alguien orgulloso de haber cumplido con su deber. Yo esperaré por ustedes allá arriba. A todos los que, sin conocerme, han llegado a estas palabras de algún modo, les pido tomar conciencia: quédense en casa, ayúdenme a ayudarlos, yo saldré por ustedes.

2 DE ABRIL

La falta de materiales es recurrente. Hoy me quejé junto a una amiga. "Las cosas son así en la mayoría de nuestros hospitales", dijo. No es la primera vez que pone de su bolsa para comprar insumos. Duele ser dirigidos por personas sin la preparación, el sentido común y la honestidad para hacer frente a la situación.

4 DE ABRIL

Voy a mi trabajo. Atrás quedó la normalidad. En lugar de sueño y hambre llevo mucho miedo de contagiarme. Son días de tristeza y, sobre todo, de temor. No quiero llevar conmigo el virus, no quiero introducirlo en mi hogar, en mi familia, no quiero ser la causa de que mis hijos, mis amados hijos, enfermen. Mis vecinos me observan como si fuera un ser extraño. No me saludan como antes. Saben que trabajo en un lugar donde ahorita es un caos. No queda de otra que ser fuerte. Sé que mi Dios me dio este trabajo, sé que estoy en el camino correcto. No fallaré. Me da ánimos tener compañeros que, como yo, se levantan todos los días para cumplir con su labor. Ya estoy en este caos. Voy a echarle ganas. Ayudar a la gente es mi propósito. Ojalá se arreglen pronto las cosas en la clínica. No se vale que nos limiten los cubrebocas, las N95. Ojalá la sociedad responda. La verdad que sí ocupamos donaciones, caretas protectoras, trajes y demás equipo. No se vale que estemos retrasados un mes en el tema del equipamiento. Los pacientes ya están aquí, con nosotros.

Hoy me tocó el piso del que todos huímos. Comparto esta foto porque, la verdad, necesito ánimos. Ustedes que pueden, quédense en casa.

8 DE ABRIL

Los compañeros de cocina recibieron una donación de caretas. Con gusto compartí las fotos de sus rostros felices y más seguros. Uno de mis contactos no tardó en reaccionar. Trabaja en la cocina de otra clínica. Dijo que allá ni cubrebocas les quieren dar porque los consideran inmortales, aunque se les pegue, la COVID-19 no les hará nada. Luego, ya en serio, lamentó que los traten como si no tuvieran contacto con pacientes y con los enfermeros y doctores que tienen contacto con los enfermos.

12 DE ABRIL

Mi compa se la rifó, aunque dudo que su mensaje cale hondo en el ánimo de la población. Transcribo aquí el texto en cuestión: "¿Usted conoce lo que es un C. Diff., una KCP o un ERV? Son algunas bacterias que llegan a ser más letales que la COVID-19. Están en todos los servicios de salud. No las conoce porque no salen de ahí. Nosotros sabemos de virus y bacterias. Sabemos qué hacer y cómo conducirnos para no llevarlas a casa. Si usted nunca ha tenido alguna infección causada por una bacteria intrahospitalaria y si sus enfermedades las ha adquirido por razones como malos hábitos higiénicos, le pido, por favor, no decir que los trabajadores de Salud le van a contagiar el coronavirus.

16 DE ABRIL

Hoy cayó otra donación de caretas de protección. Las llevó una asociación civil y fueron repartidas en el departamento de Medicina Familiar. Me da gusto por ese gran equipo de médicos, asistentes, estomatólogos y trabajadores sociales. Además, y esto es algo que se olvida con facilidad, ellos constituyen el primer contacto del paciente con el sistema de salud. Las trabajadoras sociales de Medicina Familiar anduvieron muy contentas posando para la cámara.

17 DE ABRIL

Arribó otro donativo empresarial. Media centena de kits para personal de la clínica. Cada paquete traía careta, cubrebocas y líquido desinfectante.

20 DE ABRIL

Tocó hincar el diente bien sabroso gracias a la generosidad de unos amables restauranteros. Dijeron que era "Un detallito especial para los Héroes de bata blanca".

21 DE ABRIL

Fase 3 de la contingencia. Ha quedado ampliamente demostrado: abundan los individuos que ignoran el significado de la palabra "cuarentena". La alternativa es que simplemente les vale. La vida sigue su curso, la enfermedad hace lo propio. No ayuda que mucha gente se haya quedado sin trabajo. Para muchos eso es lo "pior" del mundo. El viejo de Plaza de Armas dijo que prefería morir del virus que de hambre. Aquí veo a muchas personas que acuden en busca de medicina. No han de tener hijos o alguien que vea por ellos. Triste realidad. Y uno aquí, sin poder darse el lujo de quedarse en casa. Ni hablar. Fase 3. A darle con todo.

22 DE ABRIL

Curso tras curso sobre la COVID. Considero que ya no tenemos por qué ir. No hacen sino repetir lo mismo que sale a diario en la tele, en el Face, en el Whats. Un compañero se quejó porque lo obligan a tomar la capacitación. Dijo que, como no es médico, no tiene por qué saber de síntomas, medicamentos y dosis. En resumen, el curso ni le agrado ni le sirvió. En cuanto a las medidas preventivas, dijo que ya las conoce y que las ejecuta a conciencia porque tiene familia. Otro camarada opinó que estuvo mejor el curso de la doctora. A ella sí la entendió. En fin. ¿Cómo ven, raza? Aquí ya transformado para trabajar. Solo me faltan los lentes. Se aceptan donaciones.

23 DE ABRIL

He aquí una probada del "quiditi in quisi". Así luce el IMSS con gente que acude a solicitar asistencia médica. Son individuos que no tienen tiempo para pensar en el virus. Qué triste es arriesgar la salud por cuidar la salud.

25 DE ABRIL

Viernes. Listo para la fiesta con el uniforme obligatorio de la pandemia. Quédate en casa. Nosotros no podemos.

27 DE ABRIL

El equipo de mis amores trajo un donativo. Dios bendiga al club. La encargada del reparto estiró la donación lo más que pudo. No todos alcanzaron. Somos muchísimos los compañeros que estamos en contacto con la COVID-19.

29 DE ABRIL

Toca zona COVID. Oren por mí, oren para que me quite a la perfección el equipo de protección.

Ese mismo día, más tarde. Se acabó por hoy. Gracias a Dios salimos al cien. Llevo en el rostro las marcas de la batalla. Quédense en casa.

30 DE ABRIL

El cielo volvió a manifestarse. Unos ángeles pequeños nos trajeron caretas, batas, N95 y guantes. Por favor, si estás leyendo esto, apoya al personal de Salud. Está en guerra y sin armas.

1 DE MAYO

Una vez más, zona COVID. Ese mismo día, más tarde. Hoy me tocó trabajar en el área de COVID-19. Me di cuenta de que el paciente está completamente solo. Nadie puede visitarlo, hablar con él, etcétera. Si no supera la enfermedad, no volverá a ver a su familia.

4 DE MAYO

Yo que trabajo aquí les digo con absoluta seguridad que nadie, absolutamente nadie, quisiera estar de aquel lado de esas puertas (área COVID-19). Cuídense.

6 DE MAYO

Historias en tiempo de coronavirus. Hoy conocimos a Jaime, un indígena perdido en la situación del coronavirus. No estaba enfermo sino varado en nuestra ciudad. Una compañera se tomó muy a pecho la tarea de hacer algo por él. Le ayudó a llegar a su destino.

7 DE MAYO

Varios compañeros dieron positivo a la prueba. Los cercos sanitarios ya se alzaron. Se investiga la cadena de contagios. Da tristeza, también coraje. Gracias a todos los que hacen fiestas. Gracias a todos los que dicen que es mentira. Gracias a ustedes hoy tengo miedo por mis hijos, por mi familia. Ya no salgan. La enfermedad es real.Una guardia más. Dios, bendice a mis compañeros. Cuidanos de todo.

14 DE MAYO

¿Equipo? Listo. ¿Actitud? Positiva. Cuando llevas contigo a Dios no hay mal que pueda derrumbarte. Ahora sí, a cruzar esa puerta.

15 DE MAYO

Más capacitación COVID-19.

16 DE MAYO

Gracias por las lonas a los amigos de la Facultad de Derecho y de la Komun.Ese mismo día, más tarde. No salgan amigos, lo digo en serio. Sería triste que fueran mis próximos pacientes.

18 DE MAYO

La regidora Peñaloza nos trajo caretas, cubrebocas de tela y desinfectante. Lo que sea de cada quien, anda movida.

20 DE MAYO

Uno de mis contactos me preguntó si es verdad que en Torreón se ha puesto feo el tema de la COVID-19. Le respondí que todo está muy raro, y es cierto, cada día veo a un montón de gente en la calle, el comercio anda medio reactivado, las personas van por la vía pública sin cubrebocas y las cifras en los medios nacionales y locales no checan con los informes del Gobierno.

Sé lo que se están preguntando y la respuesta es: Sí soy yo. Hay temor (por eso tantas protecciones que me vuelven irreconocible), pero no me rajo, puede más el amor al prójimo, tengo todo el necesario para mover una caja con muestras de COVID.

22 DE MAYO

Voy camino a mi guardia. Me siento optimista.

Ese mismo día, más tarde. Quédense en casa. Para los que han preguntado, aquí va la lista de lo que he comprado para evitar el contagio: lentes protectores, guantes, tapabocas con y sin visera, gorros, overoles, escafandra, gorro cofia, cubremanga desechable, botas, lysol aerosol y lysol de cinco litros, un esterilizador para la N95, alcohol, gel con ozono, caretas. Hagan lo que yo. Todos son sospechosos hasta que no se demuestre lo contrario. La tres reglas de la pandemia son protegerse, protegerse y protegerse.

23 DE MAYO

Lentes, cubrebocas, bata... COVID. Me siento preocupado. Luego de lidiar un ratito con esta enfermedad no vendrían mal unas caguamas.

Ese mismo día, más tarde. Un contacto me preguntó sobre la situación y la cantidad de contagiados. No atiné sino a mandar como respuesta una imagen de Puro Hueso.

24 DE MAYO

Una compañera asignada al filtro de Medicina Familiar andaba cabizbaja. Me dijo que en su departamento siguen aplicando las medidas establecidas pero, ya no le dicen a la gente "quédate en casa" porque "cada quien hace lo que quiere". Sé que es así. "Sigamos cuidándonos", fue todo lo que atiné a responder.

25 DE MAYO

Empezamos la semana con la bendición de Dios. Hubo un servicio religioso en la clínica, se desarrolló con su sana distancia.

26 DE MAYO

Gracias, regidora, por continuar con su campaña de donación de caretas.

Ahora sí que se la rifó la Peñaloza. Tiene razón. Hasta los bebés deben usar caretas protectoras en tiempos de COVID.

28 DE MAYO

Por la mañana. Sesión departamental con su sana distancia de por medio. No nos rajamos. Seguimos al pie del cañón. Al mediodía. Gracias a Las Alitas por las deliciosas viandas que nos obsequiaron. Por la tarde. Felicito a mis amigas residentes por su buena vibra. La residencia en tiempos del coronavirus. No se equivocan al afirmar que una guardia más, es una guardia menos.

3 DE JUNIO

Me siento motivado. ¿Qué hay por hacer? Echarle todos los kilos. Si el área COVID-19 no se va, yo tampoco.

El mismo día, más tarde. 1,385 casos confirmados y 85 decesos en Coahuila. Aquellos que no creen, se burlan. Muchos que no conocen a nadie que haya tenido esta enfermedad piensan que es una farsa. Para ellos, el coronavirus no existe. Uno de mis contactos me pregunta si es verdad o no que la COVID anda suelta. "¿Tú qué crees?", le respondo. Y él: "No he conocido a nadie que padezca eso". Y yo: "Entonces no existe. Para qué discutir". ¿Volvemos al mismo punto? No. Queda por hacer una última precisión: 1,385 casos, 85 decesos... y contando.

4 DE JUNIO

A manera de nota para los que no han preguntado. Ponerse un equipo de protección provoca: heridas en nariz, frente y pómulos; las gafas se empañan y la visión queda limitada; tras horas de uso ininterrumpido la mascarilla hace que retengas carbónico, esto produce horribles jaquecas; sudas mucho y no tienes posibilidad de beber agua durante horas; el cuerpo no transpira y se alcanzan unos 50 grados de temperatura; también acarrea perjuicios psicológicos.

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