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Inmersa en su crisis más grave en los últimos 30 años, Cuba emprende la recta final hacia la unificación de sus dos monedas y múltiples tasas de cambio el 1 de enero, una medida que los expertos y la población reconocen imprescindible, pero sobre la que planea el fantasma de la inflación.
En esa fecha desaparecerá el peso cubano convertible CUC -moneda artificial paritaria con el dólar en circulación desde 1994- y quedará como única denominación legal el peso cubano CUP, con una tasa cambiaria única de 24 CUP por dólar.
El CUC se cambiaba a 25 CUP para la población y el creciente sector privado, pero equivalía a 1 CUP en el poderoso sector estatal, que será el que más acuse esta fuerte devaluación.
Debido a la escasez de alimentos y productos básicos y la ausencia de divisas en efectivo en la isla, los economistas advierten de que, en la práctica, los precios y la tasa de cambio frente al dólar podrían elevarse aún más en el mercado informal, donde el billete ya se cotiza a 50 CUP.