La familia Zúñiga acude todos los años a visitar a sus seres queridos al panteón del ejido Coyote en Matamoros como parte de una tradición heredada de generación en generación. (EL SIGLO DE TORREÓN / MARY VÁZQUEZ)
La familia Zúñiga recuerda a sus difuntos al ritmo de la banda, con melodías que en vida les gustaban.
Son al menos 40 personas. Algunos de ellos llegan procedentes de Austin, Texas, quienes año con año se reúnen en el panteón del ejido Coyote. Todos son descendientes de Antonia Zúñiga, esposa de Andrés Eppen, quien tuvo una influencia determinante para lograr la llegada del ferrocarril al rancho del Torreón y su progreso subsecuente.
Fortino Zúñiga y su prima Isabel, dicen que son tercera y cuarta generación descendiente de la señora Antonia y son al menos 10 tumbas de la familia las que hay en el panteón, incluso la de su abuelo Fortino, quien fue sepultado en el mausoleo de la familia Eppen, que se construyó a inicios de 1900, pero que hace unos 15 o 20 años fueron profanadas las tumbas, al grado de prenderles fuego. Ellos lograron recuperar el cuerpo y lo enterraron en otro lugar del mismo panteón.
"Ahí estaba sepultado (señala hacia el mausoleo) y los vándalos los sacaron y les quemaron los ataúdes. Los sacaron para robarles las cosas de valor. Dicen que les pusieron hasta caguamas entre los brazos. Había muchos maldosos que hicieron eso", cuenta Fortino.
Ambos platican que la tradición de visitar a sus difuntos sigue de generación en generación y desde muy temprano acuden para limpiar y adornar las tumbas, contratan banda y entre todos llevan comida, pues hay algunos que por sus ocupaciones llegan tarde, pero permanecen en el panteón ya casi al anochecer.
"Como ve somos muchos. Son varios de la familia los que están enterrados aquí. Están mis abuelos, padres, tíos o primos y cada año también somos muchos los que nos juntamos", cuenta Isabel.
Fundadores
La familia Zúñiga fue de las que fundaron la región. Son descendientes de Antonia, esposa de Andrés Eppen.
*Todavía queda un buen número de descendientes en Coyote y otros municipios de La Laguna.
*Cada año acuden a adornar las tumbas de sus familiares y se juntan al menos 40 personas.
*Permanecen casi todo el día en el panteón y "conviven" con sus difuntos y llevan comida y banda.
*Es una tradición que les inculcaron y ahora ellos lo hacen con sus hijos.
