Busca elegir una base que vaya con el tono de tu piel.
Elegir la base de maquillaje perfecta es todo un reto. El tono correcto, la textura y hasta la manera en la que se aplica son los puntos clave que debes conocer para que tu rostro se vea como de porcelana. Eso sí, la preparación de la piel es imprescindible para que el acabado sea el esperado.
Líquida. Es la más común y ofrece un resultado natural cuando se aplica con los dedos o con una esponja húmeda, o un resultado más pulido si se usa una brocha. Es recomendable para el día a día, gracias a su versatilidad ya que podemos encontrarla en presentaciones como BB Cream o CC Cream, que cubren pero mantienen un aspecto fresco.
Crema. Es con la que se debe tener más cuidado. Algunas fórmulas mezclan agua con aceites para crear la espesura que necesitan este tipo de bases, lo que puede ser perjudicial para pieles grasas o con tendencias al acné. Su cobertura se puede controlar con la cantidad que se aplique. Es ideal para looks de noche o para pieles maduras. Te recomendamos usar algún fijador en aerosol para refrescar y mantener el maquillaje intacto en tu rostro.
Mousse. Gracias a su difusor, esta base toma textura de espuma. Es muy ligera y perfecta para pieles jóvenes o con problemas de acné. La desventaja es que muy pocas marcas se han sumado a esta presentación, pero puedes encontrar algunas opciones en tiendas como Sephora.
Polvo. Es la aliada de las pieles grasas, ya que, gracias a su consistencia, absorbe el sebo de la piel y evita la producción de brillo. Sus ventajas es que puedes retocarla con una esponja en cualquier lugar.
