El gritadero callejeroEl gritadero callejero
¿A poco no lo ha escuchado? Yo sí… y a cada rato. Es el "panadero con el pan", ese camioncito pequeño que se anda paseando por las calles de la ciudad vendiendo pan, mientras se anuncia a todo volumen con un altavoz instalado en el techo reproduciendo la conocida canción que interpretó el genial cómico y cantante Germán Valdés "Tin Tan". "Panadero con el pan… el panadero con el pan". Yo lo escucho y me dan ganas de ahorcar al chofer de la panadería andante, pero también se me antoja comprarle pan, así que el objetivo funciona.
Hasta no muchos años, la cosa era un poco diferente. Los que andaban anunciando sus productos por las calles del pueblo - y la ciudad, que también es pueblo, pero más grande - lo hacían en vivo, adaptando su pregón a lo que era relevante en ese momento y lugar.
Todavía en ciertos lugares de la ciudad se escuchan, sobre todo por las mañanas, los pregones. El señor - y muchas veces la señora también - salen a la calle a vender sus productos y los anuncia a grito pelado para que la gente que los quiera salga a comprar.
Llegan los supermercados y los grandes almacenes, pero la presencia del pregonero persiste en pueblos y colonias de grandes ciudades. "¡Lleve la naranja de jugo, muy dulce oiga… la mandarina, manzana roja muy sabrosa oiga… plátano y papaya muy saludable oiga!", iba gritando Doña Fila - Filita para los cuates, ahí en la colonia donde vivíamos - empujando su carretón rebosante de frescas y multicolores frutas. Me llamaba mucho la atención el grito de Filita y que siempre terminaba con un "oiga", y funcionaba porque nosotros, muy obedientes, la oíamos. Cada vez que pasaba doña Filita con su potente voz - a pesar de ser una mujer tan madura como las frutas que vendía - salíamos corriendo a comprarle los aguacates que nos había encargado mamá, quien nos decía: "nada más revisa que no estén duros o aguados".
Otro señor que pasaba por la casa empezaba su pregón con una frase que jamás entendí, luego nombraba los productos que ofrecía, pero cortándole la última letra: "¡Le traigo lechug…cilantr…repoll…chayot… lleve las acelgaaaaas! Por alguna razón, siempre promovía especialmente las acelgas - que sí terminaba de decir su nombre y hasta prolongadamente - y para nosotros era algo medio exótico que nunca le comprábamos, pero él seguía igual promoviéndolas fuertemente: ¡acelgaaaaaaaaaaas!
A mí me tocó todavía que llegara el lechero, ya no en un carretón, pero si en un camioncito pequeñito. Nos pegaba unos sustos tremendos porque el camioncito casi no hacía ruido al llegar, luego se bajaba el señor y se paraba en la mera puerta de la casa, para gritar a todo pulmón: ¡Lecheroooooooo! Sentíamos como si se hubiera metido a la casa con todo y leche.
Todavía veo a los pregoneros en ciertas colonias y lugares de la ciudad. A veces, me parece escuchar el "cooooooa" del barbacoyero que los domingos, tempranísimo, pasaba por la casa ofreciendo la deliciosa barbacoa.
Aquí en mi casa - que es su casa, pero está a mi nombre - nada más se escucha, muy a lo lejos, el pregón del que vende escobas y trapeadores. Ese, mejor, hago como que no lo escucho porque luego me ponen a barrer.
Soy don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.
ME PREGUNTA:
José Paco Gutiérrez: ¿Qué significa la palabra canícula?
LE RESPONDO:
Canícula es una perrita. Se le llama así a la estrella Sirio por ser parte de la constelación del Can Mayor. La hija del can sería la perrita, es decir, la canícula. Antiguamente, Sirio aparecía a principios de agosto, el mes más caluroso del año. Por eso aún se le asocia con la temporada más calurosa.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:
Nunca prediques porque tienes que decir algo, sino porque tienes algo qué decir.
