Al fallar los programas de rehabilitación, la cárcel era la última alternativa. (INTERNET)
Gregory Fields, de 42 años, fue sentenciado a seis meses de prisión tras atrapado comiendo galletas sobrantes durante un evento de su programa de rehabilitación, en que estaban entregando almuerzos a personas sin hogar.
Fields y otros compañeros empacaron los almuerzos y al terminar, al parecer comieron algunas de las galletas sobrantes sin permiso, violando así las reglas del centro de rehabilitación.
Él había entrado al programa mientras terminada su libertad condicional por un cargo de vandalismo en 2017. Después del incidente lo corrieron del programa Harbor Light Fields y aunque intentó visitar para reuniones grupales dirigidas por el Departamento de Salud Pública de la ciudad, fue rechazado.
Se le dio la opción de comenzar de nuevo el programa, que incluía una desintoxicación de 30 días y un periodo en que no podría ver para nada a su familia por 30 días más, así que Fields declinó.
Al fallar en ser aceptado en otro programa, la única opción que quedaba era aceptar pasar seis meses en la cárcel. En un comunicado, Jennifer Byrd, la portavoz del Ejército de Salvación, institución que administra el programa de rehabilitación, dijo que aunque la organización no puede comentar detalles específicos sobre sus clientes, afirma que nunca darían de alta a un paciente sin encontrar ubicaciones alternativas.
Finalmente la abogaba de Fields pidió al juez Michael Begert que reconsiderara su decisión. El hombre fue eventualmente puesto en libertad y recibirá crédito por su tiempo cumplido.
DA.
