El cuerpo sin vida del presidente municipal de Nahuatzen, Michoacán, David Eduardo Otlica Avilés, presentaba huellas de tortura y estaba atado de pies y manos a la hora de ser encontrado.
La Fiscalía General del estado informó que la muerte del alcalde fue por hemorragia intracraneal secundaria a traumatismo craneoencefálico en persona, con herida por instrumento corto contundente.
El perredista fue privado de la libertad en su domicilio particular ubicado en la localidad de San Isidro, municipio de Nahuatzen, el cuerpo del alcalde fue localizado en un paraje, ubicado a la altura del kilómetro 1 del tramo carretero Las Mesas-Cortijo Viejo, en el municipio de Coeneo, Michoacán. Como Otlica Avilés, otros dos presidentes municipales en la entidad han sido asesinados con ese tipo de saña: torturados, lapidados e incluso arrastrados con vida aún, atados de un vehículo. El 15 de noviembre de 2012, María Santos Gorrostieta, edil de Tiquicheo, fue lapidada y aún en vida, fue arrastrada por un vehículo.