Existe una relación entre la desigualdad de género, la precarización y el endeudamiento, señala la escritora Verónica Gago. (ARCHIVO)
La deuda no es sólo una abstracción que se expresa a través de miles de millones de dólares, es tanto a nivel personal como a nivel macro un sistema de obediencia a largo plazo que opera en el presente y explota de manera diferenciada cuerpos y territorios.
Esto es lo que Verónica Gago y Luci Cavallero exponen en su libro "Una lectura feminista de la deuda", editado en Argentina y presentado en Berlín, Alemania, a través de la Fundación Rosa de Luxemburgo, una de las principales patrocinadoras y promotoras de la educación política en Alemania.
"La deuda no es sólo esa abstracción que se nombra en miles de millones de dólares y asociada a la palabra 'externa', sino un sistema de obediencia a largo plazo que opera en el presente y explora de manera diferenciada cuerpos y territorios", esta es la hipótesis bajo la que ambas autoras desarrollan una serie de propuestas para superar esta "nueva arma", que gobiernos de todo el mundo utilizan para "dispersar" y tratar de "controlar" el desarrollo de los movimientos liderados por mujeres.
ESTABLECER CONEXIONES
De acuerdo con Gago y Caballero, a partir del paro internacional feminista, convocado desde Argentina en 2017 y 2018, en el que sindicatos y universidades suspendieron actividades en 55 países, el movimiento feminista en ese país y sus miembros descubrieron una conexión que no es evidente en el día a día: La feminización del trabajo y la explotación financiera.
"A través de la expansión del microcrédito, la deuda con tarjetas y préstamos formales e informales, y la financierización (sic) de alimentos y medicamentos, pero también de las garantías para poder alquilar, vemos cómo sostenemos la crisis, la inflación y los recortes de infraestructura pública a costa de nuestros cuerpos y esfuerzos permanentes, haciendo malabares en el día a día", dice el libro respecto a este hallazgo multidisciplinario.
En opinión de Verónica Gago, el descubrimiento de las conexiones entre la desigualdad, la precarización y el endeudamiento como herramientas de control que se pueden dirigir en contra de movimientos o grupos de personas en cualquier país, surgió cuando el movimiento feminista argentino se planteó en asamblea las maneras de explotación diferencial que sufren las mujeres y los cuerpos feminizados. "También empezamos a conectar por qué el feminicidio tiene que ver con la explotación laboral, por qué las violencias machistas tienen que ver con las violencias racistas, qué tienen que ver con las licencias en el mercado inmobiliario, es decir, comenzamos a atar una serie de relaciones que no son evidentes, pero nos parecen importantes desde los conflictos concretos y creo que hay un punto en el que se unen", explicó en conferencia Verónica Gago.