Ciencia

Ondas gravitacionales

Ciencia para perfeccionistas

Habrá que seguirle la pista al Colisionador de Electrones y Positrones, proyecto planteado en China

Un recuento para el nuevo año. (EL UNIVERSAL)

Un recuento para el nuevo año. (EL UNIVERSAL)

AGENCIAS

En la transición hacia un nuevo año, hacemos un recuento de lo que hicimos (y no hicimos) durante el ciclo que ya terminó; pero también es el momento en el que ponemos sobre la mesa todas nuestras expectativas para lo que sucederá en este año. En este sentido, vale la pena apostarle a la ciencia y la tecnología durante 2019, pues ambos influyen fuertemente en el devenir de la humanidad. ¿Qué traerá consigo este nuevo año? Vaya que es una pregunta difícil, sobre todo en una época en la que cada año se publican más de 2.5 millones de investigaciones, según un estudio realizado en la Universidad de Ottawa, y se registran arriba de 3 millones de patentes, de acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

PARTÍCULAS Y ONDAS GRAVITACIONALES

Mientras algunos físicos desmenuzan la materia hasta su mínima expresión para responder preguntas como: ¿qué es la masa?, otros buscan señales de los eventos más masivos en la historia del Universo. Así es la física; se caracteriza por estudiar el cosmos en todas las escalas posibles, y este año dará mucho de qué hablar.

Para los amantes del estudio de las partículas elementales, el 2019 arrancará con una pausa y dos promesas. Por un lado, el Gran Colisionador de Hadrones del CERN, ubicado en Ginebra, Suiza, permanecerá en reposo hasta el 2021, con el fin de realizar mejoras que en el futuro permitirán hallar nuevas partículas y estudiar más a fondo el bosón de Higgs (detectado por el mismo instrumento en 2012).

Por otro lado, habrá que seguirle la pista al Colisionador de Electrones y Positrones, proyecto planteado en China que, de ser aprobado, se perfilaría como un instrumento capaz de acelerar las partículas con una energía entre 5 y 7 veces mayor a la del Gran Colisionador de Hadrones, y cuya construcción iniciaría en 2022. También se esperan interesantes resultados por parte de Sirius, el acelerador brasileño que tiene objetivos más bien aplicados, ya que una vez echado a andar en mayo de 2019, brindará una opción de análisis no destructivo de diversos objetos de estudio, como células, proteínas, fósiles, virus y piezas arqueológicas.

Predichas por Einstein a principios del Siglo XX en su Teoría de la Relatividad General, las ondas gravitacionales continuarán llamando la atención de los físicos, tal y como lo han hecho desde su primera detección directa en septiembre de 2015. El físico mexicano Miguel Alcubierre, experto en relatividad, ha explicado que al observar las ondas gravitacionales "la comunidad astronómica puede identificar el comportamiento de la materia de enormes densidades que existe en el Universo; tienen información diferente que no viene de la luz, y esperamos que en el futuro existan muchas más detecciones".

Al cierre de 2018, el conteo de fuentes de estas deformaciones del espacio-tiempo (que viajan a la velocidad de la luz) es igual a 11, es decir, una colisión de estrellas de neutrones y 10 colisiones de agujeros negros. Seguramente esa cifra se incrementará en 2019, debido a que los observatorios de ondas gravitacionales LIGO (en Estados Unidos) y Virgo (en Europa) presentarán varias mejoras en la primavera de ese año, y porque diversos científicos teóricos trabajan para predecir aquellos eventos suficientemente masivos y violentos como para generar ondas gravitacionales que puedan ser detectadas en la Tierra. Pero los esfuerzos no terminan ahí; 2019 podría ser el año en el que la NASA y la Agencia Espacial Europea digan "sí" al proyecto LISA, el primer observatorio espacial de ondas gravitacionales.

En 2019, la inversión de miles de millones de dólares se verá reflejada en lo que aprendamos sobre otros mundos, pero también en toda la tecnología que ha sido necesario desarrollar para hacer frente a la desolación e inclemencia del ambiente extraterrestre. Respecto a salir de la Tierra en carne y hueso, las empresas SpaceX y Boeing tienen planeado probar en 2019 sus cápsulas Dragon 2 y CST-100 Starliner, respectivamente, con una tripulación que viaje a la Estación Espacial Internacional, ensayo que podría representar la antesala a los vuelos espaciales comerciales.

Más allá del vecindario terrestre, Elysium Planitia es el nuevo hogar de la sonda InSight, enviada por la NASA a Marte para "tomar los signos vitales" del planeta rojo. Arribada el 26 de noviembre de 2018, esta misión apenas está calentando motores; será en 2019 cuando realmente comience a arrojar resultados, pues tardará tres meses en desplegar y posicionar sus instrumentos. Sus objetivos de investigación son: analizar el interior de Marte y comprender los procesos que hace más de 4 mil millones de años dieron origen a los planetas rocosos del Sistema Solar (incluida la Tierra).

Si de alejarse se trata, será la sonda New Horizons quien rompa el récord en 2019. Iniciando el año, esta misión de la NASA (la primera en explorar el planeta enano Plutón, en 2015), se posicionará en torno al objeto transneptuniano denominado Ultima Thule, convirtiéndolo así en el objeto más alejado jamás estudiado.

SALUD Y FELICIDAD

En cuanto a temas más terrenales, es posible que la ciencia y la tecnología den algunos tumbos durante el nuevo año. Tal puede ser el caso de las ciencias genómicas, las cuales recientemente sufrieron una sacudida con la supuesta edición genética de dos bebés en China. La palabra del genetista He Jiankui, presunto responsable, es hasta el momento la única prueba del "logro" obtenido con la técnica CRISPR (o caballito de batalla en los estudios de edición genética). Por ello, la primera apuesta para 2019 será en torno a la verificación de que efectivamente Lulu y Nana son las primeras integrantes de una nueva humanidad. El asunto no terminará ahí, pues casi podemos asegurar que en 2019 las comisiones de ética arderán en discusiones y quizá algunas leyes serán modificadas para regular con mayor claridad los fines de la edición genética y el uso de métodos como CRISPR.

Cada año, las ciencias biomédicas miran hacia la misma meta: conseguir la primera vacuna contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Al respecto, en 2019, el Centro de Investigación Scripps (en Estados Unidos) podría dar un paso gigantesco, pues uno de sus trabajos más recientes ha logrado estabilizar una proteína clave en la respuesta del organismo ante el VIH. Jiang Zhu, líder de la investigación, asegura que "esta es la primera vez, en una historia de 30 años, que una posible vacuna contra el VIH induce el tipo de respuesta deseado en los anticuerpos de ratones". Los ensayos también se han realizado en conejos, y 2019 llegará con prometedoras pruebas en monos.

Uno de los fines últimos de la humanidad es alcanzar la felicidad o, al menos, aliviar la tristeza. Actualmente, gracias a estudios en los que se han implantado electrodos en distintos puntos del cerebro, los científicos identifican la corteza orbitofrontal (ubicada justo detrás de los ojos) como una zona que al ser estimulada provoca sensaciones de bienestar. Por ello, no es descabellado pensar que en 2019 podrían explorarse nuevos tratamientos contra la depresión, enfocados directamente en donde radica la felicidad.

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