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Así era la vida en Torreón en 1920

Al voltear al pasado surge la duda de cómo era nuestra ciudad hace 100 años y cuáles problemas y desafíos enfrentaba.

Así lucía en la década de los años veinte el entonces recién inaugurado Edificio Arocena del Centro de Torreón, uno de los inmuebles más emblemáticos de toda la Comarca Lagunera. (CORTESÍA)

Así lucía en la década de los años veinte el entonces recién inaugurado Edificio Arocena del Centro de Torreón, uno de los inmuebles más emblemáticos de toda la Comarca Lagunera. (CORTESÍA)

ROBERTO ITURRIAGA

Torreón se prepara para entrar a 2020, una nueva década en la que su población enfrenta diversos retos y problemáticas, aunque también acumula logros diversos a lo largo de su historia.

Fue declarada oficialmente como ciudad en 1907, apenas tres años antes del estallido social que supuso la Revolución Mexicana. Al igual que el resto del país sufrió los embates de las batallas, las crisis económicas y el desorden de esa época, aún así logró reponerse y colocarse como uno de los puntos de desarrollo más importantes del país.

Al voltear al pasado surge la pregunta de lo que pasaba en Torreón cada cierto tiempo, así pues nace la duda de cómo era nuestra ciudad en 1920. ¿Cuántas personas había? ¿Qué estaban haciendo? ¿Cómo era la ciudad y sus servicios? ¿Qué sucesos impactaban en aquella época?

Exactamente hace 100 años la Revolución Mexicana no había terminado oficialmente. En la Presidencia de la República estaba el llamado "Barón de Cuatrociénegas", Venustiano Carranza, quien había intentado poner orden en el país tras los años de inestabilidad que vinieron con el asesinato de Francisco I. Madero y luego el gobierno usurpador de Victoriano Huerta; no obstante, lejos de que el país tuviera paz comenzaron a surgir desacuerdos entre personajes importantes de la política mexicana.

México estaba dividido entre los que apoyaban a Carranza y los que buscaban su salida de la presidencia. Así surgieron nombres como Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y el gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta, quienes encabezaron una nueva lucha contra el carrancismo, el llamado "Plan de Agua Prieta".

¿Y Torreón qué tenía que ver con el Plan de Agua Prieta?

Dos años antes, en 1918, México había vivido uno de sus peores episodios gracias al impacto de la llamada "Influenza Española", una enfermedad altamente contagiosa que afectó especialmente a ciertos puntos del país, uno de los cuales fue precisamente la ciudad de Torreón. Los registros oficiales documentaron en aquellos años más de 1,000 fallecimientos a causa de ese padecimiento en la ciudad, otros registros extraoficiales estiman que la cantidad superó los cinco mil y otros hasta los 20 mil en toda la Comarca Lagunera. La falta de una infraestructura sanitaria formal, así como de un Gobierno municipal con fortaleza institucional no permitieron documentar con exactitud la tragedia, familias enteras murieron entre octubre y noviembre de ese año.

Luego de ese capítulo de terror en Torreón surgió uno de esperanza. De la mano de ciudadanos destacados como el doctor Samuel Silva, quien encabezaba el departamento de sanidad municipal en aquella época, se pudo detener el impacto de la "Influenza Española" y dejar a la ciudad en relativa tranquilidad, lista para que la Administración municipal se enfocara en los asuntos de los servicios públicos elementales y el desarrollo económico que se requería.

UN AÑO DE INCERTIDUMBRE

Para la alcaldía del periodo de 1919 a 1920, fue elegido Eduardo Guerra, quien desde el inicio buscó consolidar la inversión en servicios públicos y garantizar aspectos como la sanidad, la educación y la seguridad entre los habitantes de Torreón, sin embargo la tarea no iba a ser nada sencilla, pues en mayo de 1920 el estallido del Plan de Agua Prieta generó repercusiones en la ciudad.

Jefes políticos y líderes militares que simpatizaban con ese nuevo plan "revolucionario" sabían de la simpatía del alcalde con el entonces presidente Venustiano Carranza. Al verse en peligro, Eduardo Guerra decidió abandonar la Presidencia Municipal y dejarla en manos de un interino, el regidor Guillermo Berchelmann, quien pocos días después también entregó la alcaldía, ahora a Jesús Sotomayor Alejandro, quien permaneció en el gobierno hasta el 3 septiembre de 1920, día en el que anunció su también renuncia para buscar su elección al cargo del siguiente periodo, el de 1921 a 1922. La incertidumbre generó temor entre los ciudadanos e inversionistas, además se aproximaba un nuevo año electoral en el municipio.

De mayo a septiembre de 1920, Torreón había tenido a tres alcaldes diferentes, las pugnas políticas entre los simpatizantes de uno y otro bando eran violentas, el Registro Civil de ese año incluso pudo documentar algunos conflictos que derivaron en personas lesionadas, detenciones e intentos de tomar el poder municipal, aspectos como los servicios públicos estaban en el completo abandono y la deuda pública estaba fuera de control, para aquel entonces ascendía a los 41 mil 782 pesos según pudo documentar posteriormente el propio Eduardo Guerra, ya en papel de historiador, en su libro "Historia de Torreón".

A pesar de aquella inestabilidad, la población trataba de salir adelante en la medida de lo posible. Los censos de población estimaban que había un aproximado de 56 mil habitantes en todo Torreón, la mayor parte de sus calles eran de tierra o piedras, el límite oriente de la ciudad era la actual calle Francisco I. Madero y los principales medios de transporte eran las carretas jaladas por caballos o mulas, aunque desde 1904 se contaba ya con dos sistemas de tranvías eléctricos: uno de Torreón a Lerdo y otro con cuatro rutas exclusivas para Torreón; los automóviles circulaban ya en algunas calles que sí estaban pavimentadas, aunque esos vehículos se consideraban entonces al alcance de muy pocos.

NUEVA ESPERANZA

En septiembre de 1920, cuando parecía que la receta para el desorden estaba hecha, apareció entonces un personaje poco recordado en la historia de Torreón, el alcalde interino Eduardo L. Arellano, quien tenía la nada sencilla tarea de administrar el municipio en los últimos cuatro meses del año, una ciudad endeudada, con servicios públicos rezagados, con pugnas políticas en su propio gabinete y con muy poco tiempo antes de las nuevas elecciones de 1921. Contrario a todos los pronósticos, el corto gobierno de Arellano registró diversos logros en casi todos los rubros, principalmente en infraestructura educativa, con la reparación del drenaje de las escuelas Centenario y Luis A. Beauregard, así como la reparación de mobiliario en la Alfonso Rodríguez.

También se aumentó la inversión en vehículos de limpieza, mejoramiento del edificio de la propia presidencia y de las calles principales del sector Centro, así como del ordenamiento de los mercados Alianza y Juárez, entonces centros del comercio interno de la ciudad.

Para el mes de diciembre, el alcalde Eduardo L. Arellano había logrado pagar a diversos proveedores y bancos gran parte de los pendientes financieros del Municipio de Torreón, pasando su deuda pública de 41 mil 782 pesos a solamente 15 mil 34 pesos. El mismo Arellano reflexionó en un escrito al finalizar su administración interina: "He tenido especial cuidado de cultivar las más cordiales relaciones con las autoridades militares y con los jefes de las oficinas, ya federales o del estado, establecidas en esta ciudad. Debo hacer especial mención de la valiosa ayuda que esta Presidencia Municipal prestó siempre en cada caso, el C. General de División don Juan Andreu Almazán, jefe de las Operaciones en la Región Lagunera, consignando con positiva satisfacción, que debido a las disposiciones del Cuartel General, los jefes, oficiales y tropa han sido siempre respetuosos con las autoridades civiles, acatando sus disposiciones en la parte que les concierne estableciendo así una perfecta armonía entre las autoridades civiles y militares".

Durante la gestión de Arellano también destacaron la inauguración del emblemático Edificio Arocena en la calle Cepeda y avenida Hidalgo, además de la apertura de la primera tienda "La Soriana" como nuevo concepto, así como un impulso sin precedentes al deporte con las nacientes ligas de futbol, apoyadas en ese entonces por la comunidad española.

Se embellecieron espacios como el bulevar Morelos (hoy Paseo Morelos) y la Calzada Colón, además se procuró un mantenimiento del existente alumbrado público y la red de drenaje. Torreón contaba con un respiro luego del desorden y la tensión política, ya parecían quedar atrás las tragedias sanitarias como la provocada por la "Influenza Española".

TRANSFORMACIÓN

Aunque meses después se registraron nuevas tensiones por el tema político y militar en Torreón, la ciudad mantuvo desde entonces una dinámica de desarrollo y progreso. Nacida del estallido de la Revolución se ha transformado de una población rural a una densa urbe con unos 680 mil habitantes aproximadamente, cuenta con modernos espacios públicos, centros comerciales y una identidad industrial que busca retomarse con el arribo de nuevas empresas extranjeras, tales como Milwaukee Tools, AlfaGomma y Easyway, mismas que comenzarán sus operaciones precisamente en 2020.

Al igual que hace 100 años, Torreón no está exenta de desafíos y problemas, tal vez valdría la pena analizar la reflexión del escritor Eduardo Galeano: "¿La historia se repite? ¿O se repite solo como penitencia de quienes son incapaces de escucharla?

Así luce actualmente el edificio Arocena. Nótese el cambio en el sentido vehicular de la Hidalgo.
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Dentro de los medios de transporte más populares en 1920 se encontraban las rutas del tranvía eléctrico, uno llegaba hasta Lerdo y otro más era para su uso exclusivo en Torreón.
Dentro de los medios de transporte más populares en 1920 se encontraban las rutas del tranvía eléctrico, uno llegaba hasta Lerdo y otro más era para su uso exclusivo en Torreón.
Así era el escudo de la ciudad de Torreón hace 100 años donde destacaban elementos como el trigo, el algodón y la uva.
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Escrito en: historia de Torreón

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