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998: Primera celebración del Día de los Fieles Difuntos, posterior Día de Muertos en México

UN DÍA COMO HOY...

ILUSTRACIÓN: ALEJANDRA MORALES

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EL SIGLO DE TORREÓN-AGENCIAS

El Día de los Fieles Difuntos, que combinándose con la cultura y las tradiciones prehispánicas de Mesoamérica daría origen al Día de Muertos celebrado el 2 de noviembre en México no tuvo su origen en Roma, como ha llegado a creerse, sino en Francia, donde un día como hoy pero del año 998, San Odilo, quinto abad del Gran Monasterio de Cluny, tuvo la idea de rezar por el descanso de todos los muertos.

En Cluny ya existía una celebración similar, que eran los "psalmi familiares", pero estos eran dedicados exclusivamente a quien pertenecía a linajes aristocráticos; lo que hizo San Odilo, por decirlo en palabras simples, fue "democratizar" la celebración.

La idea de Odilo fue bien recibida en Francia, y Roma decidió adoptarla hacia el siglo XIV. Posteriormente esta se fue extendiendo por toda la Iglesia católica, llegó a España en el siglo XV y de allí los conquistadores la llevaron al nuevo continente, donde se mezclaría con las ya existentes tradiciones indígenas.

Esas tradiciones ya existían en la América precolombina desde hace tres mil años, los aztecas, los mayas, los purépechas, los nahuas y los totonacas acostumbraban guardar los cráneos de los fallecidos y mostrarlos como trofeos durante rituales que simbolizaban tanto a la muerte como al renacimiento.

Particularmente en el caso de los aztecas, las celebraciones a los difuntos tenían lugar el noveno mes de su calendario, duraban un mes entero y eran presididas por el dios Mictecacíhuatl o Dama de la Muerte.

A su llegada, los conquistadores españoles se toparon con estas tradiciones y las mezclaron con sus celebraciones ya existentes moviéndolas al 2 de noviembre para que coincidieran con sus celebraciones. Así surgió la festividad del Día de Muertos en México, por lo que muchos especialistas consideran que es una fiesta sincrética.

Durante el Día de Muertos se acostumbra visitar los cementerios, dedicar ofrendas florales y montar altares de muertos para honrar a los difuntos.

Uno de los principales festejos gira en torno a esos altares, precisamente. Se inicia encendiendo veladoras para proseguir a compartir momentos y anécdotas de la persona difunta a la que se ofrece el altar y se termina apagando las velas y deseándole un buen viaje de regreso al difunto, pues se cree que durante este día las almas tienen permitido regresar momentáneamente a la tierra.

Dentro de la simbología del Día de Muertos en México se encuentran también elementos como el pan de muerto, las calaveras, las flores y las calaveritas literarias, que son rimas sobre algún ser vivo y su relación con la muerte que se dice viene a buscarlo por algún motivo específico.

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