El Creador llamó a un grupo de sus creaturas.
Llamó a Euclides.
Llamó a Copérnico.
Llamó a Galileo.
Llamó a Newton.
Llamó a Darwin.
Llamó a Pasteur.
Llamó a Madame Curie.
Llamó a Einstein.
Llamó a Stephen Hawking.
Cuando los tuvo juntos les preguntó con ansiedad:
-Díganme, muchachos: ¿lo hice bien?
¡Hasta mañana!...