Tengo al lado de mi casa un hotel, una clínica de maternidad, una guardería, un restaurante, una escuela de vuelo, un conservatorio de música y un museo de historia natural.
Quiero decir que al lado de mi casa hay un árbol. Es un huizache centenario de recio tronco y elevada fronda. Yo lo salvé hace tiempo del hacha municipal; por mis oficios siguió con vida el árbol. Y él me paga cada año ofreciéndome el gran concierto de la vida en la forma de un gárrulo simposio de aves que anidan en sus ramas, y ponen ahí sus huevecillos, y crían a sus polluelos, y los enseñan a volar, y cantan a la mañana y a la tarde.
Yo miro y oigo a esa alada muchedumbre y vislumbro el misterio de la vida: consiste en amarla aun sabiendo que alguna vez la vamos a perder; consiste en aceptar que habrá canciones cuando nosotros estemos ya en silencio.
¡Hasta mañana!...