El mar, el siempre mar, me mira y dice luego para sí:
-Juraría que lo he visto antes.
Me ha mirado, en efecto. He estado en él, igual que he estado en el cielo y en la tierra. En mí están igualmente la tierra, el cielo, el mar.
Todas las criaturas somos una misma criatura.
Todas las cosas son la misma cosa.
En toda la materia -sea piedra, hierba, astro o animal- late el mismo espíritu.
Hay que decirlo con mayúscula: late el mismo Espíritu.
De él venimos.
Hay que decirlo con mayúscula: de Él venimos.
Él es el mar, la tierra, el cielo.
Él es el todo, y está en todo.
Cuando Él y yo nos encontremos diremos los dos al mismo tiempo:
-Juraría que lo he visto antes.
¡Hasta mañana!...