"A veces parece la fila de las tortillas", dice un vecino sobre el "punto" de venta de drogas que tiene en la calle de su casa y que ha soportado porque ya se cansó de denunciarlo "a todos" (el Ejército, la municipal, la estatal) y "nadie viene".
La percepción de la mayoría de los duranguenses es que la oferta y demanda de drogas es alta, un comportamiento que probó la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), que colocó a la capital de Durango como la segunda ciudad que registra el mayor consumo de drogas en la vía pública de todo el país, sólo lo supera Ecatepec, Estado de México.
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