Caseta. Durante estos ocho meses hubo momentos de tensión, como cuando fue la policía federal a intentar retirar a los ejidatarios.
SAúL MALDONADO
El siglo de torreón
Los ejidatarios de Otinapa, El Pino, Cieneguitas y Garabitos, cumplieron ocho meses de tener tomada la primera caseta de cobro de la autopista Durango-Mazatlán en espera del pago por sus tierras usadas en la construcción de esta vía.
Raúl Sarmiento, comisariado ejidal de Otinapa, dijo que en este lapso de tiempo les ha pasado de todo y cada día que pasa, el peligro es más latente, desde vehículos que se han quedado sin frenos, borrachos que les avientan la camioneta a los que están en la caseta, personas que pasan e insultan a los ejidatarios, hasta robos.
"Ya en una ocasión nos robaron lo que la gente coopera para mantener el movimiento", comentó Raúl Sarmiento, quien agrega que sigue siendo elevado el riesgo al que se enfrentan los ejidatarios, sobre todo cuando empieza a oscurecer.
En cuanto al pago que exigen, el comisariado ejidal dijo que hasta ahora no hay nada, ni esperanzas del mismo, por lo que aseguran que las autoridades les han quedado mal, tanto las estatales como las federales.
"Ya tenemos un acuerdo de pago, (60 millones de pesos), al menos ya se tiene determinada una cantidad, dejamos atrás la etapa de pelear por el precio de la tierra, ya tenemos un precio, pero como si no hubiera nada porque no hay pago, ni siquiera una esperanza del mismo", reconoció.
Recordó que en un inicio fueron instancias del Gobierno del Estado las cuales obstaculizaron las negociaciones para determinar el costo de la tierra, no fue sino hasta que intervino directamente el gobernador, José Aispuro Torres cuando se logró definir los montos.
El problema ahora, dijo, es que no hay esperanza de pago y es momento en que ninguna autoridad de gobierno les pueda decir para cuándo podría salir el pago.
El siglo de torreòn
