Día de la secretaria. Irma le tiene mucho cariño a su empleo porque de aquí pudo ayudar en el sostén de su familia. (FABIOLA P. CANEDO)
Trabajar con discreción, respeto, y siempre cuidando la espalda del jefe, son motivos por los que Irma se ha desempeñado como secretaria en la Dirección de la Unidad de Medicina Familiar de manera exitosa, a pesar de enfrentar retos importantes como la introducción de las computadoras y tecnología que cuando estudió aún no existía.
Irma Tapia Vaquera estudió comercio y desde hace 31 años trabaja como personal administrativo en el ISSSTE, en los últimos 10 como asistente del director de la Unidad de Medicina Familiar. En este período, cuenta que le ha tocado ver pasar a diversos directores, cada uno con su estilo de trabajar, por lo que, como su asistente, ha tenido que adaptarse a su forma de llevar las riendas de la clínica.
"Yo trato siempre de ser muy respetuosa, de darles su lugar, de no pasar por alto que ellos son los jefes, porque en ocasiones uno puede tomar decisiones, pero yo prefiero siempre consultar y siempre respetar", comenta.
En su escritorio, cuidadosamente acomodado, tiene computadora, pero también máquina de escribir, pues señala que hay formatos que aún no se actualizan, por lo que deben ser llenados a máquina, y aunque confiesa que nunca ha tenido un curso en computación, considera que es más fácil hacer los oficios en la computadora, además de que luce más profesional.
"Aquí todavía se usa la máquina, a mi no se me hace raro porque siempre la he usado, desde que estudié, no me tocó máquina eléctrica y menos computadora", explica.
Irma recuerda que anteriormente tenían una máquina de escribir eléctrica, pero en cuanto se le terminó la cinta, ya no fue posible reponerla, por lo que recurrieron a una manual, con la que ocasionalmente "batallan" para conseguir los insumos.
Irma considera que lo más complicado de su trabajo es la atención directa con el derechohabiente, pero también es una satisfacción el haber podido ayudar.