REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 22
Pasados los sucesos del casamiento de la bellísima Quiteria, quien finalmente contrajo matrimonio con Basilio el pobre y no con Camacho, el rico, como inicialmente parecía que iba a ocurrir, don Quijote toma la determinación de partir hacia la cueva de Montesinos, que está en el corazón de la Mancha, donde "tenía gran deseo de entrar en ella y ver a ojos vistas si eran verdaderas las maravillas que de ella se decían por todos aquellos contornos".
Le ofrecen a don Quijote que lo acompañe como guía un personaje identificado sólo como "el primo", que lo es del "licenciado", "el cual con mucha voluntad le pondrá en la boca de la misma cueva".
Al llegar a la cueva observan que su "boca es espaciosa y ancha, pero llena de cambroneras [arbustos de ramas curvas y espinosas] y cabrahígos [higueras silvestres], de zarzas y malezas, tan espesas y intricadas, que de todo en todo la ciegan y encubren".
Mientras Sancho y el primo atan muy fuerte con sogas a don Quijote para que desciendan a la cueva, el segundo le suplica "que mire bien y especule con cien ojos lo que hay allá dentro".
"-En manos está el pandero, que le sabrá bien tañer -respondió Sancho Panza-".
Lo que Sancho quiere dar a entender al primo es que Don Quijote tiene la habilidad y experiencias suficientes como para tomar las debidas precauciones. Tiene en su mano el pandero que sabe tocar muy bien.
J.A García Villa
@jagarciavilla