
Naturayarte. Foto: Lorenzo Manuel Durán
Una oruga que devora una hoja, esa fue la fuente de inspiración del artista español, Lorenzo Durán Silva. Sumido en una crisis laboral, desarrolló una técnica con base natural y la perfeccionó. Así consigue trasladar las ideas a las hojas de los árboles.
Lorenzo Manuel Durán Silva nació en 1969, en Cáceres, España. Fue criado en Alemania y en Madrid. En éste último destino estudió delineación en el Instituto Virgen De La Paloma, en 1989. Tras años de trabajo dedicados a la edificación, Durán experimentó los estragos del desempleo. La coyuntura lo llevó a la introspección y de ahí a la exploración de nuevos terrenos, a descubrir su lado creativo.
Durante su etapa experimental dejó los pinceles y se apropió de una técnica artística cuyo principal instrumento, además de la imaginación, es el escalpelo (tipo de bisturí) aplicado a diseccionar los frágiles tejidos vegetales.
Reino Unido, Estados Unidos, Holanda y España son paraderos frecuentes de sus obras. Ha obtenido premios en concursos de pintura callejera en Düsseldorf, Alemania, y Tetúan, Madrid.
Además del calado hecho con bisturí Durán recorre otra escala del arte orgánico, otra intervención a las manos de los árboles, la pintura sobre hojas esqueletizadas.
En 2013 se montó una exposición dedicada en exclusiva al trabajo del norbiense en el Jardín Botánico de Jerusalén, en Israel. Un logro reciente es la obtención del premio Nuestra Cultura 2016, dentro del Americas Latino Eco Festival efectuado en Denver, Colorado.
Las hojas de Lorenzo han formado parte de múltiples exposiciones colectivas y privadas. Varias de ellas han fungido como portadas de algunos libros o bien se encuentran entre sus páginas. Ejemplos de lo anterior son, de 2015, el Libro de diseño de la firma Arup y la colección de poemas Smallest leaf (La hoja más pequeña). En 2014 piezas suyas aparecieron en el libro Big art / Small art (Gran arte / Arte pequeño) de Thames & Hudson, una editorial británica especializada en arte y libros ilustrados.
PRODUCTO DE LA CRISIS
La crisis existencial, paradójicamente, es la zona donde una buena cantidad de artistas consigue una inspiración máxima. En el caso del cacereño, una situación adversa le permitió enfocarse en sus dos grandes pasiones: la naturaleza y el arte.
El extrabajador de la construcción se considera a sí mismo un producto de la crisis. Vivir, y sufrir, el desempleo, además de dejarle mucho tiempo libre, lo llevó a cuestionarse sobre lo que deseaba hacer con su vida. Estar en paro hizo las veces del soplo donde encontró, si su disciplina fuera la música, la lira. Su decisión ligada a las pasiones del espíritu llegó cuando ya andaba en la segunda mitad de sus treintas.
¿Y tú que piensas?, Amigas para siempre y Perdón. Foto: Lorenzo Manuel Durán
GOETHE
“El hombre no ha nacido para resolver los problemas del universo, sino para descubrir lo que ha venido a hacer”, esas palabras pertenecen al poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe y fueron trazadas con el bisturí de Durán en el órgano especializado en la fotosíntesis. Reflexionó sobre esa fase de su existencia y la conclusión fue inscrita con forma de huecos en una hiedra perenne.
“La frase de Goethe que corté en esa hoja refleja precisamente mi propia búsqueda interior”, comentó Durán al recordar su temporada de 'crisis', la puerta a un nuevo camino profesional. Trabajaba en la construcción y ese sector en particular, relata, se ha visto muy afectado por la crisis económica que atraviesa España, o viceversa, es decir, España atraviesa una crisis económica provocada entre otras razones por prácticas inadecuadas en el sector de la construcción.
El desempleo llamó a su puerta en 2006 y tal desventura coincidió con la llamada “crisis de la mediana edad”. En esos momentos, compartió, uno se pregunta qué ha hecho con la vida y qué es lo que desea hacer realmente. Entonces tomó la decisión de trabajar en terrenos que le atraen en verdad: el arte y la creatividad.
“Ser artista es uno de los mejores pasos que he dado en mi vida”, comentó y en seguida mencionó que el apoyo de su esposa ha sido muy importante para él, ya que desde el principio ha estado a su lado y le ha ayudado en todo lo concerniente a sus afanes estéticos.
Durán eligió tan delicado producto de la naturaleza como soporte de su creatividad no sólo porque consideró que poseía la superficie idónea; otra razón de peso es su propensión a combinar lo orgánico y lo estético. Las hojas son, describe el creador, las protagonistas de su obra, y él les otorga la condición de símbolos de una dualidad de la compleja de la condición humana con respecto a su entorno, en el trato de los individuos con su medio natural la luz y la sombra coexisten, esto le permite indagar tanto en la parte más oscura como en la más clara y de ahí trasladar sus hallazgos a su material seleccionado.
METAMORFOSIS
El paro no sólo marcó el surgimiento del creador norbiense, representó una completa transformación interior en el exdelineante. Su situación fue simbólicamente plasmada en una oruga, insecto que años atrás le diera la inspiración para crear diseños sobre los elementos mayoritarios del follaje.
La larva que comía del tallo verde representa la situación negativa (el desempleo). Y a su vez sirvió como musa que permitió la transformación en una mariposa (con la carga estética que lleva consigo) dando como resultado la expresión a través de la obra artística. La metamorfosis es el resultado, uno que ha traído prestigio, portadas, exposiciones y premios, de una situación negativa.
Foto: Lorenzo Manuel Durán
Para Durán, las hojas figuran entre los misterios naturales más evidentes de nuestro entorno, sin embargo, parecen cada vez menos visibles a consecuencia del notorio desapego de la humanidad hacia lo natural. Ese órgano vegetal, cuya caída es la base del otoño, bien puede equipararse a la vida de un ser humano que, por un lado, contempla el devenir desde la caducidad y fugacidad de su paso por el mundo, y por otro, encuentra aspectos duales en los que están inscritas una cara que da a la luz y otra que permanece en la sombra como cualquiera de los venidos a este mundo. La dualidad ha sido un campo propicio para las cavilaciones del autor.
NATURAYARTE
Se trata de un proyecto que pretende ser una asociación. Tiene por objetivos: a) Difundir el arte en hoja. 2) Cuidar la naturaleza y conectar con ella a través del arte. 3) Investigar formas sostenibles de usar hojas y otros elementos naturales para producir materiales alternativos.
A ese plan de acción se han sumado varios artistas y personas interesadas en contribuir a generar conciencia sobre lo que hace la humanidad con el entorno, en poner manos a la obra por involucrar más a la sociedad en tareas relacionadas con la protección y cuidado del medio ambiente.
Una red, según la presentación de dicha comunidad puede avanzar más que un individuo siempre que sus integrantes cumplan con establecer una colaboración recíproca y hacer las cosas con gusto, entusiasmo y eficacia.
En la exposición de motivos a propósito de Naturayarte, Lorenzo Manuel indica que nada más empezar con el calado de hojas supo que haría de la naturaleza la “gran protagonista” de su trabajo. No se conforma con verla reflejada, quiere hacer algo por ella.
Esta comunidad ha crecido gracias a Internet y en su portal, Durán Silva informa que están por definir un programa de actividades.
LAST GENERATION
Last generation (2017), es el nombre de uno de sus más recientes trabajos, y surgió luego de percibir a una sociedad cada vez más apegada a la tecnología y más desconectada con la realidad. En esta pieza se refleja la dependencia de los aparatos electrónicos, se les ve como si tuvieran una conexión permanente con nuestro cuerpo, como si fueran dispositivos de conectividad adquiridos por vía congénita.
La pericia técnica de Durán muestra a una mujer embarazada cuyo producto (embrión) es en realidad un aparato electrónico que se alimenta por el cordón umbilical, nexo que es reemplazado por un cable, (el cual se asemeja a un cargador). En el lenguaje emboscado en imágenes del español el cable representa a la estructura tubular encargada de efectuar el envió de nutrientes hacia el feto desde la placenta materna. En síntesis se trata de una crítica hacia una nueva generación de seres humanos que parece haber sido engendrada por la tecnología.
El artista norbiense considera que el ser humano está cada vez más separado de lo que existe a su alrededor. Desde esa perspectiva, Última generación es el fruto de la observación de lo que el creador encuentra de forma cotidiana a su alcance, acciones similares aunque con actores distintos.
La suya es la preocupación de quien piensa que los dispositivos tecnológicos se han convertido en una extensión del ser humano, algo que ya habían advertido pensadores como Marshall McLuhan. A modo de ejemplo, pone al 'móvil' (celular), un artefacto que se ha vuelto imprescindible y que acompaña día y noche a las personas. Last generation, entonces, no es sino la forma en que el cacereño se pregunta si en verdad nos estaremos transformando en una nueva especie.
Banda sonora. Foto: Lorenzo Manuel Durán
UN SOUNDTRACK
La Banda sonora (2016) de Durán Silva fue expuesta en el Morlan Gallery de la Universidad de Transilvania en Lexington, Estados Unidos, como parte de la exposición Enough to swear by, (Suficiente para jurar). Dicha muestra artística está diseñaba para albergar piezas pequeñas y miniaturizaciones que se exponen una temporada. Acuden a ella talentos de todo el mundo que realizan objetos diminutos, pero de gran impacto.
El artista plástico cuenta que Banda sonora surgió una tarde al imaginar un bosque otoñal, el viento susurraba algunas melodías de fondo, mientras las hojas caían sobre la tierra la atmósfera se inundaba de olor a petricor. Durán compartió esto con su esposa (Dayli), su mayor apoyo y quien es a su vez amante del cine. Ella le sugirió el título y dejó encantado al artista, pues encontró la conexión ideal.
Soundtrack deleita visualmente a quien la observa, en ella hay un fino violín. El mango forma parte de la extensión misma del tallo, de la frágil rama pende el cuerpo del instrumento, suspendido sobre la hoja dando volumen. Hay un detalle fino, el corte de las 'efes' en las costillas del instrumento, fue diseccionado sobre su depósito final. El conjunto posee un color y una textura que trae a la mente la madera oscura del ébano. Se trata pues, de un ejemplar poco convencional de laudería montada en hoja.
El trabajo de Durán con el calado es la continuación de una técnica milenaria, tanto que sus orígenes se han extraviado en el tiempo, proveniente de China.
En cuanto a la otra vertiente orgánica, la esqueletización, hay evidencia de que en la época victoriana, a partir de la tercera década del siglo XIX y hasta finales de esa centuria, se desarrollaron métodos para trabajar las hojas de este modo. El norbiense es uno de los pocos artistas empeñados en perfeccionar los método de preparación de los órganos fotosintéticos, hace una selección de hojas y experimenta con sustancias para limpiarlas y dejarlas lista para trabajar sobre ellas. Hoy día prefiere el 'método químico': utilizar hidróxido de sodio (es más rápido y se controla mejor el ablandamiento de la hoja). Otra sustancia empleada es la sosa cáustica que actúa sobre el tejido vegetal y lo suaviza de modo que permite eliminar “la piel” con mayor facilidad.
Despojar al órgano vegetal de su cubierta, conservar sólo su nervadura significa obtener, según el artista español, “una de esas visiones sorprendentes, y a veces ocultas, que nos podemos encontrar en bosques y riveras de ríos”.
El cacereño comparte que a lo largo de su vida y en el trabajo ha escuchado frases que le sirven de guía, como un faro para no perderse ni estrellarse. Una de sus máximas favoritas pertenece al escritor y conferencista británico Ken Robinson: “Si no estás preparado para equivocarte, nunca llegarás a nada original”.
La hojarasca de Lorenzo parte hacia los confines de la creación artística con plena confianza en que la naturaleza es el mejor modelo, la medida correcta y el más sabio mentor.