Siglo Nuevo

Liliana Blum

Foto: Aggi Guia/Agencia Reforma

Foto: Aggi Guia/Agencia Reforma

YOHAN URIBE JIMÉNEZ

Liliana Blum es tan hábil como despiadada. No se toca el corazón para empujar al lector al foso donde habita esa bestia con piel de ángel que se esconde a plena luz y que podría ser tu vecino, o el mío, o el de cualquiera… En su más reciente novela, El monstruo pentápodo, narra la historia de Raymundo Betancourt, ciudadano modelo: profesionista honesto y responsable, solidario y comprometido con el bienestar de su comunidad. Pero como la vida no solo es trabajo, también se permite dos sencillos placeres cotidianos: los chicles de canela y las niñas que mantiene secuestradas en su sótano. El monstruo pentápodo nos enfrenta sin ambages ni eufemismos con la mente oscura del asesino, del psicópata adorable y manipulador ante cuyos encantos sucumbió Aimeé, otra 'pequeña', pero a su modo, hasta el punto de volverse cómplice a cambio de un poco de amor.

Los escritos de Liliana Blum son parte de las antologías Atrapadas en la madre, El espejo de Beatriz, El crimen como una de las bellas artes, Óyeme con los ojos: de Sor Juana al siglo XXI, y Three Messages and a Warning: Contemporary Mexican Short Stories of the Fantastic. Es coeditora de la antología Perros de agua: nuevas voces en el sur de Tamaulipas. También es autora de la novela Pandora, de la novela breve Residuos de espanto y de los libros de cuentos No me pases de largo, Yo sé cuando expira la leche, El libro perdido de Heinrich Böll, The Curse of Eve and Other Stories, Vidas de catálogo, ¿En qué se nos fue la mañana? y La maldición de Eva.

¿De dónde la atracción por un género poco común entre las autoras mexicanas?

Yo no es que escriba de repente, esos temas como sórdidos siempre me han llamado la atención, aunque en mis cuentos sí aparecen temas como el incesto, las violaciones, pero como novela tienes la posibilidad de desarrollar mejor una historia. A mí me llama mucho la atención este tipo de personajes como monstruos, tanto físicamente como en su personalidad, como el caso del pedófilo, es un monstruo, pero que por fuera parece normal; en cambio está la enana que tiene una deformidad física que no se puede ocultar, pero que en una sociedad como la que vivimos se vuelven víctimas, personas vulnerables.

A mí siempre me ha gustado explorar estos temas oscuros de la naturaleza humana, sé que no es un género que se aborde mucho por escritoras, de hecho me acaban de invitar a las jornadas de novela negra y otros encuentros parecidos en el año, eso me hizo darme cuenta de que realmente hay solo dos o tres escritoras más que abordan este tipo de historias, es muy limitado.

¿Ubicas la historia en Durango, pero te apartas de temas como el narco y la violencia?

Yo soy de Durango y viví 15 años en Tampico, Tamaulipas, y justo eso me pasó con mi otra novela que se llama Pandora. Una vez me hicieron una entrevista y me decían que por ser de Durango y vivir en Tamaulipas esperaban que escribiera sobre la violencia y el narco, y yo contesté que precisamente por eso, por ser algo que había tenido que vivir muy cerca, balaceras, colgados en los puentes, y todo lo que observé en Tamaulipas, incluyendo el secuestro de una amiga y una cuñada, pasar por el lado de un cadáver y saltar charcos de sangre, cosas muy feas, para mí eso no merece estar en mi literatura, no me interesa contarlo.

Además me parece que ya se ha escrito demasiado, y cosas muy buenas, otras no tanto. Entonces el tema de la frontera y la violencia del narco, creo que se ha sobreexplotado, aunque en realidad los temas son lo menos importante, más bien es la forma en cómo se abordan; creo que ya lo están haciendo muchas personas y a mí no me interesa como tema. Me interesan más estos conflictos como interiores.

Ahora, si bien está novela está situada en el Durango de mi infancia, podría suceder en cualquier lugar, lo complejo son las relaciones entre los personajes, sus luchas interiores, sus perversiones, situaciones que pueden pasar y se pueden presentar en cualquier ciudad, no solo de México.

¿Pero buscas alejarte de las clasificaciones?

La novela la pueden clasificar como negra porque el protagonista es un criminal, pero no es el típico asesino, a mí me interesa el perfil, la historia en sí es muy sencilla, un hombre que secuestra a una niña y lo descubren cuando su pareja, que era su cómplice, lo denuncia; la historia no tiene nada del otro mundo, a mí lo que más me interesa es centrarme en los personajes y en sus motivaciones, si bien no justificarlos, porque cada personaje será visto por el lector.

Lo que me gusta es tratar de describir sus motivaciones, sus deseos y los mecanismos que los llevan a hacer las cosas que hacen, que aunque sean crímenes o los hechos más espantosos, a fin de cuentas para ellos tienen sentido y una razón de ser. Me gustan los personajes verosímiles, complejos, porque los personajes nunca son totalmente malos o buenos; dudan, se equivocan, como el pedófilo, que durante mucho tiempo estuvo reprimiendo su deseo, lo que en un inicio es aplaudible, hasta que vuelve a actuar. Tengo interés por la psicología de los personajes, algo que he tratado de hacer en esta novela y la anterior.

¿Puede haber una estética del horror dentro de esos personajes?

Sí. Quiero pensar que mi novela antes que cualquier otra cosa es literaria, entonces, aun las cosas más sórdidas que pongo, trato de presentarlas con un lenguaje que resulte bello, en el sentido atractivo, es decir, que pueda presentar una novela con un lenguaje cuidado, una historia verosímil, algo bello al momento de leer, un buen trabajo, eso es lo que intento. Y en ese sentido, creo que cuando se logra, el lector puede entender el interior de un personaje y humanizar al monstruo, no para entenderlo tal vez, sino para poder acercarse a las causas de ese tipo de acciones.

¿Qué tan reales son ese tipo de monstruos en México?

Los personajes son totalmente ficticios, pero como en toda historia, hay mucho de la realidad, no es que me base en alguien en específico, pero, por ejemplo, de hombres que han secuestrado niñas y las han puesto en sótanos hay una larga lista en el mundo, o secuestros, raptos. Por ejemplo la película La Habitación, que está basada en una extraordinaria novela, es el mismo concepto. Esta visión de tener a alguien como si fuera tu canario, que es parte de esa naturaleza humana, quiero algo y me apropio de ello, porque el pedófilo quiere a la niña y la tiene en una jaula como un animal, es algo que los humanos hacemos.

Sí está basada mi historia en esa característica humana de querer satisfacer los deseos, de no pensar en los demás, querer lo que creemos bello para nosotros, sin importar otra cosa, que no siempre es crimen, pero lo hacemos con muchas cosas, no hay nadie en particular en quien me haya basado, pero sí en muchas historias que ves, escuchas, conoces.

¿Por qué en un país de tanta violencia este tipo de situaciones son tan visibles?

Estas cosas son las que más ruido hacen, como aquel hombre que tuvo en un búnker a su hija por más de 20 años. Pero lamentablemente la pedofília se da mucho más al interior de las familias, con los padres, tíos, novio de la mamá, mucha gente la padece y a la víctima no le hacen caso, no se denuncia, existe mucha complicidad incluso de la familia. Aunque nos gusta o nos llama más la atención casos como el que yo muestro en la novela, se levanta ahí el tema de que la pedofília mucho más de lo que nos gusta admitir y de que si rascamos casi en cualquier parte hay un caso. Si algo podemos sacar de la literatura es que nos haga repensar en nuestro entorno, nuestra realidad y aceptar cosas que no queremos y que no nos gustan.

¿Qué tan creíble, literariamente hablando, es para el lector el lobo disfrazado de cordero?

Es que aunque no se crea es cierto, por ejemplo, si tú vas en la calle y se te acerca alguien con ciertas características físicas y cierto modo de vestir, piensas que te va a asaltar, y si efectivamente te asalta pues es lo que esperamos. Pero si luego vemos a un ejecutivo con un traje Armani y un corte de pelo perfecto pues no le tenemos miedo, pero a lo mejor es el monstruo que va a defraudar a miles de familias con sus pensiones. A veces entre más alto es el perfil social del criminal, resulta ser más peligroso. Realmente a veces no sabemos a quién tenemos al lado, por eso cuando atrapan a un asesino serial, la vecina dice que era un buen muchacho, que le ayudaba a sacar la basura o a barrer la calle, todos tenían una idea de que era buena persona y resulta que no, que tenía 20 muertos enterrados en su casa; es la posibilidad de dibujar otro tipo de criminal, uno más complejo.

¿Le ha ayudado a este género literario el boom de las series de televisión?

Sí, claro y al mismo tiempo quiero pensar que levanta el estándar, así como pasa con la televisión, por ejemplo, si ves las series de los años ochenta, en comparación con las de ahora, eran muy malas, con historias lineales, predecibles, que se terminaban en el primer capítulo; ahora tenemos series que continúan, que en todas las temporadas mantienen al espectador hipnotizado, y más allá de las grandes actuaciones, los efectos especiales y la dirección cinematográfica hay que entender que hay grandes escritores que han pensado en los guiones, creo que eso hace que ese público que consume ese tipo de historias, al momento de comprar una novela sea también mucho más exigente.

Son lectores que no van a comprar novelas con finales felices, son consumidores de buenas historias, exigen tensión, una buena narración que los lleve hasta un final independientemente de cómo concluya la historia, esperan una novela que aunque sea extraña o incómoda, al final te sacuda y te deje sintiendo algo.

¿Cuáles fueron tus referentes del género?

Bueno, por una parte están las narraciones de asesinos seriales o crímenes grandes, que eso siempre me gusta leer, por ejemplo, uno de mis dioses es Stephen King, porque lo mismo tiene cosas de terror que de suspenso, de detectives, que aunque es muy criticado, porque parece que en el momento en que llegas a vender dejas de ser buen escritor, a mí me parece que es muy literario y si algo tiene es que sus historias son grandes, desarrolla muy bien sus personajes y te mete en la mente de los personajes más terroríficos, ese es como mi gran referente en torno a este tipo de literatura, obviamente han caído en mis manos muchos libros buenos y autores de gran nivel.

En el caso de México, creo que hay mucho de literatura del narco cuando se habla de crimen, pero por ejemplo existen grandes obras como la novela La muerte me da de Cristina Rivera Garza, la primera mitad del libro describe a una especie de asesino con gran acierto, luego se dispara la novela a cosas más contemporáneas, pero es una gran historia, sobre todo si piensas en este género en el panorama literario del país, y mucho más si piensas en que la autora sea mujer.

Twitter: @uyohan

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Foto: Aggi Guia/Agencia Reforma

Clasificados

ID: 1327955

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx