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A 19 años de la muerte de la narradora, dramaturga y periodista Elena Garro, que se cumplen este martes, es recordada como la precursora del realismo mágico, sobre todo en teatro.
Considerada una mujer colmada de contradicciones y enigmas, Garro logró convertirse en canon de la literatura mexicana, cuya obra se ha convertido en un referente obligado para los mexicanos.
De padre español y madre mexicana, Elena Garro vino al mundo el 11 de diciembre de 1916, en Puebla, y desde pequeña se distinguió por ser una niña hiperactiva que vivió una infancia alegre.
Datos biográficos difundidos por la redescolar.ilce.edu.mx, señalan que llegó a la Ciudad de México para estudiar Literatura en la Universidad Autónoma de México; periodo en que conoció al escritor Octavio Paz (1914-1998), quien tiempo después se convirtió en su esposo y padre de su hija Helena.
Con el impulso de Paz, Elena comenzó a escribir y fue por aquellos años que redactó lo que se considera su obra cumbre: Los Recuerdos del porvenir.
En 1937 contrajo matrimonio con Paz y lo acompañó a España, de donde regresaron un año después. Tuvieron una hija, Helena, y finalmente se divorciaron en 1959.
En esta etapa Garro decidió alternar su residencia en Estados Unidos y España, y entrados los años 70, luego de las acusaciones, de amplia participación en el movimiento estudiantil de 1968, de parte de los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979) y Luis Echeverría (1922) fue señalada y su obra relegada.
La escritora acusó a los intelectuales de esta campaña negativa, lo que le valió momentos de desprecio, humillación y señalamientos, que la hicieron exiliarse en Francia.