Tuvieron que pasar más de doce años (28-04-2002) para que efectivamente visitara la Sierra del Sarnoso.
Fue el 28 de abril del 2002 cuando, según yo, fui a visitar este interesante lugar del cual tenía basta información y muchas fotos recabadas de reportajes publicados en los periódicos locales.
Como me habían informado, la entrada para recorrer la sierra estaba en la desviación que se encuentra en la autopista que va de Gómez Palacio, Dgo., a Cd. Juárez, Chihuahua, y que va a Dinamita; sin embargo, estando en este lugar, me informaron y recomendaron que la mejor entrada estaba en la desviación que está más adelante del Ejido La Mina, a pocos kilómetros del ejido El Vergel, así es que lo que hice fue devolverme y encaminarme por la carretera que me llevaría a este ejido.
Ya estando en este lugar, me encuentro a un joven de nombre Miguel Pérez Villa, quien amablemente se ofrece a ser mi guía en lo que según él pertenecía a la Sierra del Sarnoso.
Recuerdo que recorrimos varios kilómetros en carro y yo no veía por ningún lado del camino los cerros o las formaciones rocosas gigantes y algunas de ellas empalmadas en número de más de dos, mucho menos veíamos una de las más conocidas que se le daba el nombre de El Hongo, o bien, El Mundo; sin embargo, por todos lados veíamos cerros, algunos ya dinamitados, que a simple vista y sin ser muy conocedor, identificábamos como yacimientos de mármol de diferentes colores: el blanco podíamos observar era el que estaba a flor de tierra y predominaba más a otros colores.
Recorrimos varios kilómetros, algunos en el carro y otros caminando, hasta llegar a un lugar en donde algo oculto se encontraba un venero de agua, conocido como el pocito, de donde me decía mi acompañante, se surtían del vital líquido los habitantes de la mina.
Consciente de que no era el lugar que yo buscaba, regresamos al Ejido de la Mina, donde dejo a mi guía y sin enojo ni frustración regreso a Torreón, ya que aun cuando no había visitado el lugar deseado, lo que observamos durante el recorrido valió la pena haberlo realizado por equivocación, prometiéndome que un día (no pensé jamás que ese día estaría tan lejano), lo recorrería acompañado de alguien que conociera el lugar, de esa parte de la Sierra del Sarnoso, y ser testigo de las maravillas que las que tanto comentaban los que ya han estado en el lugar.
Fue el pasado nueve de julio del 2014, cuando en compañía de mi amigo Óscar, quien ya había visitado el lugar en varias ocasiones, emprendimos el recorrido hacia Dinamita, y precisamente en la desviación que se encuentra a la izquierda de la autopista (misma desviación que yo había tomado hacía más de doce años), cruzamos los rieles y en cosa de diez o quince minutos llegamos a Dinamita; ahí nos desviamos hacia la derecha y sobre un camino de terracería nos adentramos a vuelta de rueda para por mi parte ir admirando lo que verdaderamente correspondía a la Sierra del Sarnoso.
RETOMARÁN TEMA DE DECLARATORIA…
"La extensión que requiere ser zona protegida es de alrededor de 645 kilómetros, de los cuales 343 corresponden al municipio de Lerdo, 230 a Mapimí y 72 al municipio de Gómez Palacio.
La mañana de ese día estaba fresca; en días pasados, se habían presentado fuertes lluvias que con sus aguas cargadas de minerales habían logrado reverdecer la hermosura de nuestra flora del semi desierto; el camino, lo suficientemente ancho para el paso de dos automóviles, estaba prácticamente plano, con escasos hoyancos, ya que prácticamente está cubierto del "polvo" que se está formando del ir moliendo los trozos de mármol para obtener lo que llaman marmolina, de tal forma que no había hundimientos; por otra parte, se sentía que conservaban algo de agua de las lluvias pasadas, a lo alto, en el cielo se veían formaciones nubosas que por algunos momentos ocultaban al astro rey.
Aun cuando yo era el conductor, llevaba a vuelta de rueda el automóvil, esto hacía que disfrutara de las formaciones rocosas empalmadas unas sobre otras, dando espontáneamente formas caprichosas; por otras partes, algo lejano, veíamos cerros de mediana y gran altura forrados o cubiertos de grandes rocas y a los lados del camino otras formaciones que nos llevaba a meditar que ser poderoso, maravilloso, había hecho posible lo que ante nuestra vista nos dejaba sin habla, sin aliento, tan sólo con la expresión tácita de que ese Ser, ese arquitecto, no podía ser de este mundo, sino alguien superior, poderoso, que con la paciencia de miles de años, de millones de siglos, había moldeado cada uno de ellos para que mucho tiempo después pudieran ser admirados por los mortales y que trajo a mi mente la zona de las piedras encimadas en las cercanías de la población de Zacatlán de las Manzanas en el estado de Puebla, y que al igual que este maravilloso lugar, deja sin habla, sin aliento a sus visitantes.
Después de seguir avanzando en el carro, decidimos deambular por un buen rato y continuamos admirando por todo el camino varios cerros de diferentes alturas, y a lo lejos, lo que pudiéramos pensar que se trataba de parte de la sierra que según información recabada abarca los municipios de Gómez Palacio, Cd. Lerdo y Mapimí.
Conscientes de que había sido una mínima parte de este lugar lo que habíamos recorrido y que aún había mucho más por conocer, acordamos que a la mayor brevedad que nos fuera posible, volveríamos y recorreríamos más adentro de este lugar para conocer más de sus maravillas.
Después de un buen rato de caminar y viendo que las nubes se extendían más a nuestro alrededor y que pudiera venirse una fuerte lluvia, retornamos al lugar donde habíamos empezado a caminar tomando fotos de los lugares que más me atrajeron, y al cabo de unos pocos minutos, ya estábamos a la entrada de donde habíamos iniciado el recorrido.