Visión. José A. Fernández ve un cambio en la población. (ESPECIAL)
Varios de los obispos acusados de promover el voto de castigo durante las pasadas elecciones en contra del PRI, ante la propuesta del presidente Enrique Peña Nieto de aprobar el matrimonio igualitario en México, decidieron no ofrecer entrevistas y tampoco presidir misas dominicales.
Por ejemplo, los dos obispos más importantes de Veracruz no emitieron declaraciones, aunque sí lo hicieron sus voceros.
A través de este medio, la Iglesia celebró la alternancia electoral en el estado y felicitó al gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares.
El obispo de Culiacán, Jonás Guerrero Corona, ofreció su tradicional misa en la catedral de esa ciudad, sin embargo, al término de la ceremonia declinó recibir a los medios para emitir comentarios respecto al tema.
El obispo de Aguascalientes, José María de la Torre Martín, se tomó un receso de sus actividades religiosas y este domingo no tuvo participación en alguna de las misas celebradas en esa diócesis, en tanto que en Chihuahua el arzobispo Constancio Miranda asegura que el triunfo del panista Javier Corral no fue un voto de castigo al PRI, simplemente fue un acto de democracia. En entrevista, el jerarca católico también manifestó desconocer si la oposición de la Iglesia a la iniciativa del presidente Peña Nieto de legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo haya influido en los resultados electorales: "Yo no sé si influyó, yo no soy politólogo".
El arzobispo de Durango, José Antonio Fernández Hurtado, opinó que los resultados de las pasadas elecciones fueron producto del cambio que la población exige y no por el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Para el obispo de la prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo, la derrota del PRI en Quintana Roo, se debió a la "corrupción y la impunidad" del gobierno, mas que al "voto de castigo".
