Siglo Nuevo

Las barberías de ayer y hoy

Nostalgia y modernidad

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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Jessica Ayala Barbosa

Hace un par de años las ciudades comenzaron a llenarse de peluquerías modernas que intentan rescatar la tradición de las tradicionales barberías que habían quedado un tanto abandonadas en las últimas década por el auge de los salones unisex.

Por generaciones y generaciones, hombres de todas las épocas acudieron puntualmente, cada semana o mes, según las necesidades específicas de cada cual, a un sitio eminentemente masculino, un lugar donde además de arreglarse la barba y el cabello para proyectar al mundo una imagen pulcra y galante, podían sentarse a sus anchas y conversar sin tapujos con otros varones. Por supuesto, estamos hablando de la barbería, también llamada por muchos peluquería; visitarla se convirtió en toda una tradición que derivó en una especie de consciencia de grupo que de alguna forma contribuía a autoafirmar su hombría. Al menos esto es lo que se puede inferir al charlar con los caballeros que han sido asiduos clientes de las barberías durante toda su vida. La noción de que la barbería es un sitio para “puro hombre”, está presente en la mayoría de ellos, algo que traducen como una ventaja con respecto a las estéticas o salones de belleza unisex.

“Lo que más me gusta es que puedo entenderme con el peluquero. Ahora hay muchos estilistas, y y no me entiendo con ellos porque soy de los clásicos. Es que muchos estilistas quieren imponer su corte, su técnica y el barbero es muy respetuoso. El barbero te pregunta: ¿con tijera o con máquina?, y el estilista agarra su máquina y sin preguntar la mete, esa es la diferencia, el peluquero es con navaja antigua y sus tijeras”, comenta Luis Alonso Pérez Velázquez, asiduo de la peluquería de don Cruz, situada en el centro de Torreón.

Otras ventajas que señala Luis Alonso, son la comodidad, “cuando llegas te dan tu periódico o una revista”, y el precio, que no sobrepasa los 50 pesos.

EL RESURGIMIENTO DE LAS BARBERÍAS

No hace mucho tiempo, la tradición de acudir a la barbería estuvo en “peligro” debido a la proliferación de las estéticas o salones unisex, producto de los movimientos culturales surgidos a partir de la segunda mitad del siglo XX que abrazados a la causa de la búsqueda de igualdad y unidad han dado origen a distintas modas y tendencias andróginas donde se desvanece la línea divisoria entre lo masculino y lo femenino.

Los salones unisex acapararon por varias décadas todo el mercado del cuidado personal y la estética de hombres y mujeres de todas las edades, de tal forma que las barberías se quedaron únicamente con sus clientes más fieles, hombres chapados a la antigua que no cambian el entendimiento con su peluquero por la osada experimentación de lo estilistas.

Hace un par de años, sin embargo, las barbas abundantes se pusieron de moda nuevamente, esto como parte de una tendencia masculina bautizada como 'lumbersexual', que consiste en mostrar una imagen un tanto ruda y extremadamente varonil que se contrapone a la estética metrosexual que dominó entre los hombres durante la década de los noventa y principios de este siglo.

Es este panorama, así como la nostalgia por las tradiciones, lo que ha hecho posible el resurgimiento de las barberías, aunque, claro, con sus variaciones.

Las nuevas barberías son una reinterpretación de las tradicionales, con las que coexisten, pero en general se diferencian por ofrecer muchos más servicios, así como por cuidar al extremo el aspecto de sus instalaciones con el afán de brindar el máximo confort a sus clientes. Hay para todos los gustos, desde las económicas hasta las muy lujosas con bar integrado. Desde las exclusivamente masculinas hasta las que se especializan en hombres pero no restringen el acceso a las mujeres (madres o parejas de sus clientes) y se preocupan por proveerles un ambiente cómodo.

IMPREGNADO DE TESTOSTERONA

Más que una barbería, y más que un bar, Hedbanger es el concepto creado por We Saw Satan, una agencia de diseño integrada por un diseñador industrial y un escultor en metal. En su blog, los creadores de Hedbanger explican que todo comenzó con el anhelo de las peluquerías de antaño, un lugar donde los hombres pueden pasar tiempo juntos con amigos. Cada detalle de esta original peluquería, que con sus acabados en madera tiene el aspecto de una cabaña enclavada en la montaña, fue concebido por We Saw Satan dando así origen a un lugar impregnado de testosterona, donde los hombres son libres de ser hombres.

Ubicada en una plaza del bulevar Independencia, en Torreón, Hadbenger busca ser el punto de reunión de hombres que con cada visita se convierten en amigos y conforman una especie de hermandad. Los clientes pueden disfrutar ahí de un whisky o una cerveza. Su ambiente se logra a través de la fusión de cuatro elementos: los mejores peluqueros, grandes bartenders, whisky de la más alta calidad y un espacio diseñado por y para los hombres.

CONFORT PARA TODA LA FAMILIA

Ofrecer un espacio confortable y un servicio de calidad que fusiona lo moderno con los valores de las peluquerías tradicionales que visitaban nuestros padres o nuestros abuelos es la misión que se propuso el lagunero Jan Guevara para dar origen a La Barbería, negocio que actualmente cuenta con dos sucursales en Torreón, la primera ubicada en Saltillo 400 y Paseo del Tecnológico, y otra en la Plaza Paseo Independencia.

La Barbería, en palabras de su creador, es un híbrido entre lo pasado, lo presente y lo futuro, porque combina técnicas antiguas con lo moderno, herramientas tradicionales con las más nuevas y todo esto en un ambiente familiar.

“Al igual que las peluquerías antiguas, La Barbería es un lugar de tradición y respeto, donde vas a ser escuchado y donde tratamos de formar un vínculo con nuestros clientes, tratamos de rescatar esos valores de que tengas a tu barbero así como tienes un médico de cabecera”, señala Guevara.

La Barbería cuenta con personal capacitado para ejecutar tanto los cortes más tradicionales como los más modernos, y brindan servicio a hombres de todas las edades, desde pequeños niños, incluso bebés, hasta adultos mayores.

Cuenta con un espacio minimalista y pulcro que hace sentir cómodos a todos sus visitantes. Todo en esta barbería está pensado para hacer agradable la estancia para toda la familia, es decir, tanto para los hombres como para las mujeres que en ocasiones los acompañan. Incluso en los tiempos de espera se disfrutan, pues entre tanto, los clientes pueden disfrutar de una bebida sin alcohol o bien ver contenidos interesantes en la televisión.

“El tiempo del servicio puede oscilar entre los 30 minutos y una hora, pero es una hora que vas a disfrutar, una hora que te vas a sentir cómodo, que te vas a relajar, que vas a estar oyendo una terapia musical, vas a estar respirando una aromaterapia, todo con el objetivo de que disfrutes”.

CONCEPTO ORIGINAL

Antonio Crispín es el fundador de Picasso Fade Barbershop, una peluquería moderna que gana terreno en el centro de Torreón, donde abundan peluquerías de mucha tradición.

El joven cuenta que hace cinco años llegó a La Laguna tras vivir en Miami, Florida, y le llamó la atención que mientras allá las barberías modernas estaban teniendo un gran auge aquí no había nada parecido.

Especializado en alta peluquería, desvanecidos y diseño de barbas modernas, Antonio señala que su local “es algo diferente, una peluquería original. Yo quería enseñarle algo diferente a la gente, algo 'del chuco', como dicen muchos”.

Con unas instalaciones pequeñas pero muy cómdas y limpias, y con precios bastante accesibles, Picasso Fade Barbershop se ha ganado el favor de la gente en tan sólo tres meses, “aquí acuden niños, adultos, de todo, mujeres también”.

Twitter: @gsi_k

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