Refranes. Sabiduría popular
--Hijo, ve a casa de mi comadre Adela, que es tu madrina, a darle el pésame a nombre de la familia, por la muerte de mi compadre Rutilo, tu padrino- le dice don Simón a su hijo Gerardo, en presencia de su esposa Altagracia.
El muchacho sale de la casa a cumplir la encomienda que su padre le dio. Después de un rato regresa, y don Simón le pregunta: ¿qué le dijiste a tu madrina? Contesta el muchacho: Que no se preocupara por la muerte de mi padrino, al fin que aquí estamos como los "pasojos" de los burros, unos detrás de otros. No le gustó al padre el contenido de las condolencias, y replica: "Ah que m→ hijo, déjame ir a enmendar tu error y estando ya con Adela, le dice: "Comadre, disculpe a mi muchacho por su imprudencia al darle el pésame, y yo con sinceridad le digo: no sufra por la muerte de mi compadre, pues ya sabe que "en lo que uno se ve y se mira, viene el diablo y se lo lleva". Estuvo peor la enmienda que el error, o sea, como dice el refrán: salió peor el remedio que la enfermedad".
El cuento anterior es útil y oportuno para afirmar que los refranes son parte esencial de la comunicación de los mexicanos, sobre todo en las relaciones sociales de carácter colectivo, o de grupos, salen a relucir los refranes. Puede considerarse válidamente que el mexicano es un pueblo refranero.
Los refranes son dichos populares que tienen una enseñanza o algún consejo; se trasmiten oralmente, como producto de las experiencias que otros tuvieron antes que llegaran a nosotros. En mi opinión los refranes suelen tener ritmo y rima para facilitar su memorización. Miguel de Cervantes decía que "los dichos de los viejitos son evangelios chiquitos", con lo cual, considero, quería decir que los refranes nos vienen de los viejos, de los mayores, que son los que han tenido experiencias.
No tuve la fortuna de conocer a mis abuelos, pero sí a personas mayores, de respetada cultura o de sapiencia natural, de quienes escuché refranes y proverbios derivados de las vivencias acuñadas de tal forma que en su conjunto dieron origen a una cultura, porque los refranes como los proverbios, que son sinónimos, expresan verdades básicas de la vida o algún tipo de conceptos prácticos sobre el quehacer humano.
Hay refranes de todo tipo y para todas las ocasiones, y cada uno tiene su contraparte o réplica; por ejemplo, alguien le dice a otro tratando de animarlo a que se levante temprano, diciéndole "Al que madruga Dios lo ayuda", y éste le contesta: pues, "No por mucho madrugar amanece más temprano". El mexicano habla con refranes. Veamos algunos casos: "Eres como los frijoles, que al primer hervor se arrugan", se aplica a aquellos que ante el primer intento u obstáculo, se acobardan; "Ese tipo come frijoles y eructa jamón", se refiere a los que siendo de origen humilde, presumen de ricos o poderosos; "Darle una sopa de su propio chocolate", hacerle a uno lo que él le hizo a otro; "Para mí la milpa es rancho y el atole champurrado", aplicable a los habladores o presumidos, o a los que no se arredran ante nada; "Vamos a darle que es mole de olla", hacer algo ya, inmediatamente, sin tardanza; "Para morir cualquier lugar es bueno", relativos a los que no temen la muerte; "No le des más vuelta al malacate, porque se te enredan las pitas", significa no complicar las cosas de lo que en realidad son.
"Se le ve la zanca al pollo y se le calcula el peso"; "Eres como los burros de carga, nomás le quitas los "sudaderos" y se les ven las matadas"; son refranes atribuidos a personas que con sólo verlas se sabe quién y cómo son; "No le tengo miedo al chile, aunque esté colorado", aplicado a los temerarios, a los que presumen de valientes. Ante una situación difícil en la que hay que medir fuerzas con otro que se considera superior, se tiene este refrán: "Pa→ los toros del jaral, los caballo de allá mesmo".
Encontramos refranes en la poesía, en la música, en el folklore nacional, como es el caso de la canción ranchera "Tres Consejos" que interpreta Pedro Infante en la película El Mil Amores, al lado de Rosita Quintana, don Joaquín Pardavé y doña Ema Roldán, entre otros, canción en que se citan refranes como: "Si rasuran al vecino, pon tus barbas a remojar", "El amor es muy bonito, no se le puede negar, dálo poco a poquito para que pueda durar", "Vale más pájaro en mano, que ciento volando".
"En la casa del herrero, cuchillo de palo"; "Dime de lo que presumes, y te diré de lo que careces"; "En la casa del jabonero, el que no cae, resbala"; "Pa→ que son tantos brincos, estando el suelo tan parejo"; "A palabras de borracho, oídos de cantinero"; "De limpios y tragones, están llenos los panteones"; "Zapatero a tus zapatos, aunque pases malos ratos"; "Dime con quién andas y te diré quién eres"; "El que con lobos se junta, a aullar se enseña"; "Son más las echadas, que las ponedoras"; "El que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver". . .
En fin, hay refranes, dichos y proverbios mexicanos de alto y fuerte contenido filosófico, que son auténticas muestras de sabiduría popular. Herón Pérez Martínez, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, en sus libros Refranero Mexicano y Los Refranes del Habla Mexicana en el Siglo XX, compendia aquellos refranes que nacieron en México y estudia los rasgos discursivos que los sustentan, los tópicos a que se refieren, sus variantes y su estructura gramatical para "esclarecer la intención enclavada dentro del argumento que subyace al sentido literal". Otro investigador del tema es Braulio Hornedo, autor también de un Refranero Mexicano, en el que hace una descripción de los refranes, sobre su origen, significado y aplicación.
Se recomienda la lectura de ambos autores para enriquecer nuestra cultura y fortalecer la conciencia de nuestra identidad mexicana; hay que leerlos, pues no olvide que "Quién no oye consejo, nunca llega a viejo", y recuerde también que "Más sabe el diablo por viejo, que por diablo".