
Durante más de dos décadas, Gilda Navarro, ha puesto su creatividad e ingenio en el vestuario de decenas de películas, ahora incursiona en el mundo de la moda. Foto: Notimex
La vestuarista, famosa por sus diseños para películas, teatro y series de televisión, además de algunos otros trabajos escénicos, ahora confecciona piezas únicas hechas con retazos de telas que armonizan en sus colores y texturas.
Durante más de dos décadas ha puesto su creatividad e ingenio en el vestuario de decenas de películas, ahora Gilda Navarro traslada este conocimiento a una serie de exclusivos diseños de sacos, con los que incursiona en el mundo de la moda.
Su trabajo en películas como No se aceptan devoluciones, Gloria, Arráncame la vida y Mexican gánster, entre otras, dan cuenta de su paso por la industria del cine, donde es considerada como una de las mejores vestuaristas de México.
Mujer apasionada del arte, ahora se reinventa con su incursión en la moda, mediante exclusivos diseños de sacos, que darán un giro con su propuesta divertida y colorida en telas más naturales como el algodón y la seda.
“La idea nació de mi propia inquietud y mi gusto por los sacos, siempre me topaba con abrigos o propuestas muy sobrias que no me gustaban e hice algunos para adulto en una época, pero toda la idea detonó en la película No se aceptan devoluciones”, apuntó la diseñadora durante una entrevista.
Mientras disfruta ver sus creaciones exhibidas en el tradicional Bazar del Sábado, ubicado en San Ángel, Navarro platicó sobre esta nueva propuesta que no la aleja de los sets, sino le confirma su gusto por el vestuario.
MEMORABLES MOMENTOS
La maestra del vestuario, recordó que en la película No se aceptan devoluciones se le ocurrió que la pequeña actriz Loreto Peralta podría utilizar uno de los sacos que ella confeccionaba, “y les gustó, muchos voltearon a ver este trabajo que yo hacía desde hace tiempo en mis ratos libres y era algo muy personal”.
Tras esta buena aceptación decidió emprender el reto, recuperando su idea de sacos con un estilo divertido y moderno que fueran tanto para niñas como para mujeres, “todos son diferentes, nunca te vas a encontrar uno igual”.
Piezas únicas hechas con retazos de telas que armonizan en sus colores y texturas, dan vida a estos novedosos sacos en cuello mao, los cuales están perfectamente cuidados en cada detalle, que se ve hasta en la abotonadura.
Ahora que ha crecido la idea, Gilda reconoció que las piezas de tela ya son mayores, pero el ingenio y la creatividad fluyen en cada uno de los sacos, “me encanta hacer esto y aunque no estudié diseño de modas, creo que tengo algo de esto en las venas, porque mi madre tuvo una boutique, así que de hilos y botones sí sé”.
“Crecí entre telas, pero estudié escenografía en Bellas Artes y llegué al mundo del vestuario, porque decían ‘si haces arte, puedes hacer vestuario y aunque no quería, me atrapó la idea y después de más de dos décadas sigo”, apuntó.
SU SELLO PERSONAL
En el ámbito del cine, teatro y televisión ha dejado huella con su vestuario ya sea confeccionado por ella o seleccionado, pero siempre con la misma dedicación y pasión, que ahora la tiene también ocupada en la serie El diablo guardián, basada en el libro del mismo nombre, del escritor Xavier Velasco.
En esta serie para Netflix, Navarro buscará prendas con un toque muy moderno y atemporales para vestir a la protagonista, que aún se desconoce quién podría ser.
Ganadora de premios como El Ariel, que ha recibido en tres ocasiones, la última por mejor vestuario, en la película Mexican gánster; la artista, hizo referencia de la forma en la que ha tenido que buscar en mercados y pequeñas tiendas, ropa que le ha servido para vestir a los personajes de los trabajos fílmicos donde la han invitado a participar, algo que le ha resultado fácil en una sociedad que se quedó en los años 80, como ella misma define.
Heredera de una tradición de vestuario, Navarro creció entre telas, hilos, agujas y botones, por el oficio de su madre; su pasión por el arte, la llevó a entender que su forma más cercana a ese mundo era a través de la ropa, algo que sin duda ha realizado con gran éxito.
Además de estudiar a los personajes, la diseñadora mexicana, los imagina, los ve andar por la calle, los retira de los escenarios y les cambia la desnudez, algo que en cualquier propuesta escénica, puede convertirse en un factor indispensable de comunicación con el espectador, la ropa es una herramienta que cuenta con un lenguaje, posible de traducir en manos como las de Gilda.
CON PASOS FIRMES
Incursionar en las pasarelas es algo natural para alguien que sabe el valor de una prenda. Sin embargo, hacerlo desde el contacto personal con el público, a través de un mercado o una tienda, resulta enriquecedor para la propia diseñadora, ya que su propuesta se alimenta, un tanto de su imaginación y otro tanto de su experiencia cercana con el público.
Sus diseños son piezas únicas, y la respuesta de los clientes ha sido favorable, al punto que sus sacos pueden distinguirse a simple vista, una prenda que además cuenta con un valor artesanal, es hecha a mano y con una factura impecable, tanto en los remates, como en los detalles de los botones, las mangas y las uniones de las telas.
Su propuesta llega en un momento en el que la demanda de ropa, incursiona también en el denominado mercado justo, con un creciente público joven que prefiere invertir en una prenda hecha a mano, que por modelos en serie, su trabajo ha ganado popularidad en un pequeño mercado de la capital del país, al que llegan personas de todas partes de México y el extranjero.