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Atropina contra la miopía

Gotas oftálmicas pueden retardar el avance de este defecto visual en los niños

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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Redacción S. N.

Durante algunas etapas de la infancia los ojos tienden a cambiar rápidamente, lo cual representa un problema para todas aquellas familias que cuentan con un hijo miope, ya que continuamente tienen que estar reemplazando sus lentes debido al cambio de graduación. Sin embargo, de acuerdo con los resultados de un reciente estudio esta situación podría cambiar.

La Academia Americana de Oftalmología (AAO) publicó a finales de 2015 el estudio titulado Five-Year Clinical Trial on Atropine for the Treatment of Myopia 2, realizado por los investigadores Donald Tan, Audrey Chia y Quing Shu Lu en Singapur, cuyos resultados indican que las gotas de atropina -fármaco comúnmente empleado en el tratamiento del llamado 'ojo perezoso'- a baja concentración pueden ser efectivas para ralentizar el avance de la miopía en los niños pequeños sin ocasionar prácticamente ningún efecto secundario.

EL ESTUDIO

La investigación se dividió en tres fases que se llevaron a cabo a lo largo de cinco años. En la primera fase, 400 niños asiáticos de entre seis y 12 años de edad, con miopía de -2.00 D (dioptrías) o más en cada ojo, fueron agrupados aleatoriamente para recibir diferentes dosis de atropina (0.01por ciento, 0.1 por ciento y 0.5 por ciento) una vez por las noches durante dos años. En la fase dos se suspendió el suministro de atropina y los niños fueron monitoreados durante 12 meses. Finalmente, en la fase tres, los niños que mostraron una progresión de -0.50 D o más en al menos un ojo durante la segunda fase, fueron sometidos nuevamente al tratamiento, pero esta vez recibiendo la dosis más baja de atropina (0.01 por ciento) durante dos años más.

Durante las primeras dos fases se demostró que había diferentes respuestas a la atropina de acuerdo con las dosis: con altas dosis se inhibe el avance de la miopía a un ligero mayor grado que con dosis más bajas.

Sin embargo, cuando se suspendió la atropina por 12 meses después de los 24 meses de tratamiento, hubo un rápido incremento de miopía en niños tratados originalmente con la concentraciones más altas de atropina, mientras que los que recibían la concentración más baja de 0.01 por ciento mostraron un cambio mínimo. Es decir, el avance de la miopía fue significativamente más bajo en los niños previamente asignados al grupo que recibió la dosis de 0.01 por ciento.

Probada la efectividad de la dosis más baja en las primeras dos fases, los especialistas se concentraron en evaluar su eficacia y seguridad durante la tercera fase.

“Hemos sabido por mucho tiempo que las gotas de atropina ayudan a mantener estable la miopía, hasta cierto grado. Ahora tenemos datos que demuestran que no sólo es efectiva sino también segura”, dijo en una entrevista el doctor Donald Tan, director investigador y profesor de oftalmología del Instituto de Investigación Oftalmológica de Singapur y el Centro Nacional de Oftalmología de Singapur.

Los hallazgos sugieren que este medicamento podría ser un tratamiento potencialmente efectivo para la lucha contra la creciente incidencia de miopía a nivel global.

Donald Tan opina que “combinado con otras intervenciones, este tratamiento podría llegar a ser un excelente aliado en la prevención de las graves limitaciones visuales que causa la miopía en los niños a nivel mundial”.

UN PROBLEMA A VENCER

Los especialistas aseguran que la miopía ha aumentado de manera preocupante durante las últimas décadas. Se estima que en México existen más de 40 millones de personas que requieren de servicios optométricos, y en términos mundiales los errores de refracción no corregidos (miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia) constituyen la causa más importante de la discapacidad visual.

Por otra parte, se calcula que actualmente en Estados Unidos el 42 por ciento de la población es miope, mientras que en 1970 sólo el 25 por ciento de los estadounidenses tenía este problema. En los países desarrollados de Asia la situación es más preocupante, ya que las tasas de miopía van del 80 al 90 por ciento entre los adultos jóvenes.

Más allá de la necesidad de utilizar gafas o lentes de contacto a nivel mundial, la verdadera preocupación es que quienes tienen miopía severa o enfrentan un mayor riesgo de complicaciones visuales graves como desprendimiento de retina, degeneración macular, cataratas prematuras y glaucoma.

Es aquí donde cobran relevancia los hallazgos sobre la atropina, pues muchos oftalmólogos dedicados a la investigación de la miopía esperan que al reducir el número de personas que presentan alta miopía podrán limitar el número de personas que presentan las complicaciones mencionadas.

TRATAMIENTO SEGURO

Los oftalmólogos han utilizado las gotas de atropina al 1.0 por ciento desde hace muchos años en el tratamiento de ambliopía u ojo perezoso, como una alternativa al uso del parche.

En Asia los casos de miopía han incrementado que ya casi es considerada como una epidemia, es por eso que desde los años ochenta los oftalmólogos comenzaron a preguntarse si las gotas de atropina podrían ayudar a controlar el incremento de los casos de esta deficiencia visual. Sin embargo, hasta principios del años 2000, no se habían realizado estudios serios para evaluar la eficacia o la seguridad del uso de este medicamento. Esto provocó que los oftalmólogos o bien la indicaran a diferentes concentraciones, o bien no la prescribieran.

Cuando se utiliza a altas concentraciones, la atropina dilata la pupila por un período de aproximadamente una semana, lo que causa efectos secundarios indeseables como visión borrosa al leer de cerca y sensibilidad a la luz. Los niños que utilizaban este medicamento tenían que usar lentes bifocales y anteojos de sol, mientras que otros desarrollaban alergias dérmicas. Estos efectos secundarios hicieron que el medicamento no fuera una buena elección, sobre todo en Estados Unidos.

En ese sentido, lo alentador del estudio sobre la atropina es que demuestra que utilizada en bajas concentraciones los efectos secundarios son mínimos.

El grupo de Donald Tan encontró que la dosis de menor concentración realmente retardaba el avance de la miopía durante ese período de tiempo, en tanto que la dilatación de la pupila era de menos de un milímetro, con poca o ninguna pérdida de visión de cerca que pudiera afectar la capacidad de leer libros o ver objetos a corta distancia.

Sin embargo, hay que tomar las cosas con cierta cautela, ya que aún se desconoce el mecanismo por el cual actúa la atropina. Los expertos opinan que se requiere investigación adicional para determinar cuándo puede iniciarse sin riesgo el tratamiento y por cuánto tiempo deben utilizarse las gotas. Los estudios adicionales de la atropina para controlar el avance de la miopía que se desarrollarán en Europa y Japón pueden ayudar a encontrar estas respuestas.

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