Sor Juana perseguida
El 12 de noviembre es fecha de la muerte de Sor Juana, hecho ocurrido en 1695. Con este motivo y dentro del tercer Encuentro Internacional de Poesía Manuel Acuña, el gobierno de Coahuila publicó un libro con “Poemas, prosa y recetas de Sor Juana Inés de la Cruz”.
El título del libro, En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?, es el primer verso de uno de sus sonetos. Por supuesto, el poema viene incluido en la selección y como él, otras obras en las que Sor Juana acaba expresando dolor, tristeza, desencanto, a causa del acoso con que la victimizaba el mundo.
Dicho soneto que comienza con su pregunta al Mundo de por qué se interesa en perseguirla, lo estructura con su rechazo a la belleza y a la riqueza y, por otro lado, con la aceptación de que su inclinación es el conocimiento. Lo concluye así: teniendo por mejor en mis verdades / consumir vanidades de la vida / que consumir la vida en vanidades.
Aquellos dolor, tristeza, desdicha, desencanto provocados por la persecución de que la hacían víctima igualmente se encuentran en un hermoso poema también incluido en el libro, donde se confiesa infeliz. Es el romance que incluye las siguientes cuartetas:
Finjamos que soy feliz / triste Pensamiento un rato / quizá podréis persuadirme / aunque yo sé lo contrario // que pues sólo en la aprehensión / dicen que estriban los daños / si os imagináis dichoso / no seréis tan desdichado.
Si en esos versos le propone a su pensamiento fingir que es feliz, en los siguientes va expresando la causa de su infelicidad, que es su entrega al conocimiento; la acosaban por su vocación de saber y así, lastimada, escribe la siguiente cuarteta: Qué loca ambición nos lleva / de nosotros olvidados. / Si es para vivir tan poco / de qué sirve saber tanto.
El libro que comentamos también contiene fragmentos de la Respuesta a Sor Filotea, carta que dirigió al obispo Manuel Fernández de Santa Cruz. En este texto, más ensayo que epístola, Sor Juana se retrata como la mujer genial, rebelde, entera y sufrida, que fue. También aquí se muestra victimizada.
Pero no incluye el libro una dolida, amarga, contestataria carta que Sor Juana escribió cuando tenía alrededor de 33 años para su guía espiritual, el sacerdote Manuel Antonio Núñez de Miranda. Se puede concluir, al leer la epístola, que éste era el Mundo que la perseguía.
Comienza la carta advirtiéndole a Núñez de Miranda que le han hecho saber que él se la pasa “fiscalizando” sus acciones y hablando mal de ella; en la persecución, el religioso la ha llegado a mencionar como “escándalo público, y otros epítetos no menos horrorosos”.
Con un tanto de burla, la irreverente Sor Juana le dice al sacerdote que la causa de la religiosa persecución son sus poemas: “La materia, pues, de este enojo de V.R. […] no ha sido otra que la de estos negros versos de que el cielo tan contra la voluntad de V.R. me dotó.”
En su recuento de otras causas del acoso de que es víctima, Sor Juana escribe: “hasta el hacer esta forma de letra algo razonable me costó una prolija y pesada persecución no por más de porque dicen que parecía letra de hombre”.
Otros reproches por distintas formas de persecución que el piadoso Núñez de Miranda ejecuta contra Sor Juana la hacen exclamar: “¿En qué se funda pues este enojo? ¿En qué este desacreditarme? ¿En qué este ponerme en concepto de escandalosa con todos? ¿Canso yo a V.R. con algo? ¿Hele pedido alguna cosa para el socorro de mis necesidades? ¿O le he molestado con otra espiritual ni temporal?”
Al terminar de leer la carta uno sabe en qué se funda el enojo, no del piadoso Núñez de Miranda, sino de la perseguida y airada Sor Juana. Es deliciosa la irritación con que la escribió nuestra acosada poeta y muestra que Sor Juana es más bella, inteligente, irreverente y rebelde de lo que nos imaginamos.
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