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Othón, hijo adoptivo de Lerdo

CRÓNICA LERDENSE

El monumento a José Manuel Othón en el Parque Victoria.

El monumento a José Manuel Othón en el Parque Victoria.

JOSÉ JESÚS VARGAS GARZA, CRONISTA OFICIAL DE LERDO

El poeta y dramaturgo mexicano Manuel José Othón, radicó en la Villa de Lerdo, desde 1894, vivió con su esposa Pepita en una casona de la familia Estens ubicada en el aquel entonces en una esquina de la calle Allende y Belisario Domínguez. Cuando emigró al norte del país, primero llegó a Saltillo, Coah., luego Torreón, pero no le gusto, pues decía que Torreón era un pueblo polvoriento todos los días, por eso optó por venir a radicar a Lerdo, donde se estableció hasta 1904. Dentro de sus inquietudes lo caracterizaba la de participar en la sociedad y por cierto por su profesión como abogado le gustaba la política.

Manuel José Othón Vargas nació en San Luis Potosí el 14 de junio de 1858; hijo de José Guadalupe Othón, honrado comerciante de aquella población y Prudencia Vargas. Terminada su educación primaria se convirtió en alumno del Seminario Conciliar. Ahí estudio latín bajo la retórica y dirección particular del Presbítero, recitando sus primeros versos a los trece años.

Como estudiante de filosofía escribió algunos ensayos de poemas, editándolos en un gran número de hojas desde 1871 a 1876. En ese año ingresó al Instituto Científico y Literario a cursar Jurisprudencia, que finalizó titulándose de abogado en 1881 e inicia su carrera de poeta y periodista escribiendo en diversas publicaciones potosinas, especialmente en la Revista Azul.

Ya en ese entonces el poeta se quejaba de tuberculosis incipiente a sus veinticinco años de edad. En el crisol de su juventud decide proponerle matrimonio a su novia Pepita, cuyo nombre de pila era Josefa Jiménez, mujer de altísima inteligencia y magnánimo corazón, quien acepta; casándose en febrero de 1883, ella fue la protagonista de la Esther de su poesía.

Othón vivió casi tres años en la ciudad de San Luis y en 1885 empieza a ejercer su profesión, pues es nombrado Juez de Guadal Cazar, para luego pasar a Santa María del Río como juez de Primera Instancia. La vida de bohemio y viajero se inicia al salir de su ciudad natal, lo que fue una costumbre del poeta llegar a un pueblo y, de repente abandonarlo, porque había conseguido ya otro empleo en otro lugar. Sus empleos fueron raquíticos, eran suficientes apenas para llevar una vida modesta, su colocación muy difícil, eso le resultaba de carecer casi de todo, sin tener otra cosa que el pan de cada día. Cuando emigró hacia el norte, daba la impresión de ilusionarse con los pingües negocios en perspectiva. Y fue precisamente que aprovechando la amistad del general Bernardo Reyes, Othón se trasladó a Saltillo; pasó después a Torreón y más tarde a Ciudad Lerdo, Durango.

A Lerdo llegó cuando era una Villa, allá por el año de 1894, aunque ya su auge económico y poblacional se había estancado; pero todavía su nombre era reconocido en el ámbito regional. En este bello lugar una sociedad seleccionada de trato franco y sincero le abrió las puertas, donde en todas partes encontró amigos, contando como los primeros como la familia Estens, pasando a vivir durante los doce años de su estancia en una casa de esa misma familia. Aunque el edificio ya no existe sí se dejó constancia en una placa colocada en un muro. El poeta, aunque ya casado, a la región Lagunera vino solo, pues consideraba que no era bueno para la familia por lo pronto, dejando a su esposa para después.

Respecto a su genio literario, bien pudiéramos decir que Lerdo fue la cuna de su inspiración de algunas de sus obras bucólicas y en donde nacieron dos hermosos poemas, uno, denominado "El Desierto", en el cual pinta Othón con mano maestra la transformación de los montes espesos en tierras laborables que ofrecen la riqueza al pueblo de esta población, porque ese poema, se refiere principalmente a Lerdo. Aquí el poeta potosino hizo su vida social y cívica, interviniendo en actividades ciudadanas, quien aparece con su firma del documento de la solicitud de elevación de Villa a Ciudad, y su intervención el día 17 de noviembre de 1894, en el programa de festividades teniendo el cargo de orador oficial. En su estancia en Lerdo el autor del Idilio Salvaje, pasaba sus ratos de bohemio frecuentando algunos bares de la ciudad, como la legendaria taberna La Numancia.

En 1900 Othón había caído varias veces en cama y conforme corría el tiempo lo agobiaba más la enfermedad (enfisema pulmonar) y se recrudecen a la llegada del invierno de 1903, a pesar de encontrarse enfermo escribió el monólogo "a las puertas de la vida", e inicio su excepcional obra Idilio Salvaje, poema íntimo, sincero, explosivo y desgarrador. No fue que hasta 1905 escribió su famoso poema "Idilio salvaje", en la cual figuró como protagonista una mujer humilde del pueblo de Lerdo conocida como Gregoria Bustamante dedicada al comercio de un restaurant y, a quien por cariño o por sobrenombre le decían "La Machinena". Este personaje no era una mujer bonita ni simpática, pero sí bastante limpia para atender su negocio y posiblemente esto fue el motivo para que Manuel José Othón se enamorara de la Machinena.

Como una muestra de cariño por Othón, la sociedad cultural formada en aquel entonces por una compañía de aficionados al teatro, quienes desde hacía tiempo estudiaban el sublime drama en tres actos, de Othón, denominando "Después de la Muerte", presentándolo de estreno en el año de 1904 en el Teatro Ávila con un lleno completo y a la terminación del segundo acto, el público se puso de pie y exclamó: ¡Othón!.....Othón!, al presentarse, fue recibido con un cerrado y prolongado aplauso de cinco minutos corriendo por sus mejillas las candentes lágrimas que no lo dejaban hablar. En 1904, se llevó al palco escénico el segundo Drama de Othón, denominado: "Lo que hay detrás de la dicha". Manuel José Othón estuvo presente con su esposa y su hermana, recibiendo como premio, una medalla de oro, además una banda de seda roja.

El poeta el día 17 de junio de 1905, tomó parte en la inauguración del segundo piso del Palacio Municipal, con el discurso oficial, ilustrando en su intervención su pensamiento de cariño y respeto que le tenía a este terruño que lo adoptó: "Cada vez que mis labios llegan a pronunciar el dulce nombre de esta culta población, se arranca de cuajo de lo más profundo de mi pecho, un suspiro candente que invade las altas esferas de nuestro cielo, de nuestro México". Y continuaba: "Así son los hijos del pueblo de Lerdo, y así fueron cuando entregando su corazón y su sangre arrancaron este girón de tierra del desierto para fincar en él, un campo de labranza y una hermosa población, que me arranca un suspiro, una lágrima y una queja de dolor, cuando la nombró Mi Nueva Patria Chica….Mi Lerdo de Tejada".

Othón detalló muy bien la vida de los pueblos laguneros, donde decía que todos los personajes de aquí, son comerciantes, banqueros y propietarios, quienes lo invitaban en diversas horas, a conocer los establecimientos, los hoteles, considerándolos como unas excelentes. Como parte de su profesión fue notario en Torreón, y prestó sus servicios de abogado como asesor en los negocios de Gilberto Lavín, dueño de la hacienda de Noé, de la Municipalidad de La Villa Lerdo de Tejada, Dgo., donde pasaba largas temporadas descansado, pues ahí le brindaban comida y bebida.

Las enfermedades del poeta empeoraron y fue entonces que regresa en 1904 a su pueblo natal de San Luis Potosí, falleciendo el 28 de noviembre de 1906, fue sepultado en el panteón del Saucito de esa ciudad.

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