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La displasia mamaria, común y dolorosa

No todo cambio en las mamas es cáncer

La displasia mamaria, común y dolorosa

La displasia mamaria, común y dolorosa

Roberto Iturriaga

Gracias a la difusión de información acerca del cáncer de mama, así como las consecuencias de su detección tardía, han puesto en alerta a la comunidad médica y sobre todo a millones de mujeres en todo el mundo. Cada vez se le presta más atención a cualquier molestia en el área mamaria y se busca evitar tratamientos largos y desenlaces trágicos, sin embargo vale la pena aclarar que no toda anormalidad en los senos es cáncer o tumor maligno.

Existe un padecimiento típico de las mujeres en edad reproductiva, que genera diversas molestias y dolor, incluso miedo, principalmente por tratarse de irregularidades en el tejido e incluso cambios en aspecto de los senos, hablamos de la displasia mamaria.

Se le conoce también como mastitis quística crónica o cambios fibroquísticos, siendo probablemente este último el término que mayor aceptación tiene entre la comunidad médica del mundo, pues describe de manera más detallada de lo que en realidad se trata el cuadro sintomático.

Un aspecto importante a considerar es que prácticamente no se registran casos de displasia mamaria en hombres, a diferencia, por ejemplo, del cáncer de mama que sí contabiliza miles de casos en todo el mundo, esto tiene que ver directamente con la función de los órganos reproductores y sus hormonas.

LAS HORMONAS Y OTRAS CAUSAS

La displasia mamaria, a pesar de lo complejo y hasta temible del término, se refiere a cualquier cambio en el tamaño, volumen, textura y fisiología general del seno y sus tejidos, casi siempre se presenta con dolor constante o punzante, no es raro que puedan sentirse pequeños bultos en la zona mamaria, ni tampoco que se puedan observar ligeras secreciones cristalinas del pezón. Todo el cuadro de síntomas empieza a hacer su aparición alrededor de cinco días antes de la menstruación y puede mantenerse durante parte o todo el período.

Una vez que pasan los días de sangrado, las molestias en la mujer tienden a desaparecer, en la mayoría de los casos, incluso los pequeños quistes o bultos en los senos desaparecerán o se reducirán considerablemente de tamaño, todo tiene diversas causas estudiadas por los especialistas de forma constante, aunque la principal parece apuntar a una combinación de alteraciones endocrinas y hormonales.

En el cuerpo humano de edad reproductiva se orquestan cambios al son de las hormonas. En el caso de los hombres la testosterona detona la producción de espermatozoides y el deseo sexual, entre otras cosas. En las mujeres, en cambio, tiene lugar un proceso más complejo e intenso que involucra, por ejemplo, a la progesterona, misma que al tener ligeros cambios en el organismo produce alteraciones como la displasia mamaria. La progesterona provoca que las células ubicadas en el tejido mamario reaccionen de diversas maneras y dependiendo de la cantidad recibida, se ordenará entonces un bloqueo de conductos mamarios, una hinchazón o una baja en la circulación, dando así paso a toda la variedad de síntomas de la displasia.

El padecimiento no solamente es causado por las alteraciones hormonales, algunos investigadores han encontrado relaciones muy estrechas entre la aparición de los síntomas de la displasia mamaria y el tipo de dieta que se lleva, el estado de ánimo, el consumo de drogas e incluso condiciones genéticas.

Aunque se ha tratado de profundizar en esos aspectos, aún se mantienen como factores de consideración secundarios a la hora de establecer el origen y causas de la displasia mamaria.

DIFERENTE AL CÁNCER

Quizá uno de los puntos fundamentales que se le comunican a las pacientes con displasia en sus mamas es que no se trata del inicio del cáncer, que sus síntomas son diferentes y que incluso el tipo de quistes son diferentes de los temibles tumores malignos.

Una regla casi siempre infalible a la hora de determinar si se trata de displasia o de otro padecimiento mamario, es la relacionada con el dolor en el quiste, si existe aunque sea una ligera molestia lo más seguro es que se trate de una situación relacionada a la displasia, pero si incluso al tacto no hay dolor puede tratarse de algo más serio. Por supuesto que en todos los casos, ya sea un quiste pequeño, hinchazón o incomodidad, se debe de acudir con un médico especialista para revisar a detalle la sintomatología, el historial familiar y el momento del ciclo menstrual.

VÍAS DE TRATAMIENTO

Cuando una mujer es diagnosticada con los 'cambios fibroquísticos' existirán diversos caminos para atacar las molestias y reducir las irregularidades hormonales al mínimo, hasta la actualidad ha sido muy complejo establecer algún tratamiento fijo o procedimiento estricto para afrontar la situación, al tratarse de un tema hormonal y endocrino, las posibilidades y diferencias entre cada paciente serán numerosas, aunque se han trazado ya algunas rutas con probada eficiencia.

Las mujeres que tengan entre 14 y 30 años de edad tendrán siempre una recomendación no invasiva para tratar sus síntomas de displasia, en casi el 90 por ciento de los casos serán prescritos antiinflamatorios, medicamentos para el dolor, vitamina E y se recomendará un mayor control sobre las grasas, la cafeína y los azúcares. Sólo en un porcentaje mínimo de los casos, los quistes deberán de ser removidos de manera quirúrgica o a través de la punción directa, en cuyo caso el líquido sacado del tejido se deberá de analizar para descartar cualquier otro padecimiento mamario.

Para las pacientes de 30 años o más se seguirá prácticamente la misma ruta que con las más jóvenes, aunque si es necesario realizar la cirugía debido a molestias constantes, cuestiones estéticas y hasta temor a la posible complicación ante un eventual cáncer de mama, se puede hacer sin condicionantes mayores a las de cualquier procedimiento quirúrgico.

No necesariamente la displasia mamaria sentará un precedente para el cáncer de mama, pero definitivamente todas las mujeres que tengan historial de cáncer deberán de mantener un seguimiento periódico con su médico para evitar cualquier contratiempo. A pesar de que no exista una correlación ente ambos males siempre se recomendará la autoexploración y la consulta con especialistas como herramientas de salud máximas.

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