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Respeto y derechos

Aparejado con el tema de la violencia, hoy nos llega el material tanto visual como auditivo acerca de los problemas de la educación y el respeto a los derechos humanos sobre todo en la niñez. La visita de personajes de la ONU a México en la semana pasada nos acerca más a la consideración de la exposición de los jóvenes y niños al bullying y a la violencia. Esta última cono potencialidad para los de más edad al nulificar sus posibilidades de seguir estudiando.

La gran carga se la arrojan a la escuela. El estado cómodamente considera que con la inclusión de temas, o formas colaterales a la vida escolar se puede solucionar el problema. Esta mecánica, por cierto muy gastada quiere que sea la institución escolar la que solucione problemas que tienen un origen e incremento muy ajenos a las soluciones de tipo escolar. Es una salida cómoda, utópica y que sólo es descargo de responsabilidades en quien no puede hacer lo que le toca a toda la sociedad, especialmente al gobierno en sus diversos niveles.

La realidad es lo que tiene vigencia, y las autoridades y teóricos educativos piensan, sesgadamente que en el aula se puede modificar todo el aire social provoca en los niños y en general en toda la sociedad. Las escuelas sean privadas o públicas están pobladas por seres humanos receptivos/emisores en alto grado a todo lo que sucede a su alrededor. No podemos negar que los chamacos ven, sienten y padecen los males y contaminantes sociales que les van a determinar para toda la vida.

La violencia familiar, el abandono por parte de los padres que trabajan para obtener, los dos, una percepción más alta, los contactos con compañeros que van a reflejar en las horas escolares todo el ambiente que viven dentro y fuera de casa. Los comentarios alabando la transa, ejemplificando casos de personas que llegan al gran capital merced a la corrupción, los mensajes de los medios, llenos de consumismo, erotismo mal encaminado. Y sobre todo el vocabulario soez de muchas familias, la agresividad contenida y manifiesta en el trato de muchos padres de familia para con los hijos, el alto índice de divorcios que dejan a los hijos a la deriva y más expuestos a la influencia de lo negativo que se vive en el día a día en todos los niveles.

La alabanza para el que ataca, sojuzga, agrede, burla a la autoridad y a la justicia; y por otro lado, el escarnio para quien resulta ofendido, timado, empobrecido, juzgado por su color de piel o figura física y social, son los temas que en la niñez ocupan la admiración de los infantes y jóvenes. El contacto de alumnos con condiscípulos hijos de sicarios, nuevos ricos, padres prepotentes que son observados por todos; los maestros con frecuencia y quizá a pesar suyo, esquivan tratar esos casos por el temor a ser reprimidos oficial o extraoficialmente.

Por todo lo anterior, no pidamos peras al olmo. La escuela poco o casi nada puede hacer ante la realidad social que se vive. La injusticia social, el fraude electoral, la simulación, la admiración para los nuevos ricos son la fábula vigente en la atención juvenil e infantil.

Así pues, mientras no haya personajes, héroes o adalides de la transparencia, el trabajo honrado, la veracidad en la información y sobre todo las oportunidades justas para todos ésta y otras generaciones van a resultar inoculadas por los mismos gérmenes que ahora acaban con lo poco que queda de valores y decencia en esta convulsa sociedad donde todos somos agentes transportadores de lo que anima nuestro diario vivir interior y exterior.

Miguel Ángel Hernández,

Torreón, Coahuila.

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