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Centro de Arte Británico

La valiosa aportación de Louis Kahn a la Univerisdad de Yale

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Jesús Tovar

El Centro de Arte Británico de la Universidad de Yale es otra huella del paso de Kahn por esta gran institución norteamericana, luego de la ampliación de su Galería de Arte (1951-1953), trabajos que le dieron fama internacional como arquitecto fuera de serie y capaz de reflejar una filosofía densa y concisa que le profirió ese halo inmaterial a su obra, asegurando su trascendencia en el tiempo.

La obra de Louis Isidore Kahn está compuesta por un conjunto de construcciones magistrales que son un verdadero homenaje a la monumentalidad y el diálogo armónico. Hecho a partir de materiales más sencillos su trabajo representó una ruptura con el estilo internacional en boga a mediados del siglo XX. Este renombrado arquitecto nacido en Estonia, pero asentado en Filadelfia desde los cuatro años de edad, fue un genio callado que caminó seguro por los senderos de norteamérica hacia soluciones totalmente llenas de magia y pasión gracias al hábil manejo de volúmenes simples pero llenos de una gran complejidad artística, misteriosa y espiritual.

LA FIESTA DE LA CONTEMPLACIÓN

El Centro de Arte Británico de la Universidad de Yale, con sede en New Haven, Connecticut, Estados Unidos, fue uno de los últimos proyectos del arquitecto, quien cayó abatido por un fulminante ataque cardíaco en la estación Pensilvania de Nueva York, en 1974, cuando regresaba de una de sus visitas de obra. La construcción del recinto, que había iniciado en 1969, concluiría por tal motivo en ausencia de su diseñador en ese mismo año.

Fue el último gran edificio diseñado por Louis I. Kahn y es considerado actualmente una obra maestra de la arquitectura mundial del siglo XX que sigue pasmando a sus visitantes. New Haven, Connecticut fue el lugar elegido para albergar el Centro de Arte Británico, que junto con el resto de los edificios de la prestigiosa universidad norteamericana, hace parte de un mosaico arquitectónico de gran valor que a pesar de ser diferentes en su concepción, no compiten, dialogan amablemente y armonizan por su originalidad en una especie de microcosmos arquitectónico unido por la diversidad.

Este centro mejora día a día debido a su diseño atemporal y gracias a un plan de administración y conservación que garantiza su permanencia en el futuro.

Alberga una amplia colección de obras de arte británico, comercios en su planta baja e instalaciones complementarias tanto académicas como de investigación en sus niveles superiores. Kahn, gracias al uso de concreto, travertino, madera y las proporciones de oro en todos sus elementos, creó un recinto descaradamente simple que conmueve y deja sin palabras a cualquiera, su arquitectura es hechizante y eterna, como la de la antigua Roma que civiliza.

En este mundo de alta velocidad es difícil diseñar lugares para la contemplación, pero Kahn logró detenernos en seco para respirar y disfrutar de la valiosa colección de Paul Mellon en Yale, la más importante fuera de Reino Unido.

Esta joya arquitectónica fue concebida como un sitio para guardar y exponer pinturas, esculturas, dibujos, impresiones, libros raros y manuscritos accesibles para investigadores, profesores, así como para el público no sólo estadounidense sino internacional.

Terminado en la década de los setenta, su conservación se ha vuelto hoy en día una prioridad, por lo que actualmente se encuentra cerrado al público. Según se anuncia en su portal de internet, en el apartado Proyecto de Conservación del Edificio (britishart.yale.edu/architecture/building-conservation-project), el edificio cerró sus puertas el pasado mes de enero de este 2015 y las abrirá nuevamente hasta la primavera de 2016. Durante este período los visitantes tendrán acceso limitado al edificio, sin embargo, lo estudiantes, académicos y algunos miembros del público interesados pueden acceder al Centro mediante un acuerdo especial tramitado con anticipación.

RECURSOS DE UNA OBRA MAESTRA

Para Louis Kahn la arquitectura del pasado era un archivo de problemas resueltos en el que podía buscar soluciones que luego podría usar, y este recinto puede representar lo mismo para la arquitectura moderna.

Abordó este proyecto a través de materiales naturales, constituyendo una respuesta ética, didáctica y llena de verdad al expresar una estructura simple y real, sin maquillaje. En ese sentido, representa la esencia de la universidad y refleja la escuela como un lugar sagrado de aprendizaje y de encuentros, donde se desarrollan vidas significativas. Es un edificio humanístico que está determinado por su relación con la Universidad de Yale y con la ciudad, se mimetiza con ellas de tal forma que las complementa y las ayuda a proporcionar una mejor calidad de vida tanto a los académicos como a los habitantes de la región.

Por su escala no es exagerada su monumentalidad y da la bienvenida al visitante, deleita la pupila y lo invita a entrar. En el interior las escalas varían en función de las características de las obras de arte que se muestran, dando como resultado una rica variedad espacial.

La luz de día es necesaria para los espacios de exhibición y el resto de sus áreas. Louis Kahn manejó a la perfección la iluminación empleando diversos recursos arquitectónicos como luz filtrada, artificial, rebotada, vistas al exterior, vistas a los patios y claraboyas… en fin, es un concierto de luz.

El centro invita al confort y al goce estético minimizando las usuales fatigas de las visitas a museos y sus materiales no son revestimientos brutales o con exceso de textura, además, la clara disposición de sus espacios interiores facilita también la orientación del visitante en el interior.

Las áreas de descanso y otros espacios propician la charla, el debate, e invitan a sentarse, tomar un refrigerio, pensar, leer, permanecer en el museo para seguir observando y aprendiendo.

El proyecto arquitectónico de Kahn exigió ponerle atención, sobre todo, a la flexibilidad del uso de las colecciones. La solución buscada siempre fue un edificio donde la colección pudiera mostrarse y al mismo tiempo estar disponible para todos, pues no se trata sólo de arte para ver sino para usar.

EL PROCESO DE DISEÑO Y EL POEMA FINAL

Kahn empezó a trabajar en el proyecto del Centro de Arte Británico durante el otoño de 1969. Para entender un poco su proceso creativo hay que destacar que siempre buscaba concientizarse, antes que solucionar mentalmente, tenía la idea de que regresar al origen contribuía a la eliminación de lo ‘circunstancial’.

Tenía una gran capacidad de comprensión de lo más elemental de cada proyecto y según su visión el verdadero arquitecto no es aquel que crea soluciones, sino el que las descubre.

En este sentido, buscó desarrollar en particular este centro con espacios especiales con una calidad como si fuese una tienda debajo del árbol donde la gente se parara a hablar, donde la información pudiera ser intercambiada y las ideas pudieran fluir durante la conversación. Asimismo se vio influenciado por las casas inglesas de campo, sitios con vestíbulos y galerías adornadas con imágenes no sólo en los corredores, sino también en sus grandes recámaras.

Pensaba que un edificio, al igual que cada criatura viviente, tiene una anatomía que sirve para funciones esenciales, es decir lo concebía como un organismo vivo.

Tras poco más de un año de estar trabajando en el proyecto, Louis Kahn envió su diseño preliminar el 15 de Marzo de 1971, en él había intentado que toda la fachada fuera de acero y consideró la alternativa de remeter el revestimiento al interior de las columnas, sin embargo la decisión final fue que el acero y el cristal coincidieran con la parte exterior de las columnas (excepto para la fachadas de las tiendas comerciales en el nivel de piso) que fueron remetidas.

Durante todo ese año, el arquitecto tuvo que hacer diversos ajustes en su diseño inicial, que incluía un arreglo de doble patio que Kahn intentó defender a toda costa, produciendo una variedad de posibles planos que raramente se alejaban de esa idea.

Los dos mayores conceptos de diseño que afectaron profundamente el carácter final del edificio fueron el lugar de entrada en la esquina de la calle High y la calle Chapel, junto con la solución final del patio interior (más allá del acceso principal) donde se ubicaron lucernarios en lugar de dejarlo abierto totalmente al cielo, dos características que ahora son distintivas de este edificio.

Para el otoño de 1971 muchas de las funciones del edificio encontraron su ubicación final, de modo que el segundo diseño preliminar para el Centro de Arte Británico fue aprobado por Yale a finales de 1971 y revelado al público en el 23 de Febrero de 1972. La construcción comenzó a mediados de ese año y el centro abrió finalmente sus puertas en 1977.

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