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100 frases memorables (deplorables) de los políticos mexicanos

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100 frases memorables (deplorables) de los políticos mexicanos

100 frases memorables (deplorables) de los políticos mexicanos

Jessica Ayala Barbosa

Convencido de que antes que sus actos, a los políticos de nuestro país los han definido y marcado sus palabras y dichos, "Miyagui" se lanza a lo no difícil tarea de recopilar las 100 frases que más representan a nuestro sistema político o que al menos pueden funcionar como resumen de la postura de nuestros dirigentes ante los hechos o situaciones críticas que han delineado nuestro presente.

Mi intención en este libro es crear imágenes y textos, a través de meras palabras dichas por otros, capaces de resonar en los oídos de los lectores que sean avezados en nuestra politiquería o quieran acercarse a ella por vez primera, apunta José Luis Guzmán "Miyagui" en la introducción de su libro 100 frases memorables (deplorables) de los políticos mexicanos, publicado recientemente por editorial Planeta.

Seleccioné frases, no tanto personas, porque son las palabras las que los definen y dan significado a su actuar, señala el autor.

En el camino, ha echado por tierra falsas autorías sobre frases como "Un político pobre es un pobre político", "El que se mueve no sale en la foto" o "Ni los veo, ni los oigo", originadas entre penumbras en épocas tan lejanas a la era digital como Enrique Peña Nieto del territorio mexicano cuando explotan conflictos, controversias o escándalos políticos.

La mala noticia es que tristemente no ha podido desmentir la autoría de las pifias que la clase política nos ha regalado en épocas modernas y que ya forman parte del imaginario colectivo, pues son fácilmente comprobables gracias a la omnipresente multimedia y el internet.

Como muestra están desde el “No te calientes cazuela, que el chorizo no es para ti” de Vicente Fox, el “Haiga sido como haiga sido” de Felipe Calderón, el “Cállate, chachalaca” de Andrés Manuel, y el “Ya sé que no aplauden” de Enrique Peña, solo por mencionar algunos.

UN LIBRO DIVERTIDO

A través de un estilo simple y ameno, así como una gran dosis de sarcasmo y humor negro, “Miyagui” nos da un ilustrativo paseo por el panorama político de los últimos años, de la década de los setenta a la fecha.

Con todo, aquí no hay resentimiento ni análisis sesudo, así que no se me espante -no es un libro del FCE-, este es un libro divertido, regocijante, con anécdotas y lleno de desmadre, advierte desde el principio el también productor y periodista, quien se plantea casi como mantra la frase de Albert Camus “Matizar y comprender, nunca dogmatizar ni confundir”.

Y no decepciona con aquello de que es un libro divertido; su formato editorial se desprende del aludido material sesudo con una portada sencilla, y trillada, si se quiere, donde pueden verse los colores de la bandera mexicana como marco, tachones y hasta un pequeño cerdo maldiciente. El interior, por otra parte, también es atractivo. Para empezar alterna entre las tintas azul y negra y está dividido por décadas, así cada quién puede elegir las fechas que más le interesan. Si se abre al azar, el lector podrá encontrar a la derecha con letras grandes, una frase y hasta el fondo de la página, con letras pequeñas, los generales de la misma: autor, lugar y fecha, así como una manita señalando hacia la página izquierda, donde el interesado podrá leer el contexto o bien descansar la vista en cada una de las fotografías que lo acompañan. Por donde quiera que se le vea, 100 frases memorables... es un libro que invita a la lectura, pero que al mismo tiempo otorga entera libertad a quien lo encuentra de disfrutarlo (o no) como más le apetezca; nadie podrá decir que no es un libro interactivo.

El lenguaje empleado por Miyagui en este libro echa mano de la ironía, el albur, el chascarrillo simplón, y evoca innumerables figuras del la cultura popular, lo que le sirve para entablar con el lector una complicidad digna de una charla entre amigos. Para muestra un botón:

Lyndon B. Johnson y Gustavo Díaz Ordaz tenían varias cosas en común: eran sucesores de presidentes guapos y queridos, eran tan feos como el sabor que debe tener la orina de un conejo asustado y eran tan retrógradas en sus políticas públicas como montañeses que se aparean con sus primas, comienza en el texto correspondiente a la frase número 11, perteneciente a Díaz Ordaz, y añade: A lo largo de sus mandatos se reunieron en cuatro ocasiones... De ninguna salió nada digno de mencionarse excepto esta bonita frase que nos dibuja al Presidente mexicano como un “gandalla” de salón de clases que no permite que se burlen de él, pero que acepta ser objeto de bromas cuando le conviene.

La frase en cuestión es: “Dicen que los poblanos tenemos fama de dos caras. ¿Usted cree que si yo tuviera otra cara, saldría a la calle con ésta?”.

LOS MEJORES DE LA CLASE

En una entrevista para Reporte Índigo, Miyagi señaló que de entre el los presidentes, secretarios y demás funcionarios públicos que dieron forma a su libro, tres son los que llevan la ventaja, y por mucho.

De Peña y Fox podrías hacer un libro de cada uno [...] En tercer lugar yo pondría a Luis Echeverría. El presidente más maquiavélico de la historia moderna de México.

Tan Maquiavélico que incluso se echó a la bolsa a intelectuales de la talla de Carlos Fuentes y Fernando Benítez.

La primera vez que todo el país respiró aliviado y tuvo un orgasmo simultáneo, parecido al único que tuve con mi segunda esposa -al firmar los papeles de divorcio-, ocurrió cuando finalmente Díaz Ordaz abandonó la presidencia. Había llegado hasta Los Pinos el heredero de Lázaro Cárdenas, de Francisco I. Madero, el salvador de nuestra honra y nuestro futuro -todo esto según la óptica de Carlos Fuentes, quien luego sería convenientemente nombrado Embajador de México en París-: Luis Echeverría Álvarez. Señala José Luis Guzmán para dar pie a “Echeverría o el fascismo”, frase atribuida tanto a Carlos Fuentes como a Fernando Benítez.

Lo cierto es que el expresidente da bastante tela de dónde cortar, de modo que más adelante aparecen varias frases suyas o relacionadas con él.

Había algo de insania en Echeverría, todo en él era desmesura, megalomanía, inconsistencia, contradicción, inconsciencia... vamos, sólo le faltó agarrar a golpes a Marinoli, para que lo encerraran en el manicure. [...] Muy pronto ea manía -nacida según el piscólogo de rancho que consulté, del afán desesperado por redimirse de la masacre del 68- por gastar, hablar, viajar y prometer, hunidría al país en un abismo político, social y económico como nunca antes se había visto, pero al que pronto nos acostumbraríamos, situación que quedaría inmortalizada en la inolvidable “Antes estábamos a un paso del precipicio... ahora hemos dado un paso al frente”, pronunciada por el propio Echeverría Álvarez en 1974.

A Vicente Fox y al presidente Enrique Peña Nieto, los honra no con una, sino con un pulido compendio de frases ya memorables. Y acerca del primero (con quien trabajó de cerca durante su sexenio) señala en la entrevista para Reporte Índigo, me tocó muchas veces platicar con Vicente Fox, desayunar con él y te lo juro que así era de pendejo.

ASIGNATIURA PENDIENTE

Pero no sólo el humor tiene cabida en el libro de Miyagui, también están esos episodios tan desafortunados como indignantes, reflejados en frases como “Querían tierra?, échenles hasta que se harten”, pronunciada por el general Práxides Giner Durán, gobernador de Chihuahua tras el asalto a Ciudad Madera el 23 de septiembre de 1965; “Duermo como bebito, como niño”, respuesta de Eduardo Bours, entonces gobernador de Sonora, como respuesta a la pregunta ¿Cómo duerme usted después de la tragedia en la Guardería ABC?; “¡Ay! Ya me cansé”, con que puso fin a la rueda de prensa sobre los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el exprocurador Jesús Murillo Karam, aquella donde detalló su “verdad histórica”.

Pero la que más indigna a Miyagui es la joya salida del ronco pecho de Gonzalo N. Santos “El Alazán Tostado” o “El Pelón Tenebroso, en 1958: “Un pinche muerto más o menos no me va a quitar el sueño”.

“Es quizás la frase más actual, que la pudo haber dicho, como en su caso fue, el gobernador de Chihuahua, la pudo haber dicho Gustavo Díaz Ordaz, la pudo haber dicho la actual procuradora, la puede decir el gobernador de Veracruz, o sea, hay un desprecio brutal por la vida de los mexicanos, eso se refleja en todas las frases, a ellos realmente no les importa la gente”, señaló en una entrevista.

Lo preocupante para José Luis Guzmán es que no importa que tan deplorable sean las frases, sino que en su momento no tuvieron consecuencias, y que aún actualmente sigue sin pasar nada, lo cual él atribuye a que como sociedad no hemos sido capaces de articular un discurso distinto al de ellos. Esa es una de las grandes asignaturas pendientes de México.

José Luis Guzmán “Miyagui”, nació en 1964. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y maestro en Ciencia Política por la FCPyS de la UNAM. Fue productor del expresidente Vicente Fox en Fox en Vivo, Fox, Contigo. Cubrió el levantamiento zapatista en Chiapas en enero de 1994 y las Pláticas de paz de San Andrés Larráinzar en 1996. Colaboró para Grupo Imagen y W Radio como productor de Carmen Aristegui y Javier Solórzano de 2000 a 2005. Actualmente produce y conduce Charros vs. Gangsters en Noticias MVS. En televisión ha colaborado en Círculo Rojo de Televisa y El Almohadazo de Canal 52. En medios impresos sus colaboraciones se han publicado en los periódicos Reforma y Milenio. Fue miembro fundador de La Crónica de Hoy. Además escribe para publicaciones como Rolling Stone, Esquire y Playboy.

Twitter: @gsi_k

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