
Francisco Sarabia posando después del vuelo a Nueva York .
Francisco Sarabia fue el promotor de la aviación civil mexicana y el artífice del establecimiento de innumerables rutas aéreas y campos aéreos en el Sureste del país, desarrollados en los estados de Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Luego en su avión "El Conquistador del Cielo" realizó varios vuelos en el año de 1939: Como fueron el 10 de Marzo voló de México a Chetumal, haciendo un tiempo de 3 horas, 31 minutos: el 13 de Marzo del mismo año, voló de Chetumal a Mérida, haciendo un tiempo de sólo 0.48 minutos; el 21 de Marzo, voló de Mérida a México, haciendo un tiempo de 2 horas, 49 minutos: el 9 de Abril, voló de México a Guatemala, sin escalas, haciendo un tiempo de 2 horas, 55 minutos, y el 13 de Abril de 1939, voló de Guatemala a México, con escalas.
Rápidamente el Aguilucho lerdense se convirtió en el As de la velocidad en ese tiempo y el único piloto que maniobró muy bien el control del Q.E.D. Esas experiencias provocaron a Francisco alcanzar la meta de un vuelo sin escalas de la Ciudad de México a Nueva York, con el fin de establecer un nuevo récord mundial.
El vuelo México-Nueva York, consumaría una de las proezas pacifistas más sobresalientes en pro del acercamiento y buenas relaciones de los pueblos de México y los Estados Unidos. Ideas mostradas en ambos lados del Avión con un escudo circular con la leyenda Expedición Internacional México City, y las siglas del proverbio latino Quod Erat Demostradum, y el texto: "Vuelo de Buena Voluntad" (Goodville Filight). Además enlazadas las banderas de México y Estados Unidos, coronadas por el año de 1939,
Para este histórico y grandioso viaje, Sarabia lo programó para el día 24 de mayo de 1939, trazando su ruta de vuelo en línea recta: México-Tuxpan-Nueva Orleáns-Montgomery-Atlanta-Charlote-Pittsburgh-Washington-Philadelphia-Nueva York.
Ese día, a las 5.30 de la mañana, Francisco inició poniéndose la ropa adecuada para el vuelo, sobre todo para el frío, sin faltar su impecable camisa blanca, corbata, su pantalón azul marino y su chamarra de piel afelpada. Para las 6 de la mañana ya había unas cuatro mil personas en el campo aéreo de Balbuena. En este día tan emblemático la alegría no podía faltar, los mariachis ataviados con su traje de gala, y el número de almas, en aumento a unas ocho mil.
Ya en ese momento algunas personalidades estaban presentes, entre ellas el torero Jesús Espinosa "Armillita", éste último le entregó a Sarabia un relicario con medallas benditas, y tenía la bendición de su madre Mariquita. Antes de despegar de la Ciudad de México, Sarabia le mandó un mensaje al Presidente Cárdenas, con estas palabras "Por la grandeza de mi Patria Triunfaré". El vuelo de México-Nueva York, sería un viaje sin escala, el más importante en su experiencia como piloto, mismo que despertó la atención de nacionales y extranjeros.
Llegó la hora, Sarabia, se despoja de su chamarra de cuero para ajustarse el arnés del paracaídas, luego se caló el casco de aviador, y en voz alta dice: "Estoy profundamente agradecido por las muestra de cariño y aliento que me dan, por esta vez me despido de México y de mis compatriotas, porque voy a conquistar un galardón para México y espero triunfar para gloria de mi Patria". Al "Conquistador del Cielo", le probaron la bomba de gasolina y aceite, midieron la presión, la temperatura del aceite y luego se puso en marcha el motor a 700 revoluciones.
Siendo las 6 horas, 52 minutos y 23 segundos empezó a avanzar el avión. Pasó a la media pista y siguió corriendo con decisión heroica balanceando velocidad y potencia de motor. Un adelanto al timón de profundidad y se eleva la cola, luego toma el rumbo y se pierde el aparato en el firmamento azul. Al avión subieron un bidón de oxígeno con mascarilla, la valija de la correspondencia para inaugurar el vuelo. Cartas del presidente General Lázaro Cárdenas, con remitente al Presidente Roossevelt. Cartas de navegación, la bitácora y algunos ejemplares de los periódicos mexicanos del día. Además un paquete con tres sándwich, fruta y un termo de café.
En su trayecto del Conquistador del Cielo, pasó el Estado de México, Tulancingo, el Real del Monte, Hidalgo; estado de Puebla y atravesarla pronto la franja de Veracruz; Tuxpan y Tampico. A las 7.44 horas, entre un cielo claro, se observó el inmenso mar, abandona la tierra para volar sobre el Golfo de México a los 95 grados. Disminuyó las revoluciones del motor a 1,800 y se estabilizó a 4 mil metros de altura. Las estaciones de radio difundieron por todo México la noticia de la afortunada salida del lerdense, dándose cuenta gran parte del mundo la hazaña de Sarabia;
Entró a tierra norteamericana por Nueva Orleáns, siendo las 9.32 de la mañana, tras cruzar la línea imaginaria de los 90 grados, continuó volando sobre el Delta del Misissipi, cruzó el Golf-Port y por la bahía de Mobile enfiló hacia tierras de Alabama. De Soto La Marina y Montgomery. Montes Apalaches. Pasó Alabama sin encontrar nada de nublados parciales ni lluvias con descargas eléctricas. Más adelante la navegación del Gee Bee era peligrosa, presentándosele una turbulencia y lluvia, a causa de una posible formación de nieve en los bastidores del carburador.
A las 11.23, vuela sobre Georgia y pronto pasa Atlanta. Los tanques de las alas quedaron agotados y ahora consume gasolina del tanque No. 1. Pasadas las 12 del día calculaba Francisco ir volando sobre Carolina del Sur, tal vez arriba de Greenwood o quizá de Rockhill. A las 14.50 horas, el manómetro hidrostático le indicaba que había 130 galones de combustible, apenas para dos horas de vuelo. Sufriendo el avión dos fuertes tormentas de trueno, relámpagos y luchó contra grandes ráfagas de vientos, que alcanzaban hasta de cincuenta millas por hora. En el cambio de vuelo, tira objetos para aligerar el peso del avión. Sarabia volaba sobre 16 mil pies, buscaba vientos favorables, las alas se estremecían con las ráfagas, la cabina fusiforme estaba completamente empañada, solo los instrumentos le decían a Francisco como navegaba el Gee Bee. Trató de respirar oxígeno y éste se había agotado ya.
¡Allí viene! el "Conquistador del Cielo", estaba sobre el campo aéreo, el avión voló tras la línea final, pero el vuelo no había terminado todavía, a causa de los vientos de velocidades altas, entonces Sarabia se dio cuenta que solamente tenía un galón de gasolina y la oscuridad provocaron que el avión no pudiera circular en el campo, sino que tuvo que aterrizar con el viento a la cola, lo cual fue una manera muy peligrosa.
Por fin Sarabia aterrizó sorprendentemente, tocó la tierra con ejemplar suavidad en el Campo Floy Beneet de New York, y tocó tierra a las 17 horas, 40 minutos y nueve segundos, tiempo de Manhattan. Haciendo una perfecta entrada y aterrizaje, habiendo cubierto 3,781 kilómetros efectuando un tiempo récord en velocidad de 10 horas y 47 minutos.
Francisco Sarabia, con su famoso monoplano R-6H Q.E.D., había cumplido con la palabra empeñada, alcanzando para México la marca mundial de velocidad entre el legendario campo aéreo de Balbuena de la Ciudad de México y el célebre campo Floyd Bennett de la ciudad de los rascacielos Nueva York. Esta hazaña encumbró al Aguilucho Lerdense hasta la cima de la popularidad, convirtiéndolo en el ejemplo más puro del esfuerzo, más para sus connacionales no tenía igual, así era el gran Pancho Sarabia, aventurero, pero hombre cabal, maestro de generaciones innumerables de pilotos comerciales.