Líder. Enrique Plancarte Solís, uno de los cabecillas de la organización a la que llamaron 'Los Caballeros Templarios'.
A sus 43 años, Enrique Plancarte Solís vivió escondido, usaba teléfonos y radios que intercambiaba para no ser ubicado, pero fuera de Michoacán tenía más enemigos, y sabía que sus días estaban contados si no regresaba a Nueva Italia, de acuerdo con información de la agencia antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés).
Mientras que en la lista de los más buscados de la DEA no estaba el nombre de Plancarte. El gobierno de Estados Unidos lo señalaba como el responsable del tráfico de drogas, especialmente desde México hacia territorio estadounidense.
El Departamento del Tesoro lo incluyó en su lista negra y se esperaba que las autoridades integraran los nombres de sus hijos Melissa, Jazeth y Enrique Plancarte Jr. por uso de recursos procedentes de la organización de "Los Caballeros Templarios", así como la advertencia de que procedería en contra de quienes hagan negocios con ellos.
En Estados Unidos, como en México, las autoridades no descartaban que los hijos de Plancarte iniciaran sus carreras con dinero procedente de "La Familia Michoacana" y de "Los Caballeros Templarios", al igual que su padre inició su negocio de materiales de construcción con recursos del narcotráfico, que le proporcionaba Nazario Moreno, el fundador de esa organización.
En agosto de 2010, el gobierno de México le puso precio a su cabeza. Ofrecía una recompensa de diez millones de pesos por informes que llevaran a su captura. Se le buscaba por los delitos de narcotráfico, delincuencia organizada, uso de armas de uso exclusivo del Ejército.